Carta egipcia a la acampada de Sol



No puedo evitar escribir, horas antes de partir nuevamente a El Cairo. El avión que me trajo aterrizó en Madrid el 14-M. Durante casi dos semanas de permanencia en Madrid, he recorrido decenas de asambleas y mi vida entera se ha visto interrogada por los más hondos misterios del tiempo. Como nieto de españoles nada de que lo aquí sucede me es ajeno. Como activista de la Plaza Tahrir, estar en medio del movimiento 15 de mayo, en Sol, me hace comprender algo más sobre los modos de comunicación que los acontecimientos guardan, invisibles, entre sí.
Temo ahora que se disuelva el efecto mágico que hasta aquí me acompaña y un sentimiento de angustia me pide que me quede en Madrid. Por eso he decidido hablar en el último minuto, quizás como modo de torcer mi destino (el de irme). Hablo, escribo, para decir(me) -sobre todo- que partir no es abandonar. Que partir, sobre todo en este caso, es un modo de seguir el movimiento de la vida, que ahora me devuelve a Egipto. Pero con una palabra, un pensamiento y una piel nueva, que he aprendido y adquirido en este viaje. No vuelvo a casa igual de lo que era, Sol ha afectado mi manera de vivir y pensar Egipto.
Espero con todo mi corazón que la asamblea de Sol sepa resolver la misma angustia que me atrapa a mí mismo frente a la partida. Las últimas asambleas me hicieron reflexionar en este paralelo entre mi viaje y el viaje de Sol. Sol no está ante el desafío de dejar la plaza o de levantar la acampada, sino ante el desafío de fundar un movimiento nuevo. Sol es el nombre de nuestra metamorfosis y ahora toca llevar esa potencia de transformación a cada barrio, universidad, centro de trabajo y a cada grupo familiar y de amigxs.
Ya lo hicimos una vez: entre la manifestación del 15 y la acampada dimos un gran salto. Los primeros acampados cuentan que los comienzos en Sol fueron muy precarios y vacilantes. El éxito no estaba asegurado, pero ellos confiaron y actuaron, sin tenerlas todas consigo. Nuestro punto de partida ahora tiene ahora más fuerza. Mañana o dentro de diez días, eso yo no lo sé, pero pienso que nuestro reto es repetir aquel gesto y actualizar de nuevo el movimiento, refundarlo.
Agradezco a Plaza Tahrir lo mismo que al acampada de Sol: su potencia de transformación, su poder de darnos la ocasión, la fuerza y la lucidez para empezar este movimiento. Y agradezco también a la angustia del momento por permitirnos pensar que el movimiento depende de nuestra capacidad de hacer algo con ese regalo. Evitar la trampa de la permanencia y la quietud, y asumir que el movimiento nos llevará siempre a otros lugares. Lo mejor que puede hacer Sol por el resto de acampadas es mostrar cómo la energía puede transformarse, extenderse y complejizarse sin extinguirse. Todos debemos partir, y llevar el cambio con nosotros. Sin miedo.

Ra/món Moverak


Apuntes de acampadasol (5)


En Sol hay menos gente. Ya no aparecemos tanto en los medios. Una amiga me dice: “son buenas noticias, así tenemos más tranquilidad para pensar”.
Hay quien dice que necesitamos algo concreto para seguir y ser creíbles. Los comprendo. Otros dicen que lo que queremos es lo que ya estamos haciendo: lo comparto. Lo que tal vez necesitemos entonces es una propuesta que nos de una dirección y que a la vez nos permita seguir haciendo lo que estamos haciendo. Imagino: nos proponemos organizar un referéndum en Sol dentro de X meses sobre qué queremos hacer con nuestro dinero (una idea parecida ha salido de la acampada de Mallorca). Ya habría una propuesta, un sentido, un objetivo. Que al mismo tiempo nos permitiría seguir encontrándonos, haciendo, pensando juntos, aprendiendo, agitando, proponiendo debate público. La propuesta tendría que estar relacionada con las preocupaciones que expresa el movimiento: democracia política y democracia económica. Pienso que es mejor una propuesta que nosotros podamos llevar a cabo que una en la que le pidamos al poder de hacer esto o cambiar lo otro. Ni medios para fines, ni medios sin fin: articular un objetivo con el proceso. Ese es el desafío.
Una chica sub20 en un grupo de debate: “nos dicen que somos muy abstractos, pero los abstractos son ellos”. Me hace pensar en la diferencia entre utopía y heterotopía. La utopía es otro mundo. La heterotopía es una pequeña distancia con respecto a la realidad que nos permite habitarla de otra manera. Sol es esa pequeña distancia. No ha buscado la separación en ningún momento, por eso ha suscitado tantos flujos de solidaridad fuera del campamento. No queremos otro mundo, el otro mundo son ellos.
En un grupo de debate alguien dice: “en la indefinición está la fuerza”. Pensar Sol como una enorme huelga de identidades.
Problemas decisivos: no sólo cómo nos organizamos (por barrios, etc.), no sólo en torno a qué propuesta, sino también cómo mantener viva la relación con la parte quieta del movimiento: la población amistosa.
Debate de dos horas sobre el respeto como idea-fuerza del movimiento. Hay consenso: lo que hace fuerte a este movimiento no es un programa o una ideología, sino (entre otras cosas) el respeto. ¿Qué significa eso? Hay que darle aún muchas vueltas. Pero pienso que la palabra respeto en boca de la gente de acampadasol quiere nombrar otra convivencia posible, donde la diferencia no se exprese como guerra, donde la tolerancia no signifique indiferencia. Un nosotros abierto e incluyente donde quepa cualquiera, el cualquiera que hay por debajo de las identidades de cada cual (todo el rato escucho decir: “antes que nada somos personas”).
Respeto no es tolerancia: entre nosotros y el otro hay una exigencia, no indiferencia.
Un chico de la Comisión de Respeto cuenta la anécdota siguiente: a las tantas de la mañana, un tipo no para de molestar a un grupito de redskins que duermen en la Plaza. Durante una, dos, tres horas. Los redskins se acercan entonces a la Comisión de Respeto y les dicen: “nosotros sólo sabemos resolver esto de una manera, ayudadnos a encontrar otra”. Esto es puro Sol: advertir que lo que uno trae de casa puede no caber en el nuevo espacio y encontrarse con otros para aprender cómo ir más allá de uno mismo.
Una persona de la Comisión de Respeto: “nuestro objetivo es desaparecer”. Autogestión del respeto.
Ellos lo llaman “mediar”, pero entiendo que lo que hace la Comisión de Respeto es ayudar a la traducción. A que nos traduzcamos y contratraduzcamos unos a otros. Traducción vs interpretación. El poder representativo interpreta desde arriba: los intereses de la mayoría, etc. Desde abajo nos traducimos.
“Nosotros no pedimos respeto, sino un puto respeto”. Más allá del buen rollo.
Pierre Levy explica que el mundo subsiste porque “las prácticas de acogida, apertura, cuidado, reconocimiento y construcción son finalmente más numerosas y fuertes que las prácticas de exclusión, indiferencia, cierre, resentimiento y destrucción”. Levy reúne todas estas prácticas en el concepto de “hospitalidad”, porque no se dan sólo entre quienes comparten identidad (familia, nación, clase social, oficio, religión), sino fundamentalmente entre extraños y desconocidos. No tejen un vínculo unánime, uniforme y desigualitario, sino recíproco, abierto e incluyente. Cada una de esas prácticas “hospitalarias” desobedece las dinámicas de guerra de todos contra todos que legitiman finalmente el poder de la representación. ("es necesario un árbitro que ponga orden"). Respeto, hospitalidad, vínculo = "no nos representan"
No pensar en términos de flujo y reflujo (subidón y depresión), sino de actualizaciones constantes. No a la guerra, 13-M, V de Vivienda, movimiento contra la Ley Sinde, 15-M...
Ni permanecer, ni desaparecer: desaparecer para permanecer, permanecer desapareciendo.
Alguien dice: “cuando salgo de aquí (Sol) no sé dónde estoy ni quién soy”. Escucho más o menos lo mismo una y otra vez. Me inquieta esa imagen de ruptura. Tendríamos que pensar mejor las conexiones entre lo normal y lo excepcional, qué había en lo normal qué preparaba lo excepcional, cómo prolongar y aterrizar lo excepcional en lo normal.
Una intervención: “Sol debe desaparecer ya porque es irreal”. Lo dice alguien que está a tope con la acampada.
Otra: “Irnos de Sol, pero llevarnos el sol con nosotros”.
Dijimos “democracia real ya”. Luego creamos en Sol las condiciones que decíamos. Sol es, como dijo alguien, “un taller de democracia real al aire libre”.
Una intervención en el grupo de la tarde: “los políticos no me representan, pero tampoco me representa la asamblea de Sol”.
Democracia 2.0 no significa que la democracia esté en la red, sino pensar la red como una imagen de democracia más compleja, más interesante, más habitable y a la altura de los tiempos. Ausencia de control y espacio central, autonomía de los nodos, alta conectividad entre ellos, inteligencia de la comunicación, distintos ritmos y temporalidades que se componen, descentralización y dispersión articulada, una música con muchos núcleos.
Releo Guerrilla de Lawrence de Arabia a la luz del Sol:
“¿Cómo iban los turcos a defender sus 140000 millas cuadradas? Sin duda con una línea de trincheras, siempre y cuando los árabes fueran un ejército que atacara con las banderas al viento. Pero supongamos que fueran una influencia, algo invulnerable, intangible, sin frente ni retaguardia, que se mueve como el gas. Los ejércitos son como plantas, inmóviles como un todo, enraizados, nutridos por largas ramas que llegan hasta la cabeza. Los árabes eran como un vapor llevado por el viento. Nuestros reinos estaban vivos en la imaginación de cada uno, y como no nos hacía falta nada en concreto para vivir, podríamos no haber expuesto nada en concreto a las armas enemigas”
“En aquellos días, el ejército árabe era ante todo cauto. Los hombres, al ser irregulares, no eran unidades sino individuos, y una pérdida individual es como un guijarro que cae al agua: el golpe podrá ser breve, pero su ausencia la nombran anillos de pena. El ejército árabe no podía permitirse tener bajas”
"Por su carácter, estas operaciones tenían algo de guerra naval, en su movilidad, en su ubicuidad, su independencia de las bases y las comunicaciones, en su ignorancia de características básicas, de áreas estratégicas, de direcciones fijas, de puntos fijos. “Aquél que domina en el mar disfruta de gran libertad, y puede tomar tanto o tan poco de la guerra como desee”: aquél que domina el desierto es igualmente afortunado”.
“La elección óptima sobre qué punto desbaratar en el organismo del enemigo venía dada con la práctica. La táctica consistía siempre en golpear y correr; no en presionar sino en impactar. El ejército árabe no trató nunca de mantener o mejorar una ventaja, sino que retrocedía y volvía a golpear en algún otro lugar. Usaba la menor fuerza en el menor tiempo y en el lugar más alejado. Continuar la acción hasta que el enemigo cambiara sus disposiciones para resistir hubiera supuesto romper el espíritu de la regla fundamental de jamás ofrecerle blanco”.
“El ejército árabe carecía de disciplina, en la medida en que ésta restringe y asfixia la individualidad para obtener el mínimo común denominador de los hombres. (...) La guerra árabe, al reaccionar contra todo esto, era simple e individual. Cada hombre que se enrolaba servía en la línea de batalla y se controlaba a sí mismo. No había líneas de comunicación o tropas de trabajadores”.
“He aquí la tesis: la rebelión ha de tener una base intocable, protegida no meramente del ataque sino del miedo al ataque: una base como la que la revuelta árabe tenía en los puertos del Mar Rojo, en el desierto o en las mentes de los hombres convertidos a su credo. Debe tener un enemigo extranjero y sofisticado, en forma de ejército disciplinado de ocupación demasiado pequeño para cumplir la doctrina de la extensión: muy pocos soldados como para ajustar el número al territorio, como para dominar con eficacia el área completa desde puestos fortificados. Debe contar con una población amistosa, no activamente amistosa pero simpatizante hasta el punto de no desvelar los movimientos rebeldes al enemigo. Las rebeliones pueden hacerse con un 2 por ciento de la fuerza en activo, siempre que el 98 por ciento pasivo simpatice con la causa. Los pocos rebeldes activos deben poseer las cualidades de resistencia, velocidad y ubicuidad, y contar con arterias de abastecimiento independientes. Deben contar también con el equipo técnico necesario para destruir o paralizar las comunicaciones organizadas del enemigo, ya que la guerra irregular viene a ser aquello que Willisen definía como estrategia, “el estudio de la comunicación” en su grado extremo, para atacar ahí donde el enemigo no está. En sesenta palabras: si se garantiza la movilidad, la seguridad (en la forma de negar blancos al enemigo), el tiempo y la doctrina (la idea de convertir a cada individuo en simpatizante y amigo), la victoria estará del lado de los insurgentes”.
“Yo suscité e impulsé con la fuerza de una idea uno de estos golpes de mar (y no uno de los menores), hasta que alcanzó y superó su cima, y rompió en Damasco. El reflujo de aquella ola, rechazado por la resistencia de los objetos envestidos, dará materia a la próxima ola, cuando, llegado el tiempo, vuelva la marea”.

Apuntes de acampadasol (3)




Aunque encuentres esto en un medio de comunicación, aunque este blog sea una más de las “columnas de opinión” del diario, por favor no leas estos apuntes como una tentativa de decir la verdad de lo que esta pasando o de dar con la interpretación correcta. Sólo son preguntas que me hago, detalles que quiero aferrar, fogonazos que me pasan por la cabeza, pensamientos compartidos con los amigos en la Plaza, registro de algunas conversaciones. Los habrá más acertados o más sugerentes, los habrá más superficiales y parciales, los habrá muy tontos o directamente equivocados. Es un poco el riesgo de esta escritura de urgencia. Sólo espero que ninguno falte al respeto (esa palabra tan importante estos días) al esfuerzo colectivo desplegado en Sol para crear una Plaza.
Una amiga muy implicada en la organización que da vida la acampada dice: "joder, no podremos currar de lo nuestro, pero sabemos hacer de todo".
En la acampada hay una Comisión de Respeto. Se encarga de velar por el carácter incluyente y pacífico de la concentración. Suena muy naíf, ¿no? Pero, ¿cómo se justifica hoy en todas partes el poder de representación que rechazamos? Como un arbitraje necesario en la guerra de todos contra todos que es cotidianamente la sociedad-mercado. De ahí el esfuerzo infinito por neutralizar la guerra civil entre distintas formas de vida en la acampada de Sol. Así que ¡¡viva la Comisión de Respeto!!
“Octavillas, carteles, boletines, palabra de las calles o infinita... no es una preocupación por la eficacia lo que imponen. Eficaces o no, pertenecen a la decisión del instante. Aparecen, desaparecen. No lo dicen todo, al contrario, lo arruinan todo, están fuera del todo. Actúan, piensan fragmentariamente. No dejan huellas: trazo sin huella. Como la palabra sobre los muros, se escriben en la inseguridad, son recibidos bajo amenaza, portan en sí mismos el peligro, pues pasan con el paseante que los transmite, los pierde o los olvida” (Blanchot, sobre Mayo del 68).
Entender participando, participar entendiendo
Una amiga que ha participado en mil historias políticas y acaba de ser madre de dos mellizas dice: “un espacio para niños en una dinámica como ésta es una verdadera revolución”.
Parecería que el problema de la representación ha pasado a primer plano, desplazando a la cuestión de la crisis. Pero quizá se apunta al sistema político porque es lo que tenemos a mano, aunque el fondo del asunto sea la cuestión del gobierno de los mercados. Lo que tal vez no sabemos aún es cómo hacer directamente una política contra algo tan abstracto y anónimo como el mercado, aunque sea lo más concreto en nuestra vida diaria.
“Nuestro trabajo, vuestro botín”
Un amigo me escribe: “No dejo de pensar en el hecho de que la documentación de la #spanishrevolution está hecha a partir de un salvaje esfuerzo cooperativo. No está hecha sobre fotos de fotógrafos reconocidos, ni programas de televisión, ni grandes editoriales, autores o editores. Miles de lucecitas y teclados. Copyleft funcionando al 500%. Eso existía, pero era otra de esas que se minusvaloraba. se han destruido todos los derechos de autor del mundo: la foto del celular sale en el medio generalista, la foto del medio sale en un blog y vuelta a empezar”.
Sólo actos locos donde uno se la juega pueden cambiar las cosas. Plantarse en Sol como se plantaron algunos el domingo por la noche fue un acto loco, pero muy loco.
Al lado de estos chicos y chicas sub20 uno se da cuenta de que se ha vuelto un poco cínico sin pretenderlo ni apenas advertirlo.
Le pregunto a un amigo si cree que lo que está pasando influirá en las elecciones del domingo. Me responde: “creo que por primera vez en su vida mucha gente no votará automáticamente, sino que se lo pensará antes”. Interrupción de los automatismos. Pensamiento. Son pequeñas victorias del movimiento.
Otro amigo: “cuanto más abstracto es el enemigo, más transversal puede ser un movimiento”.
Uno más: “los problemas siguen igual (poder financiero, etc.), pero la situación cambia”.
Resistir a la tentación de saber demasiado sobre lo que pasa. Si lo que ocurre es algo nuevo, singular y excepcional, ¿cómo puede ser que yo pueda pensarlo con mis esquemas conceptuales previos? ¿Cómo no ver sólo lo que uno quiere ver, lo que a uno le confirma en sus hipótesis y teorías, en su identidad?
¿Y ahora qué? Un chat en Facebook:
-creo que la gente se va a quedar
puede ser que la cosa entonces vaya a menos poco a poco
y acabe medio triste
-eso sería lo peor
-o puede ser que nos volvamos a casa hasta la siguiente
"ahora ya sabemos el camino de vuelta a la plaza Tahir"
-esa son dos opciones que se me antojan demasiado previsibles para este movimiento que, sobre, sobre todo, es maravillosamente imprevisible

Apuntes de acampadasol (1)
Apuntes de acampadasol (2)
(gracias a Fran por la imagen)



Apuntes de acampadasol (1)


Amador Fernández-Savater en Fuera de Lugar (Público)

Un amigo me cuenta que el historiador griego Heródoto resumía su método de la siguiente manera: “anoto todo lo que no entiendo”. Es decir, Heródoto anotaba todo lo que estaba por pensar, lo registraba para que no se perdiera. En estos “apuntes de acampada” yo me planteo también anotar todo lo que no entiendo: los detalles, las escenas y las situaciones de la acampadasol que me hacen preguntas. Pero también lo que me maravilla de lo que está ocurriendo y lo que me parece que resuena con ese nuevo pensamiento+sensibilidad de lo político que unos cuantos amigos exploramos desde el 11-M. Sólo me sale vincularme con lo lo que pasa a través de esta escritura fragmentaria, la de los propios apuntes del cuaderno que llevo siempre encima.
“La clave está en Sol”
Una amiga me dice: “ya no se trata de tomar la calle, sino de crear la plaza”. Me lo dice como señalándome una diferencia decisiva. Tenemos que entenderla.
¿Qué tenemos en común los que estamos en la plaza? No una demanda concreta, sino más bien el compartir un problema. El problema es la representación. No queríamos la Ley Sinde y los políticos la impusieron. No queremos que los que menos tienen paguen la crisis y eso es lo que pasa. Ha de mandar la gente, la representación ha de ser representativa. Por algo “Lo llaman democracia y no lo es” y “No nos representan” son los cánticos estrella. A partir de ahí se abre un abismo. Paseo por Sol y veo sucesivamente tres pancartas: “autogestión”, “reforma de la Ley electoral”, “No queremos políticos corruptos, sino gestores eficientes”.
Otra amiga: “todo el mundo parece enamorado, mira qué sonrisas”.
Desde el primer día, me impresiona muchísimo la seriedad que atraviesa la acampada, el grado altísimo de madurez y de organización. Hay café y comida abundante (mucha la traen vecinos de Madrid). Se cuida la limpieza y todo el rato se recuerda que “esto no es un botellón”. El jueves había un par de espacios de guardería con cartones en el suelo y muchos niños jugando y pintando. En los grupos y las comisiones que se reúnen por todos lados hay niveles insólitos de escucha, como si estuviese claro para todos que no es tan importante lo que cada cual trae de su casa como lo que podemos elaborar juntos. “Aquí sí se puede vivir”, dice alguien a mi lado. El esfuerzo colectivo por cuidar el espacio construye durante unos días un pequeño mundo habitable donde cabemos todos. Es lo mismo que se leía hace meses sobre la Plaza Tahir.
“No votes, tuitea”
Parece que en el “zoco” que hay en el corazón de Sol, donde funcionan los grupos de trabajo, no se acepta el dinero. Cualquier colaboración o aportación es bienvenida, pero no el dinero. ¿Se trata de conjurar toda posibilidad de corrupción? Podría ser, el movimiento sabe muy bien que su fuerza pasa por desvincularse radicalmente de todo lo relacionado con la política desprestigiada.
La democracia que queremos es ya la misma organización de la plaza.
Benditos sean los que decidieron plantarse en Sol después de la manifestación. Creía que estaba planeado por los convocantes de la mani, pero me he enterado de que no fue así. Pienso mucho en ese gesto. Es uno de esos gestos increíbles que hacen que sucedan cosas contra todo pronóstico. A mi me llegó un sms con la noticia a la una de la madrugada y no le di bola. “No funcionará”, pensé. Me tengo que mirar ese cinismo. Porque es la ingenuidad la que cambia las cosas.
“Me gustas cuando votas, porque estás como ausente”
Discusión con un amigo militante. Me dice que le chirría el lenguaje que se emplea. Lo encuentra muy pobre: “democracia”, “ciudadanía”, etc. Se lo discuto: desde el “no a la guerra” son precisamente ese tipo de enunciados “planos” los que abren espacios donde todos cabemos y que mueven las cosas. Es verdad que me parece más potente “no vas a tener casa en la puta vida” que “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros”. Pero me parece que hoy está claro que las palabras tienen fuerza no tanto por lo que dicen, sino como por quién las dice y desde dónde las dice.
“Sin vivienda no hay viviendo”
Todo el rato, tengo una sensación interior muy fuerte: yo ya he vivido algo de esto. En el “no a la guerra”, en el 13-M, en la V de Vivienda… Hay muchas muchas resonancias: todos son movimientos que no encuentran su fuerza en una ideología o en un programa, sino en una afectación en primera persona; que no encuentran su sentido en la dicotomía izquierda/derecha, sino que por el contrario tratan de escapar de ella para interpelar a cualquiera; que basan su fuerza precisamente en la creación de un “nosotros” abierto e incluyente; que no anuncian otro mundo posible, sino que se activan para que no se deshaga el único que hay y que compartimos… Me parece clarísimo que el 15-M tiene que ver con la V de Vivienda, el 13-M y el “no a la guerra”, pero ¿cómo? ¿Qué retoma y qué aporta como novedad a pensar? ¿Qué implica todo eso para el futuro?
Un chico sub20 en la plaza a las 3am con un cartel pegado en el pecho con la palabra “respeto”.
Los estereotipos son una estrategia de gobierno. Se pone una etiqueta a los que protestan (por ejemplo, “antisistema”) y así se les separa del resto como si no tuviesen nada en común. El movimiento tiene una grandísima inteligencia sobre esto: “nosotros no somos anti-sistema, el sistema es anti-nosotros”. Buenísimo.
Todo lo que divide queda fuera de la plaza: desde las siglas hasta la violencia.
Un amigo me resume así la situación: “la democracia 2.0 ha matado a la Cultura de la Transición”.
Discusión en el chat de Facebook:
-yo sigo con una idea, un poco vieja, de que twitter no es lo que pasa sino un modo de contar lo que pasa
-y de organizarlo, no?
-o, dicho de otro modo, tw sólo es interesante en composición con otra cosa
-sí, de acuerdo
-pero sol+twitter es interesante
-el plus de potencia de los cuerpos
-y de una situación abierta

#spanishrevolution, o el fin de la transición



El arte de esfumarse; crisis de la cultura consensual en España
Por Amador Fernández-Savater
(amador@sindominio.net)
(Para pensar una genealogía posible del 15-M)


Lo puedes leer aquí
[Resumen: Cultura consensual, cultura desproblematizadora, cultura despolitizadora. La Cultura de la Transición (CT) se aseguró durante tres décadas el control de la realidad mediante el monopolio de las palabras, el monopolio de los temas y el monopolio de la memoria. Hoy la cosa se está yendo al garete. ¿Se viene abajo por su propio peso? ¿Se muere de vieja? Seguro que sí, pero no sólo. Hay ciertos desplazamientos subjetivos que están abriendo los posibles prescritos por la CT: subvirtiendo su reparto de lo posible y lo imposible, lo visible y lo invisible, el sentido y el ruido, lo real y lo irreal. La crisis de la representación atraviesa hoy todos los órdenes: cultural, político, mediático, intelectual, educativo, etc. Las palabras, los temas y los recuerdos proliferan. Rebosan por fuera de los límites de las instituciones tradicionales: partido, media, sindicato, museo, universidad. ¿Son desplazamientos políticos? ¿Se trata de nuevos movimientos sociales? ¿Una Cultura Crítica alternativa? ¿El fin del tapón generacional español de los últimos años? Este texto propone empezar a pensar estos desplazamientos como movimientos sociales que no son movimientos sociales, espacios de anonimato.]
Policía y política
El filósofo francés Jacques Rancière propone un esquema general abstracto para pensar las sociedades, articulado sobre la la distinción entre policía y política. No hay que dejar que el término nos confunda, la policía no designa aquí un poder que reprime cuerpos o conciencias, sino una configuración (de lo) sensible que estructura jerárquicamente todo el espacio social: lo posible y lo imposible, lo visible y lo invisible, el sentido y el ruido, lo real y lo irreal. La policía establece un marco, un mapa de lo que es posible ver, nombrar, pensar y hacer. Nos fija a todos y a cada uno en un lugar determinado, que se define por una serie de funciones, títulos y competencias (o su ausencia). Busca la completitud: vigilar y gestionar permanentemente ese staqu quo para que ningún punto vacío o polémico lo fisure. Su pasión es la pasión del UNO.
La política, por el contrario, acontece cada vez que una práctica colectiva desarregla el mapa policial de lo posible y reconfigura las maneras de ver y de organizar lo real. Cada vez que un movimiento desplaza las fronteras que compartimentan a los sujetos, abriendo un espacio no identitario, incluyente, en el que cualquiera puede contarse. De ese modo, quienes bajo la gestión policial han caído del lado de la incapacidad, el ruido o la invisibilidad, entran disruptivamente en escena, exponiendo su capacidad para decir, ver (y mostrar), fabricar mundo común. Rancière explica que no hay un sujeto previo a la práctica política (un sujeto histórico, etc.), sino que la misma práctica política es el sujeto. Por tanto, la política es una realidad intermitente, precaria, inestable y "confiada sólo a la perseverancia de sus propios gestos". Es un desplazamiento, nunca un estado, que actualiza el poder de cualquiera para hablar, pensar, decidir: la “igualdad de las inteligencias”.
Cultura de la Transición
Pues bien, a lo largo de un trabajo más bien solitario y (comprensiblemente) sin mucho eco, el periodista Guillem Martínez ha definido y descrito a la policía local como Cultura de la Transición (CT). "Me empecé a interesar por el asunto cuando mis temas, mi estética, mi estilo, mi humor y mi lenguaje me ocasionaban cierto malestar. Estuve observando mi malestar un tiempo. De ahí han salido varios libros y un bloc, en el que durante dos años

Palabra de la calle


(fragmento de Escritos Políticos, de Maurice Blanchot)

Octavillas, carteles, boletines, palabra de las calles o infinita... no es una preocupación por la eficacia lo que imponen. Eficaces o no, pertenecen a la decisión del instante. Aparecen, desaparecen. No lo dicen todo, al contrario, lo arruinan todo, están fuera del todo. Actúan, piensan fragmentariamente. No dejan huellas: trazo sin huella. Como la palabra sobre los muros, se escriben en la inseguridad, son recibidos bajo amenaza, portan en sí mismos el peligro, pues pasan con el paseante que los transmite, los pierde o los olvida.

Traducción: Diego Luis Sanromán

La fuerza anónima del rechazo, prólogo de Marina Garcés
Tres apuntes sobre los escritos políticos
En estado de guerra: Maurice Blanchot + Mafia K'1 Fry
El rechazo absoluto de Blanchot
Marina Garcés sobre Blanchot, Albert Camus y Merleau-Ponty

Licencia Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 2.5 España

Alegría pública


(fragmento de Mayo del 68 y sus vidas posteriores, de Kristin Ross)

(...) como muestran testimonios como el de Martine Storti, la individualidad puede completarse y no verse anulada con la colectividad y una experiencia puede ser seria y alegre al mismo tiempo. De hecho, la naturaleza de las experiencias revolucionarias colectivas parece requerir los dos estados a la vez; al menos, esa es la forma en que se recuerdan:

"Si bien no pretendo saber comunicar el significado de Mayo, sí sé lo que hice durante las semanas de mayo y junio del 68, y puedo afirmar que para mí siguen siendo el arquetipo de la alegría pública... Sin duda, cada persona vivió Mayo a su manera. La mía fue alegre y seria. Ni siquiera me di cuenta de que todo París se dirigía a la Sorbona, que era el sitio “a la última”. Es verdad que pasé casi todo el tiempo en la Sorbona o en Censier, pero iba corriendo de una reunión a otra, de una asamblea general a otra y no tenía tiempo de ver a las celebridades paseando por el campus. No participé en la ocupación del teatro Odeon, de hecho en cierto modo me parecía una acción que rozaba la indecencia. ¿Era consciente de lo que se ha llamado “Fiesta de Mayo”? Sí, si se le llama fiesta a manifestarse todos los días o casi todos los días, o creer que por fin era posible cambiar el mundo, compartir con los demás esa esperanza, y a partir de ese día a día vivir con esa especie de ligereza que he descrito antes. No, si se le llama “fiesta” a querer “todo, en seguida” [Tout, tout de suite], buscar un “goce sin trabas” [jouir sans entraves] o “prohibir las prohibiciones” [interdire d’interdire]. Para ser sincera, yo le daba poca importancia a estos eslóganes; pese a su aparente radicalismo, me parecía que apenas eran revolucionarios. Pensaba que la sociedad podía digerir esos desafíos pero no el desafío que presentaba un eslogan como “el poder para los trabajadores”.

Lo que se borra en el estereotipo de la “fiesta de Mayo” es la experiencia que Storti prefiere describir como “alegría pública”: la relación con lo colectivo o con formas en que el placer –incluido el placer de expresarse– no se veía o sentía entonces como en los ochenta: como un fenómeno aislado e individualista. “Era posible creer que nos movía el pueblo porque había una huelga general y todo el mundo estaba en movimiento. Todos vivían más allá de los límites intelectuales, emocionales y sensoriales: cada persona existía más allá de sí mismo”. El “más allá” de sí mismo mencionado en esta descripción corresponde a la formación de una unidad que ya no es una individualidad sino la relación de una individualidad con otra; se trata de un “uno” que mantiene la identidad individual y colectiva y la alteridad juntas de una manera indisociada e indisociable. Es el “nosotros” que surge si nos fijamos atentamente en el comentario de Lucien Goldmann sobre el hecho de que el pronombre personal “yo” no tiene, de hecho, plural: “nosotros” no es el plural de “yo”, sino algo de una naturaleza distinta. En su gráfico análisis del rumor y la comunicación durante la insurrección, Evelyne Sullerot evoca esa relación totalmente distinta entre el yo y los otros, la interfaz del individuo y la colectividad, fijándose en un lugar insólito hasta ahora en las investigaciones: la fenomenología concreta del uso del transistor durante las manifestaciones de Mayo. Sullerot analiza los efectos de lo que se podría describir como una comunicación puramente horizontal, instantánea y “paralela” que se desarrolló poco después de que la televisión quedase desacreditada y los periódicos se vieran desbordados por los acontecimientos, en un momento en el que sólo quedaba la radio, a través de emisoras locales de onda corta. “La ubicuidad de la información por medio del transistor”, señala, “parecía dar, a los ojos de muchos participantes, a cada individuo su propia autonomía de criterio sin separarle de la masa”. También cita la descripción de una estudiante:

El 6 de mayo estaba en Denfert-Rochereau. Desde allí fui a St. Germain-des-Prés. Mucha gente iba con transistor. Era maravilloso. Era información instantánea y todo el mundo podía configurar su estrategia personal. Me daba la impresión de que el individuo no era una oveja más del rebaño. El individuo pensaba. La gente se agrupaba en torno a los transistores. Después se apartaban todos y cada uno se hacía su propia idea de lo que había escuchado, a veces tras un breve comentario a la gente con la que se había estado escuchando: “Bueno, van para allá. Vamos a ver si la cosa se pone caliente allí. No podemos dejarles solos”. O: “A esa mejor no ir”, cuando a alguien no le apetecía participar en un enfrentamiento. En esencia, se trataba de lo que cada uno decidiera por sí mismo, según el temperamento y convicciones propios. Había un espíritu colectivo, claro, pero no había jefes. Cada persona era independiente. Al escuchar el transistor me daba la impresión de que participaba en el juego.

El gobierno cerró las emisoras de onda corta el 23 de mayo, eliminando las retransmisiones en directo. Desde una perspectiva más general, Fredric Jameson recuerda con lucidez y tristeza al mismo tiempo la dinámica que existía entre lo individual y lo colectivo:

En los sesenta mucha gente se dio cuenta de que la multitud que anima un movimiento revolucionario no se compone de una suma de rostros anónimos o de una masa de individuos indisociables los unos de los otros. El individuo no desaparece en la colectividad, al contrario, se desarrolla, se afirma y adquiere una nueva dimensión. Es una experiencia que se ha ido borrando en el recuerdo y que no ha resistido el regreso violento del individualismo en todas sus formas.

(Traducción de Tomás Cobos; ilustración de Acacio Puig)
Foto de Diego González, Diagonal

15-M: lo que está mal en el mundo



“Hay que empezar por algún sitio y yo empiezo por el pelo de una niña. Cualquier otra cosa es mala, pero el orgullo que siente una buena madre por la belleza de su hija es bueno. Es una de esas ternuras que son inexorables y que son la piedra de toque de toda época y raza. Si hay otras cosas en su contra, hay que acabar con esas otras cosas. Si los terratenientes, las leyes y las ciencias están en su contra, habrá que acabar con los terratenientes, las leyes y las ciencias. Con el pelo rojo de una golfilla del arroyo prenderé fuego a toda la civilización moderna. Porque una niña debe tener el pelo largo, debe tener el pelo limpio. Porque debe tener el pelo limpio, no debe tener un hogar sucio; porque no debe tener un hogar sucio, debe tener una madre libre y disponible; porque debe tener una madre libre, no debe tener un terrateniente usurero; porque no debe haber un terrateniente usurero, debe haber una redistribución de la propiedad; porque debe haber una distribución de la propiedad, debe haber una revolución. La pequeña golfilla del pelo rojo, a la que acabo de ver pasar junto a mi casa, no debe ser afeitada, ni lisiada, ni alterada; su pelo no debe ser cortado como el de un convicto; todos los reinos de la tierra deben ser mutilados y destrozados para servirle a ella. Ella es la imagen humana y sagrada; a su alrededor la trama social debe oscilar, romperse y caer; los pilares de la sociedad vacilarán y los tejados más antiguos caerán, pero no habrá de dañarse un pelo de su cabeza”.

G.K. Chesterton, Lo que está mal en el mundo


Recorrido visual por la obra de Raoul Hausmann

Se encuentra de pronto uno en la Red pequeñas maravillas, hechas sólo por deseo de compartir aquello que uno ama con otros cómplices desconocidos. Este repaso visual por la obra del dadaísta Raoul Hausmann nos parece una de ellas.

Historia e Importancia Auténtica de DADÁ

(Texto de Correo Dadá de Raoul Hausmann)

En la historia no ha habido más que dos caballos:
el caballo de Troya y el caballo dadá.
El primer caballo ayudó a destruir el feudalismo.
¡Oh, pobres y simpáticos Eneas y Héctor!
El segundo caballo ayudó a destruir la idea de Ciudad.
¡Oh, miserables cabezas serias de la civilización occidental!
Pero mientras que el caballo de Troya era de madera
y por la noche cagaba hombres-héroes,
¡el caballo dadá estaba vivo y eran los hombres
quienes lo habían parido a él!
¡Tremenda Historia la de parir un dadá,
que, además,
se extendió por todo el mundo y sólo dejó tras
su trasero un Mundo completamente DADÁ!
¡Oh, dadá, I dadá, U dadá, Eh dadá, Ah, DADÁ!
Se arrojaba por todas partes como un ferrocarril en un estruendo
que arrastraba
Arp-Pipi, Arp-Popo, Arp-Pipi, Arp-Popo, Arp-Pipi, Arp-Popo
Pipicabia-Popocabia, Pipicabia-Popocabia, Pipicabia-Popocabia
¡Mientras el Dadarp vaya en el blazer
Cualquier obra se declarará una Peste!
¡Viva el dadá blanco!

Ilustración: Iliazd, cartel para su conferencia en nombre de Degré 41, el 12 de mayo de 1922.

¿Qué es el dadaísmo y qué quiere en Alemania?

EL DADAÍSMO EXIGE:
1. La unión internacional y revolucionaria, fundada sobre un comunismo radical, de todos los hombres y mujeres creadores e intelectuales.
2. La introducción del desempleo mediante la progresiva mecanización en todos los ámbitos de actividad. El desempleo es lo único que puede permitir al individuo adquirir certezas sobre las realidades de la vida y adaptarse finalmente a ella gracias a la experiencia.
3. La abolición inmediata de la propiedad personal (socialización), la alimentación colectiva y, además, la construcción de ciudades de luz y de jardines, propiedad de toda la sociedad, que preparen al hombre a un estado de libertad.

El CONSEJO CENTRAL PROPONE:
1. Comidas cotidianas gratuitas para todas las mujeres y todos los hombres creadores e intelectuales, en la plaza de Potsdam (Berlín).
2. La adhesión obligatoria de todo el clero y de todos los profesores a la profesión de fe dadaísta.
3. La lucha a muerte contra todas las tendencias de los presuntos «trabajadores del espíritu» (Hiller, Adler), contra su disimulado aburguesamiento, contra el expresionismo y contra la educación posclásica preconizada por el grupo «Sturm».
4. La construcción inmediata de un Centro de Arte Público, la abolición del sentido de la propiedad en el arte nuevo (expresionismo), estando el espíritu de posesión absolutamente excluido del movimiento dadaísta superindividual, liberador de toda la humanidad.
5. La introducción del poema simultáneo como Oración Pública Comunista.
6. La requisación de las iglesias para las performances ruidistas y las interpretaciones de poemas simultáneos y dadaístas.
7. El establecimiento de un Consejo Dadaísta para la reorganización de la vida en todas las ciudades de más de cincuenta mil habitantes.
8. La organización inmediata y a amplia escala de una campaña de propaganda dadaísta con ciento cincuenta circos para la instrucción del proletariado.
9. La aprobación de todas las leyes y de todos los decretos por el Consejo Central Dadaísta.
10. La regulación inmediata de todas las relaciones sexuales, conforme al punto de vista dadaísta internacional, mediante el establecimiento de un Centro Dadaísta de la Sexualidad.

Consejo Central Revolucionario Dadaísta Grupo alemán: HAUSMANN, HUELSENBECK, GOLYSCHEFF
Administración: Charlottenburg, Kantstrasse 118
Presentación de adhesiones en la oficina de Administración 1919

(Texto de Correo Dadá de Raoul Hausmann; ilustración: Raoul Hausmann, Der eiserne Hindenburg (Hinderburg de fer), 1920. Museo nacional de arte moderno, París)

Dadá: la potencia de la nada como arma de rebelión

[Prólogo al libro Correo Dadá (Raoul Hausmann) de Santiago López Petit]

Raoul Hausmann fue un artista total. Inventor del fotomontaje y del poema optofonético, nos ha dejado una obra increíblemente original y diversa que abarca desde la pintura al collage, pasando por la fotografía, la escultura y numerosos escritos que son auténticas declaraciones de guerra contra la sociedad.

Correo Dadá, que apareció en 1958, recoge manifiestos y proclamas, así como escritos suyos que constituyen una verdadera memoria de su vida. Más allá de su obra personal, es indudable que ser uno de los fundadores del dadaísmo alemán le sitúa en un lugar privilegiado de la historia del arte. Aunque enseguida hay que aclarar que el dadaísmo no fue un movimiento artístico-literario que añadir a la interminable lista de los «ismos», sino que fue más bien un antimovimiento. Un movimiento antiartístico, antiliterario…

En definitiva, Dadá se autoconstituyó como antimovimiento porque, en primer lugar, era un modo de vida por cuanto sus defensores no admitían ninguna separación entre la vida, la política y el arte. Y, en segundo lugar, porque la negación dadaísta implicaba la realización práctica del nihilismo en todos los campos. Con todo, esclarecer qué fue el dadaísmo no es tarea fácil. En este mismo Correo Dadá nos encontramos una frase extraña que nos muestra hasta qué punto es difícil definir la propia idea de negación dadaísta: «Lo peor que cabe decir es que el mundo ha debido de llegar a un triste impasse si los propios dadaístas ven la necesidad de subrayar el lado positivo y constructivo de su naturaleza y sus principios» . Esta frase nos muestra ya que la burda distinción entre dadaísmo (negación) y surrealismo (afirmación) –y el surrealismo entendido como la superación del dadaísmo– es demasiado cómoda.

Además, con el tiempo, la valoración del dadaísmo ha ido en aumento en detrimento del surrealismo* y, en particular, el dadaísmo alemán ha adquirido también cada vez mayor preponderancia. La visión tradicional de un movimiento dadaísta que nace en el famoso Cabaret Voltaire de Zúrich para posteriormente trasladarse a París es falsa. No hay un centro único sino múltiples centros con su propia historia: Berlín, Colonia, Nueva York… La aparición del movimiento dadaísta está estrechamente ligada a la I Guerra Mundial. M. Nadeau escribe «Dadá, especialmente, no se explicaría si olvidamos que nació en plena guerra, en 1916, y que se extendió como un reguero de pólvora por la Alemania vencida de 1918, para llegar, finalmente, a la Francia exangüe de los años 1919 y 1920».

Esta asociación entre dadaísmo y guerra debe

Hacia el poema fonético


Con estos poemas sonoros queremos renunciar al lenguaje devastado y vuelto imposible por el periodismo. Deberíamos retirarnos a la alquimia más profunda de la palabra e, incluso, abandonar la palabra, reservando así a la poesía su dominio más sagrado. Deberíamos dejar de hacer poemas de segunda mano: deberíamos dejar de conformarnos con producir efectos poéticos por unos medios que no son, a fin de cuentas, más que ecos de inspiración o simplemente apaños subrepticiamente ofrecidos por una opulencia de valor mental e imaginativo”.

Raoul Hausmann en su Correo Dadá



Harry Crews, en cuerpo y alma

Harry Crews (1935) sirvió como marine durante la guerra de Corea. Durante su primer año en el ejército fue campeón de los pesos ligeros en su regimiento y le han roto la nariz al menos seis veces. Ha practicado karate durante 27 años. Su primer hijo murió ahogado en la piscina de un vecino. Ha entrenado halcones. Le gusta la cetrería. Tiene un tatuaje en el brazo derecho con la frase “How do you like your blue eyed boy, Mr. Death” bajo una calavera. Es un verso de e.e. cummings. Ha bebido mucho y se ha drogado lo suficiente. Hasta los 47 no tuvo su primera resaca. Admite no ser una persona divertida. La gente no se sienta a su alrededor y se ríe con sus ocurrencias. Él mismo se ríe bastante poco. Todo su humor se encuentra en sus más de 20 libros.
Su CUERPO estará en breve en todas las librerías.

Correo Dadá, una historia del dadaísmo desde dentro

Ya tenemos en librerías la última novedad de Acuarela Libros: Correo Dadá

«El dadaísta ama el sinsentido y odia la estupidez.»


Así resume Raoul Hausmann el impulso dadaísta de subversión de la civilización que trajo la I Guerra Mundial como la nube trae la tormenta. Estupidez de la ciencia que perfeccionó la maquinaria militar, estupidez del arte y la literatura que enaltecieron la guerra, estupidez de la razón instrumental que manipula todo lo que toca, estupidez de la explotación capitalista que produce individuos estúpidos, etc.

El programa dadá opuso una lógica del absurdo a la estupidez organizada. El poema fonético contra el lenguaje devastado y vuelto imposible por el periodismo. El fotomontaje para desintegrar las formas semánticas establecidas y engarzar de otra forma lo decible y lo visible. El haptismo como indagación de una sensorialidad excéntrica. El arte nuevo como dislocación del individuo moderno, su óptica posesiva, su seguridad vertical sobre el mundo, su presencia soberana.

Raoul Hausmann se entregó en cuerpo entero a esta revuelta lógica como uno de los fundadores del Club Dadá de Berlín, que exploraba el camino entre el radicalismo político y el antiarte.

En su Correo Dadá, que apareció en 1958, repasa la historia del asalto dadaísta a la realidad, recoge manifiestos y proclamas, evoca la invención del fotomontaje y la nueva pintura, recuerda las delirantes veladas dadaístas con Richard Huelsenbeck y Johannes Baader, su amistad con el «anti-dada merz» Kurt Schwitters, etc.

Hoy, en una sociedad anestesiada, en la que incluso los movimientos más reivindicativos son tan previsibles, ojalá el precioso testimonio de Hausmann pueda contagiarnos algo de la bendita locura dadaísta, donde la ligereza y la gracia se fundían con el mayor de los atrevimientos en un gesto de desafío.

¡Vuela escarabajo!

RAOUL HAUSMANN

Inventor del fotomontaje y del poema optofonético, bailarín y performer, historiador, diseñador y técnico, Raoul Hausmann (1886-1971) nos ha dejado una obra increíblemente original y diversa que abarca desde la pintura al collage, pasando por la fotografía, la escultura y numerosos escritos que son auténticas declaraciones de guerra contra la sociedad.

Pero más allá de su obra personal, es indudable que ser uno de los fundadores del dadaísmo alemán le sitúa en un lugar privilegiado de la historia del arte. Aunque en seguida hay que aclarar que el dadaísmo no fue un movimiento artístico-literario que añadir a la interminable lista de los «ismos», sino que fue más bien un antimovimiento. Un movimiento antiartístico, antiliterario... O, en palabras del propio Hausmann, «una situación de vida, una
forma de movilidad interna».

«El punto de vista más importante –porque Dadá era más que Dadá– es que en el origen había motivos múltiples y complejos, críticas y revueltas sociológicas y artísticas. Estos imponderables yacían ocultos para la mayor parte de la gente durante su actividad y sólo ahora es posible ver más o menos claro; Dadá es, en esto, como todos los demás acontecimientos. Pero, en su tiempo, TODO era DADÁ y DADÁ era TODO. Los burgueses sólo veían balbuceos o bromas descabelladas pero enseguida se darían cuenta de su equivocación. Supimos llenar los periódicos de noticias falsas sobre Dadá y sus desmanes. Pero lo que Dadá era realmente lo darán a conocer las siguientes páginas».

Vídeos con la obra de Raoul Hausmann:

Harry Crews, por primera vez en español

Por fin está a punto de desembarcar en nuestras librerías el primer libro de Harry Crews publicado en castellano.

Se trata de CUERPO.

Harry Crews, natural de Georgia, es uno de los secretos mejor guardados de la actual literatura sureña norteamericana. Continuador de lo que ha venido a conocerse como Gótico Sureño, en la tradición de autores como Flannery O'Connor o James Dickey, su influencia ha sido varias veces señalada por autores de la talla de Larry Brown, Tim McLaurin o Chuck Palahniuk. Autor cáustico, mordaz e implacable, retrata en sus numerosas obras la realidad de un Sur extraño, violento y oscuramente cómico, poblado de personajes extravagantes.

Con Cuerpo, una despiadada novela sobre la cultura de la salud y el culto al cuerpo en la que el autor juega a entresacar lo grotesco de la belleza y la belleza de lo grotesco, iniciamos en Acuarela Libros la publicación de toda su obra para el mundo hispanohablante.

A esta primera le seguirá en septiembre su celebrada ópera prima, The Gospel Singer.

Y esto sólo es el principio.