Aquí os presentamos la reseña que nos ha hecho el escritor José Angel Barrueco de El Cantante de Gospel en su blog Escrito en el Viento (donde ya el año pasado nos brindó con una fantástica reseña de Cuerpo la primera novela de Crews que publicamos).
Harry Crews es un maestro para retratar el insólito y descerebrado mundo de los rednecks de Estados Unidos. Si en Cuerpo,
la novela que publicó la misma editorial, se adentraba en el submundo
de los culturistas y de los parientes paletos de la protagonista, en El Cantante de Gospel toca
un montón de temas: el fanatismo religioso, los linchamientos públicos,
el asesinato, las ferias de freaks, el racismo, la invención popular en
torno a una celebridad que no representa ya lo que es sino lo que los
demás quieren que sea, la asfixia de estar atrapado en un pueblo sin
vida y lleno de enfermos y tullidos, el poder curativo de la fe…
Crews
es uno de esos novelistas que erigen la trama sobre un grueso músculo
narrativo: cada detalle es preciso para la historia, los diálogos logran
que el lector sonría, a las descripciones no les sobra ni les falta
nada, cada personaje está hábilmente retratado por su conducta, sus
rasgos físicos y su manera de hablar. El lenguaje es importantísimo en
los libros de Crews: los paletos deforman y acortan las palabras, algo
que supondrá una tarea épica para los traductores. En esta novela casi
todos los personajes hablan mal, salvo quienes llegan de fuera del
pueblo: el protagonista, su representante, los reporteros…
El
argumento es sencillo: un hombre de éxito (El Cantante de Gospel, de
quien nunca sabremos su verdadero nombre, pues todos lo llaman ya por
ese apodo) vuelve a su pueblo, Enigma, para cantar en un acto especial, y
su regreso coincide con el asesinato de su antigua novia y la
posibilidad de que linchen al asesino, que está en el calabozo del
sheriff. Cuando el solista y su mánager entran en el pueblo (repleto de
fulanos con diversas enfermedades y anomalías, y de tullidos que creen
que ese cantante puede sanar como Jesucristo), todo empieza a cambiar.
Uno de los planteamientos más interesantes es el de posponer la “entrada
en escena” del Cantante, de tal modo que hasta la página 81 no aparece
en el libro, pero todo el tiempo los diálogos y las circunstancias de
los personajes secundarios giran alrededor de él, algo que recuerda a
varias novelas y a la película Apocalypse Now.
Un
gran libro de un autor que hasta hace poco era maldito en España, y del
que esperemos que Acuarela traduzca su obra completa. Precedido,
además, de uno de los mejores prólogos que yo haya leído nunca: escrito
por Kiko Amat, gran experto en literatura anglosajona, rara y marginal.
Os dejo con un fragmento en el que se describe la aparición de un personaje secundario, el enano Pie:
El Señor Pie, según Secall. |
Se
sentaron en el sofá de piel negra, pero justo cuando ya estaban
acomodados, la puerta por la que Randolph había entrado se abrió y se
encontraron mirando a la planta de un enorme pie desnudo, apoyado en un
taburete. El pie medía setenta centímetros de largo y cuarenta y cinco
de ancho por debajo de los dedos. Estaba muy bien formado y era de un
blanco impoluto, como si nunca se hubiese apoyado ni tocado el suelo. El
enano quedaba oculto detrás del pie y pasó un rato hasta que Didymus y
el Cantante de Gospel pudieron alzar la vista porque se habían quedado
petrificados con la visión. Una chica estaba detrás de Pie agarrando una
barra cromada que servía de tirador de la plataforma plana y acolchada
en la que Pie estaba medio reclinado, con su magnífica deformidad en un
trono, sobre el alzapiés integrado en la plataforma.
[Traducción de Jose Elías Rodríguez Cañas]
Y aprovechamos para recomendaros la última novela de José Angel Barrueco, Vivir y Morir en Lavapiés, en una de nuestras editoriales favoritas: Escalera.
1 comentarios:
Vale, el prólogo de Kiko Amat es entusiasta y lleno de Vida... pero la novela es mediocre donde las haya.
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