Reseña de Estrella del Alba, de Wu Ming 4, Hombres soñando tras la guerra, firmada por Daniel Iriarte, en Mediterráneo Sur.
Es sabido que todos los hombres sueñan, pero no todos sueñan del mismo modo. Y eso, precisamente, es lo que nos viene a contar la novela Estrella del Alba. La última ficción del colectivo Wu Ming nos relata las cuitas de cuatro personajes que deambulan por el Oxford de 1919, veteranos todos ellos de la Gran Guerra, traumatizados, cada uno a su modo, obligados a lidiar con responsabilidades familiares e identidades reprimidas. Tom, Clive, Bob y Jack. O, respectivamente, tal y como el mundo les conocerá después, Lawrence de Arabia, C. S. Lewis, Robert Graves y J. R. R. Tolkien.
La idea de juntar a varios personajes históricos e imaginar sus interacciones dista mucho de ser nueva. Es, de hecho, una técnica bastante recurrente en los escritores de 'best sellers'. Pero Estrella del Alba está a años luz de ser un producto de fórmula, cocinado artificialmente.
La
sofisticación del cerebro que ha tramado esta deliciosa ficción queda
de manifiesto en el esparcimiento de numerosos detalles que, lejos de
insultar la inteligencia del lector, le hacen guiños exquisitos, en
forma de anillos que comprometen a quien lo porta, de negros nubarrones
cerniéndose sobre el mundo, de cementerios solitarios y lápidas
grisáceas, de traiciones a grandes guerreros en lejanas tierras, de
nombres de dioses griegos que conforman el destino de los hombres.
Y
es que si hay algo que los Wu Ming dominan a la perfección es el
sentido de la épica. Este grupo de novelistas italianos (anarquistas,
según su propia definición), que practica la escritura colectiva, lleva
tocando la fibra de los lectores desde Q y 54,
haciendo que estos quieran levantarse a decapitar tiranos medievales y
encontrar progenitores perdidos en la Yugoslavia de Tito.
En aquel
primer libro, estos escritores todavía se denominaban Luther Blisset,
como un futbolista del Milán que no entendía, el pobre, por qué habían
escogido precisamente su nombre. Para los siguientes proyectos ya
adoptaron su onomástica actual, que en chino mandarín significa “Sin
nombre”.
"Quizá lo que permea toda la novela sea el hastío hacia la guerra, hacia los gigantescos campos de la muerte"
Como todos sus libros, Estrella del Alba
es político. La puñalada imperialista a Faisal y sus combatientes
árabes ya ha sido contada muchas veces, pero nunca como esta, como un
descarnado —y realista— ejercicio de realpolitik en la que las tribus de
Arabia no eran tan buenos salvajes engañados ni Lawrence tan ingenuo y
caballeroso —aunque sí tan trágico— como se le ha pintado siempre,
incluyendo en su monumental autobiografía, Los siete pilares de la sabiduría. Lo que tampoco hace que los Sykes y Picots y sus jefes en los imperios francés y británico salgan mucho mejor parados.
O
quizá lo que permea toda la novela, al final, sea el hastío hacia la
guerra, hacia esos gigantescos campos de la muerte de Europa y de
Oriente Próximo. Una guerra que impregnó la psique de los hombres, y
que, paradójicamente —o tal vez no tanto— produjo la mejor generación de
literatos británicos de la era contemporánea.
Ya lo dijo alguien
antes, y mejor: la introspección llega con el dolor. A veces, la
combinación de ese dolor con el talento destila maravillas, pequeños
muestrarios de la condición humana que respiran vida porque son
verdaderos. Estrella del Alba imagina uno de esos casos. No ocurrió así, pero podría haberlo hecho.
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