¿Cómo funcionará la Ley Sinde? Preguntas frecuentes


09/01/2012. Tras las declaraciones de Lucía Etxebarría, el abogado David Bravo explica cómo se va aplicar la polémica ley.

¿Contra quién puede dirigirse el procedimiento?

Contra cualquier responsable de un servicio de la sociedad de la información que haya sido llevado ante la Sección Segunda por alguien que crea que están vulnerado sus derechos de propiedad intelectual.

¿Ante la Sección Segunda? ¿Eso qué es?

Es una comisión adscrita al Ministerio de Cultura que será la que decida si existe o no una infracción de derechos de propiedad intelectual por parte de responsables de servicios de la sociedad de la información.

En cualquier caso, yo puedo estar tranquilo porque hasta ahora los jueces han dicho que una página como la mía no infringe la propiedad intelectual.

No tan rápido. Tenga en cuenta que ahora no decidirán jueces, sino un órgano administrativo que está formado por representantes de distintos ministerios. Pueden decidir de forma distinta a la que venían sosteniendo los jueces hasta ahora. Es más, en algunos casos como el de las páginas de enlaces prácticamente se ha adelantado ya que sostendrán una postura que es contraria a la que habitualmente vienen recogidas en las resoluciones judiciales.

Bueno, pero esto irá contra páginas que ganan mucho dinero, ¿no?

Ni siquiera es necesario que ganen algo de dinero. El reglamento aclara que se podrá dirigir el procedimiento contra un responsable de un servicio de la sociedad de la información tanto si actúa con ánimo de lucro como si no. En este último caso se pide que haya causado un daño patrimonial al titular de los derechos “o sea susceptible” de causarlo, lo que es una formulación lo suficientemente genérica como para dar cabida a prácticamente cualquiera.

Pero ¿este procedimiento no iba contra las páginas esas de piratería que facturan siete millones de euros al año?

No. Va contra cualquiera que sea denunciado ante la Sección Segunda por un titular de derechos. Nada impide que sea llevado ante la comisión el titular de una web que enlaza vídeos de Youtube. La Sección Segunda será la que decida si eso es o no una infracción.

¿Qué sucedería si soy denunciado por un titular de derechos ante la Sección Segunda?

La Sección Segunda dictará acuerdo de inicio del procedimiento y le requerirá para que retire voluntariamente y en 48 horas los contenidos señalados por el titular de los derechos y que éste considera infractores.

¿Y si lo quito voluntariamente para que me dejen de líos ya se termina todo?

El procedimiento contra usted se archivará, pero el reglamento dice que esa retirada voluntaria tendrá valor de reconocimiento implícito por su parte de que usted estaba infringiendo esos derechos de propiedad intelectual. Ese reconocimiento puede ser usado contra usted si le interponen una demanda para reclamarle la correspondiente indemnización por esa infracción ya reconocida.

Entonces parece que no debo picar el anzuelo y retirar los contenidos por poco que me guste continuar con el procedimiento. ¿Qué pasos hay que dar una vez he decido que no voy a retirar los contenidos para no reconocer vulneración alguna?

Usted tendrá dos días para realizar alegaciones y proponer pruebas ante la Sección Segunda.

¿Y qué sucede después de presentar yo esas alegaciones?

Que la Sección Segunda dictará una propuesta de resolución en la que se puede solicitar la eliminación de los contenidos o la interrupción de sus servicios y le darán cinco días para presentar sus conclusiones al respecto.

Vaya, hasta ahora no he visto un juez por ninguna parte, supongo que está a punto de llegar. De acuerdo, presento mis conclusiones, ¿y ahora qué?

Ahora la Sección Segunda en un plazo máximo de tres días dictará una resolución en la que decidirá si usted está infringiendo un derecho de propiedad intelectual y en ese caso le ordenará la retirada de los contenidos o la interrupción de su servicio. Usted debe cumplir con esa resolución en 24 horas.

Un momento, ¿y eso que leí en los periódicos de que al final era un juez el que decidía todo eso?

No, eso era mentira, lo siento.

Pero, oí decir otra cosa a Lucía Etxebarría, que es hija de un abogado.

Pues no, lo lamento. El reglamento dice claramente quién decide todo de la siguiente manera: “declarado en dicha resolución que para la Sección Segunda ha quedado acreditada la existencia de una vulneración de derechos de propiedad intelectual por el responsable del servicio de la sociedad de la información, la misma resolución de la Sección Segunda ordenará al referido responsable la retirada de los contenidos que vulneren derechos de propiedad intelectual o la interrupción de la prestación del servicio de la sociedad de la información que vulnere los citados derechos objeto del procedimiento”.

¿Y si no acato la resolución de la Sección Segunda?

Entonces la Sección Segunda se dirigirá a los Juzgados Centrales de lo Contencioso-Administrativo para que se ejecute la medida.

Ah, bueno, aunque tarde y después de haber yo desobedecido una resolución, por fin llega un juez, que podrá decir que mi página no vulnera derechos de propiedad intelectual ¿no?

Pues no. La ley limita expresamente las facultades del juez, que no podrá decidir ni si existe una infracción de un derecho de propiedad intelectual ni si la decisión de cierre de la Sección Segunda es o no ajustada a derecho. Esto compete en exclusiva a la Sección Segunda. Tal y como dice el artículo 122 bis de la Ley 29/1998, el juez tendrá que autorizar sin más la ejecución de la resolución de la Sección Segunda y sólo podrá denegarla si afecta a determinados derechos fundamentales.

Pero algo tiene que estar mal en esta explicación. ¡Pero si hasta Javier Bardem estaba de acuerdo con la Ley Sinde! Y él es una persona progresista, como demuestra el hecho de que lleva habitualmente chupas de cuero.

Probablemente Javier Bardem ni siquiera sepa cómo funciona realmente el procedimiento y se ha creído sin más lo que le han contado esos fanáticos del copyright con los que se junta.

Lo siento pero no me fío de un abogado que sale en la tele debatiendo con María del Monte.

Hace usted bien. Aquí tiene el reglamento publicado en el BOE. Describe el proceso claramente (artículo 15 y siguientes) y no es necesario ser jurista para entenderlo o interpretarlo. Le animo a que lo lea y compruebe por sí mismo lo que le he explicado.


Lista de propósitos de Woody Guthrie para el año entrante. WOODY GUTHRIE FOR PRESIDENT!






Cómo matar al intermediario, por Hernán Casciari


canción triste de navidad


En provecho de todos

Este articulito (¡360 palabras!) apareció el 28 de diciembre en el diario El País, acompañando a un reportaje sobre la “revolución cultural del procomún”. Las ideas libres se van abriendo paso…
por Amador Fernández-Savater
El aire, la biodiversidad, el genoma, el lenguaje, las calles, Internet… Los bienes comunes no nos rodean. Nos atraviesan y constituyen, nos hacen y deshacen. De todos y de nadie, sostienen el mundo, son el mundo. En el cuidado y enriquecimiento del procomún nos jugamos la vida misma. Es un asunto demasiado importante como para dejarlo en manos del Estado o del mercado. Nuestro desafío es hacernos cargo en común de un mundo común.
La lógica privatizadora (patentes, copyright restrictivo, industria cultural, etc.) sólo beneficia a una estrecha minoría. Desde el crowdfunding hasta la ciencia abierta, desde el copyleft hasta las plataformas en defensa del agua, desde la Puerta del Sol hasta Zuccotti Park, una constelación amplísima de comunidades en movimiento ensayan hoy otros modos de producir, decidir y convivir. Abiertos y colaborativos, incluyentes, acogedores y sostenibles, ni estatales ni privados (aunque no necesariamente anti-estatales ni anti-mercantiles). Por y para el 99%, como dice el movimiento americano Occupy.
Pero ajenos a la belleza de la cooperación, desde arriba nos repiten que lo común es un caos y hay que regularlo, como si la alternativa estuviese entre la Ley Sinde (por ejemplo) y la guerra de todos contra todos. Hacen trampa: la constelación del procomún inventa sus propias formas de autorregulación (como Creative Commons). No autoritarias, sino horizontales, comunitarias, distribuidas. Lo que ocurre es que no tienen apenas amparo institucional, suelen ser invisibilizadas, trabadas por los marcos jurídicos, criminalizadas incluso.
Lo público-estatal sólo puede recuperar su función al servicio de las personas si deja de subordinarse al mercado y apoya los procesos de autoorganización social de lo común. Desde luego no apuntan por ahí los artículos sobre la Ley Sinde y el 15-M con los que se ha ganado los galones el nuevo ministro de Cultura. Otra vez los tópicos sobre la convivencia y la creación cultural en peligro. La torpe equiparación de la propiedad intelectual con la propiedad física y, por tanto, de la copia con el robo. Los clichés denigratorios (“nuevos bárbaros”, “papilla anarco-comunista iletrada”).
El PSOE propuso más de lo mismo y acabó como acabó. En provecho de todos, ¿por qué no atreverse a escuchar, pensar y explorar otras vías?

Hernán Casciari responde a Lucía Etxebarría


Hernán Casciari, 21 de diciembre 2011

El contador de suscripciones anuales a la nueva revista Orsai acaba de llegar a mil. En nueve días, y sin noticias sobre los contenidos o la cantidad de páginas, mil lectores ya compraron las seis revistas del año próximo. Y eso que todos saben que habrá una versión en .pdf, gratuita, el mismo día que cada revista llegue a sus casas. Repito: acabamos de vender seis mil revistas. Seiscientas sesenta y cinco por día. Veintiocho por hora.

Al mismo tiempo, una escritora española acaba de informar que dejará de publicar. «Dado que que se han descargado más copias ilegales de mi novela que copias han sido compradas, anuncio que no voy a volver a publicar libros», dijo ayer Lucía Etxebarría. La prensa tradicional se hizo eco de sus palabras y la industria editorial la arropó: «Pobrecita, miren lo que internet le está haciendo a los autores».

A nosotros nos ocurre lo mismo. Durante 2011 editamos cuatro revistas Orsai. Vendimos una media de siete mil ejemplares de cada una, y con ese dinero le pagamos (extremadamente bien) a todos los autores. Los .pdf gratuitos de esas cuatro ediciones alcanzaron las seiscientas mil descargas o visualizaciones en internet.

Vendimos siete mil, se descargaron seiscientas mil.

Si los casos de Lucía Etxebarría y de Orsai son idénticos, y ocurren en el mismo mercado cultural, ¿por qué a nosotros nos causan alegría esos números y a ella le provocan desazón?

La respuesta, quizá, es que se trata del mismo mercado pero no del mismo mundo.

Existe, cada vez más, un mundo flamante en el que el número de descargas virtuales y el número de ventas físicas se suma; sus autores dicen: «qué bueno, cuánta gente me lee». Pero todavía pervive un mundo viejo en el que ambas cifras se restan; sus autores dicen: «qué espanto, cuánta gente no me compra».

El viejo mundo se basa en control, contrato, exclusividad, confidencialidad, traba, representación y dividendo. Todo lo que ocurra por fuera de sus estándares, es cultura ilegal.

El mundo nuevo se basa en confianza, generosidad, libertad de acción, creatividad, pasión y entrega. Todo lo que ocurra por fuera y por dentro de sus parámetros es bueno, en tanto la gente disfrute con la cultura, pagando o sin pagar.

Dicho de otro modo: no es responsabilidad de los lectores que no pagan que Lucía sea pobre, sino del modo en que sus editores reparten las ganancias de los lectores que sí pagan. Mundo viejo, mundo nuevo. Hace un par de semanas viví un caso muy clarito de lo que ocurre cuando estos dos mundos se cruzan. Se lo voy a contar a Lucía, y a ustedes, porque es divertido:

Me llama por teléfono una editora de Alfaguara (Grupo Santillana, Madrid); me dice que están preparando una Antologia de la Crónica Latinoamericana Actual. Y que quieren un cuento mío que aparece en mi último libro, «un cuento que se llama tal y tal, que nos gusta mucho».

Le digo que por supuesto, que agarre el cuento que quiera. Me dice que me enviará un mail para solicitar la autorización formal. Le digo que bueno.

A la semana me llega el mail, con un archivo adjunto:

Estimado Hernán, te explico lo que te adelanté por teléfono: Alfaguara editará próximamente una antología de bla bla bla cuya selección y prólogo está a cargo de Fulanito de Tal. Él ha querido incluir tu cuento Equis. Si estás de acuerdo con el contrato que te adjunto, envíame dos copias en papel con todas las páginas firmadas a la siguiente dirección. (Y pone la dirección de Prisa Ediciones, Alfaguara.)

Abro el archivo adjunto, leo el contrato. Me fascina la lectura de contratos del mundo viejo. No se molestan en lo más mínimo en disfrazar sus corbatas.

Al cuento que me piden lo llaman LA APORTACIÓN. En la cláusula cuatro dice que «el EDITOR podrá efectuar cuantas ediciones estime convenientes hasta un máximo de cien mil (100.000)». En la cláusula cinco, ponen: «Como remuneración por la cesión de derechos de la APORTACIÓN, el EDITOR abonará al AUTOR cien euros (100 €) brutos, sobre la que se girarán los impuestos y se practicarán las retenciones que correspondan».

Pensé en los otros autores que componen la antología, los que seguramente sí firman contratos así. Cien euros menos impuestos y retenciones son sesenta y tres euros, y a eso hay que quitarle el quince por ciento que se lleva el agente o representante (todos tienen uno), o sea que al autor le quedan cincuenta y tres euros limpios. No importa que la editorial venda dos mil libros, o cien mil libros. El autor siempre se llevará cincuenta y tres euros. ¿Firmará Lucía Etxebarría contratos así?

Esa misma tarde le respondí el mail a la editora de Alfaguara:

Hola Laura, el cuento que querés aparece en mi último libro, que se distribuye bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento 3.0 Unported, que es la más generosa. Es decir, podés compartir, copiar, distribuir, ejecutar, hacer obras derivadas e incluso usos comerciales de cualquiera de los cuentos, siempre que digas quién es el autor. Te regalo el texto para que hagas con él lo que quieras, y que sirva este mail como comprobante. Pero no puedo firmar esa porquería legal espantosa. Un beso.

La respuesta llegó unos días después; ya no era ella la que me hablaba, sino otra persona:

Hernán: entendemos esto, pero el departamento legal necesita que firmes el contrato para que no tengamos problemas en el futuro. Saludos!

Y ya no respondí más nada. ¿Para qué seguir la cadena de mails?

La anécdota es esa, no es gran cosa. Pero quiero decir, al narrarla, que no hay que luchar contra el mundo viejo, ni siquiera hay que debatir con él. Hay que dejarlo morir en paz, sin molestarlo. No tenemos que ver al mundo viejo como aquel padre castrador que fue en sus buenos tiempos, sino como un abuelito con alzheimer.

—¿Me das eso? —dice el abuelito.

—Sí, abuelo, tomá.

—No, así no. Firmame este papel donde decís que me das eso y yo a cambio te escupo.

—No hace falta, abuelo, te lo doy. Es gratis.

—¡Necesito que me firmes este papel, no lo puedo aceptar gratis!

—¿Pero por qué, abuelo?

—Porque si no te cago de alguna manera, no soy feliz.

—Bueno, abuelo, otro día hablamos… Te quiero mucho.

Y de verdad lo queremos mucho al abuelo. Hace veinte, treinta años, ese hombre que ahora está gagá, nos enseñó a leer, puso libros hermosos en nuestras manos.

No hay que debatir con él, porque gastaríamos energía en el lugar incorrecto. Hay que usar esa energía para hacer libros y revistas de otra manera; hay que volver a apasionarse con leer y escribir; hay que defender a muerte la cultura para que no esté en manos de abuelos gagá. Pero no hay que perder el tiempo luchando contra el abuelo. Tenemos que hablar únicamente con nuestros lectores.

Lucía: tenés un montón de lectores. Sos una escritora con suerte. El demonio no son tus lectores; ni los que compran tus novelas ni los que se descargan tus historias en la red.

No hay demonios, en realidad. Lo que hay son dos mundos. Dos maneras diferentes de hacer las cosas.

Está en vos, en nosotros, en cada autor, seguir firmando contratos absurdos con viejos dementes, o empezar a escribir una historia nueva y que la pueda leer todo el mundo.


De mamadas y Harry Crews

Cuerpo, libro del mes para Kiko Amat

Empecemos diciendo que este no es el mejor libro de Harry Crews, y digamos también que esa afirmación es irrelevante. Se lo pongo en forma de alegoría: Mi amigo Pol, nativo de Limerick, estuvo haciéndome la misma pregunta-chiste durante años: “Define la peor mamada que te han hecho”. Cuando yo respondía esculpiendo una mueca de perplejidad –mientras recopilaba mentalmente felaciones torpes del pasado; que me habían hecho, quiero decir, no a la inversa-, él levantaba ambos pulgares, sacaba la lengua por un extremo de la boca y, arqueando de forma imposible las cejas, exclamaba, salivando como una llama enloquecida por la pasión y respondiéndose a sí mismo: FUCKKKKKING GREAT, MAN. ¿Qué insinuaba su (nada sutil) chascarrillo? Sencillamente esto: algunas cosas son tan maravillosas que incluso en su versión más pobre conservan algo de gloria nuclear. Algunas cosas son tan grandes que no hay forma de encontrarles un lado malo. La peor zalagarda de Billy Childish es aún una gran canción para quitarse los pantalones y salir a la calle ondeándolos, como quien esgrime gallardo un baluarte de guerra. No existe un Raymond Chandler repugnante. Las caras B de The Jam son la remonda. El northern soul más chapuzas y escaso es aún vibrante y apasionado. No hay Shangri-las inescuchables. Harry Crews no puede escribir mal. Todo verdades que le anclan a uno cuando arrecia el temporal. No hay una mala mamada. Bueno, sí. Pero no me saboteen el teorema, ni me obliguen a pensar en ella.

Harry Crews lleva encima un caparazón de mito e historia apócrifa tan espeso y consistente que se antoja imposible hablar del tipo real. Muchos de ustedes ya habrán oído hablar en tabernas y lupanares de sus rasgos definitorios, tan poco escritorzuelo, tan de personaje de sus propias novelas: 27 años de karate. Ex-marine. Nariz rota por varios puntos claves. Querencia por el esbatussarse y dar taburetazos en bares (o talleres de narrativa, si le vienen provocando). Indudablemente divorciado, y encima dos veces, y para colmo de la misma mujer. Hijo de Bacon County, Georgia, un lugar tan atrasado, ceporro, hillbilly y brutal que a su lado Tres Hermanas parece Manhattan (el propio Crews afirma que de niño no comprendía por qué los modelos en los catálogos Sears Roebuck conservaban todos los dedos y ojos y extremidades; en su pueblo todo el mundo era tullido, cojo, bizco o manco). Aficionado a la cetrería (el arte de cazar con aves rapaces). Un hombre de poco reírse y nada de provocar la risa ajena (a no ser que se trate de la risa nerviosa del que se sorprende aproximándose a velocidad de vértigo hacia la paliza de su vida), y que siempre ha advertido que no se considera “una persona divertida” (algo que, francamente, ya sospechábamos). La espantosa historia de su hijo fallecido, que él mismo contó


El fin de la distinción entre economía y política (constelación Tiqqun-Comité Invisible)

(fragmento de Llamamiento)

A toda preocupación moral, a todo anhelo de pureza, oponemos la elaboración colectiva de una estrategia. Nada es malo salvo lo que perjudica el desarrollo de nuestra potencia.
Pertenece a esta resolución dejar de distinguir entre economía y política. La perspectiva de formar bandas no nos espanta; la de ser tomados por una mafia más bien nos divierte.

El llamamiento que precede a la insurrección que viene y otros textos radicales de la constelación TIQQUN-COMITÉ INVISIBLE

Desmontando a Harry (Crews), por David Bizarro (Tentaciones)

Desmontando a Harry Crews(Ilustraciones originales de Wenceslao Lamas)

Por David Bizarro, Tentaciones (El País), 5 de diciembre de 2011

Hasta la reciente publicación de Cuerpo (Acuarela Libros / Antonio Machado, 2011), Harry Crews era un completo desconocido en nuestro país. “En cierto modo, todavía sigue siéndolo”, nos confiesa uno de sus reponsables, Jesús Llorente, “pero llevamos meses trabajando para que eso cambie”. En el blog de Acuarela pueden leerse varios artículos y entrevistas que sirven de inmejorable carta de presentación para aquellos lectores que estén interesados en descubrirlo.

La tormentosa vida de Harry Crews ha sido utilizada en repetidas ocasiones como reclamo publicitario. “Era algo que nos preocupaba un poco antes de publicar el libro”, prosigue Llorente. “Teníamos miedo de que el público se hiciera un idea equivocada y que el personaje devorase al artista.” Y con razón, porque en muchos aspectos la vida del propio Crews podría confundirse con la de alguno de sus personajes. Su presencia intimidante y carácter pendenciero se traducen en una interminable lista de lesiones y cicatrices, la última de las cuales le llevó a la UCI hace un par de años. “La ira me ha ayudado en muchos momentos de mi vida y tengo que confesar (…) que me volví un ser furioso. Un auténtico cabronazo”. A día de hoy, lejos de haberse aplacado, se esfuerza por ganarle la carrera al cáncer contra el que lleva luchando durante años. Lo justo, al menos, para poner punto final a su última novela.


"Hay algo bonito en una cicatriz. Una cicatriz significa que la herida ya no te duele, que se ha cerrado y sanado para siempre"

Ante semejante carta de presentación, no es de extrañar que haya quien le considere un loco peligroso. Ellos se lo pierden porque, socavando la tosca apariencia de sus palabras, la obra de Crews demuestra un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Sus páginas transmiten esa clase de verdad incómoda que solamente puede sobrellevarse con generosas dosis de humor negro. Y eso a pesar de que ni él mismo se considere un tipo divertido; de hecho, se ríe más bien poco y lleva tatuado en el brazo un verso de e.e. cummings: How do you like your blue eyed boy, Mr. Death?, justo debajo de una calavera.

En palabras del socio de Llorente, el traductor Javier Lucini, a la hora de hablar del autor de A Feast of Snakes (1976) “los paralelismos con Bukowski, Hunter S. Thompson y Palhaniuk son bastante forzados. En cierta medida funcionan como ganchos comerciales para vender más libros, pero no reflejan el verdadero espíritu de Crews”. No se adivina un plan maestro detrás de cada libro, sino que escribe tal y como vive, evitando repetirse y rompiendo sus propias reglas a cada párrafo. “La suya es una carrera extraordinariamente prolífica y variada. Posee una voz propia y un estilo que le aporta homogeneidad, sin importar lo radicalmente diferentes que son un libro de otro. Eso es lo que hace de él un autor verdaderamente especial.”

O un género en sí mismo, por mucho que se le suela encasillar dentro del denominado “gótico sureño”. Como el propio Crews justifica con su magistral evocación autobiográfica A Childhood: The Biography of a Place (1978), su literatura se aferra al terruño natal, delimitando una geografía personal que remite de manera perversa al naturalismo de Flannery O’Connor y Carson McMullers. Pero también al retrato, entre poético e intimista, de William Faulkner y Truman Capote; y, sobre todo, al delirante humorismo de John Kennedy Toole.


“La mejor literatura es simple, concreta y directa. Para aspirar a algo así tienes que ser preciso como un neurocirujano”

Durante el tiempo que pasó alistado en los marines, el joven Crews aprovechó para sacarle punta a su estilo mientras devoraba las obras completas de Mickey Spillane y Graham Greene. Como resultado, en su prosa conviven la ruda pulsión hard boiled y el perfil psicológico; su literatura es visceral, violenta y grotesca, pero también extrañamente tierna y emotiva. “Uno de los aspectos que más suelen sorprender de Crews es el respeto con el que trata a sus personajes”, apunta Lucini. Famoso por la amplia galería de freaks y basura blanca que pueblan su particular imaginario, Crews hace acreedores a sus protagonistas de una pequeña parcela íntima de dignidad que los eleva por encima del estereotipo y el esperpento.


“Quizá si escribo acerca de personajes masculinos enajenados, sea porque esa enajenación procede directamente de mi propia vida”

Criado en el seno de una familia de aparceros del Sur de EEUU, Crews sirvió en la guerra de Corea, fue campeón de los pesos ligeros de su regimiento y practicó karate durante más de veinte años. Como buen sureño, sus hobbies son la pesca, la caza y la cetrería. Su relación más duradera ha sido con el alcohol y los estupefacientes, y aún así (o precisamente por eso) ha tenido tiempo de escribir más de veinte novelas, un puñado de ensayos y guiones cinematográficos e impartir clases de Literatura Creativa en varias universidades.

La primera pregunta que se plantea el lector de Cuerpo (1990) es porqué ha tardado tanto en publicarse en castellano. Para Llorente, la respuesta está en las dificultades que entraña la traducción de su particular uso del lenguaje, plagado de intraducibles juegos de palabras y jerga sureña. “El reto consistía en respetar el texto original y evitar caer en los tópicos de siempre. Había que buscar un equilibrio y para eso trabajamos a tres bandas, entre Javier, Tomás Cobos y yo. Cada uno de nosotros aportamos un bagaje diferente a la traducción, buscando el término intermedio que nos convenciese a todos.”

Cuerpo - Shereel Dupont y la familia Turnipseed

"− Ricura, no te preocupes. Éstos son mis hombres, a veces son mu bestias con los desconocíos y a veces son como víboras, pero son mis muchachos, tos ellos. Y yo me encargo que me se comporten"*


De ese modo consiguieron adaptar el dialecto redneck de la manera más inteligible posible, evitando las molestas notas a pie de página que entorpecerían la lectura. Por suerte para aquellos que se acerquen por primera vez a la obra de Crews, lo han conseguido tirando de referentes reconocibles del castellano con los que ell lector español está más familiarizado: una mezcla de andalúz y manchego, mezclado con un poco del personaje de Cletus en Los Simpson. “Lo más complicado ha sido conservar el ritmo interno de algunos diálogos”, reconoce Lucini. “Existen estudios sorprendentemente académicos sobre su uso del lenguaje. Algunos de sus personajes, por ejemplo, se expresan de un modo característico, muy influenciado por el rap.”

Tras salir más que airosos del reto, reincidirán próximamente con “The Gospell Singer” (1968), la primera novela de Crews. “Estamos dispuestos a seguir adelante con la publicación de sus obras en castellano hasta donde nos sea posible, aunque somos conscientes de que no se trata de un escritor demasiado popular, ni tan siquiera en EEUU. Le rodea un aura de culto, pero sus libros no son fáciles de encontrar. Si entras en Amazon, la mayoría de sus títulos están disponibles de segunda mano, porque apenas ha sido reeditado”.

Aún así, la subversiva influencia de Crews ha hecho mella en escritores como Larry Brown y Barry Gifford y en 1989 Kim Gordon y Lydia Lunch le rindieron un sentido homenaje discográfico. Sin ir más lejos, Sean Penn y Crews son amigos íntimos desde hace décadas. El actor le dio un papel al escritor en su debut como realizador, Extraño vínculo de sangre (1991), y Crews le devolvió el favor dedicándole su escalofriante Scar Lover (1993). En la actualidad Penn es el propietario de los derechos cinematográficos de la mayoría de sus libros, pero hasta el momento sólo existe una adaptación para la gran pantalla: The Hawk is Diying (Julian Goldberger, 2006) con Paul Giamatti. “No debe de resultar demasiado fácil rodar una película sobre un tipo que se come un automóvil pieza a pieza o una panda de culturistas chiflados”, bromea Lucini.


"Todo el mundo contaba historias. Era una forma de afirmar quiénes eran en el mundo. Era su manera de comprenderse a sí mismos"

“Por suerte, la acogida del libro está siendo buena”, concluye un Llorente satisfecho. “El otro día me encontré a un tipo leyéndolo en el metro. Me fijé en él para ver qué cara ponía, si se reía o algo. Pero nada; iba pasando las páginas completamente absorto. Es curioso, porque a mí todavía me pasa lo mismo. Cuando nos llegó el libro de la imprenta, después de haberlo leído, corregido y revisado tantas veces, me sorprendió el hecho de que no podía parar de leerlo. Y eso no es algo que pase precisamente a menudo.”

* Harry Crews, Cuerpo, ed. Acuarela Libros / Antonio Machado, 2011, pág. 46


Lee Ranaldo, recitando ruidos: dos poemas

(artículo de Ruta 66)
"En ocasiones los prolíficos tentáculos de Sonic Youth, la banda de rock más importante y visionaria de los últimos 30 años, se extienden. Esta vez es el turno del miembro más vanguardista de una banda que tiene la radicalización maximalista como naturaleza. Lee Ranaldo es ya parte de códigos y simbolismos fundamentales para entender el rock experimental, sólo que ahora se propone continuar la aventura adentrándose y objetivizando una reconfiguración escénica y temática de reto a los sentidos.

Lo primero que se puede apreciar en el patio del Palau de la Virreina de Barcelona es una Fender en suspensión desde el techo. Ranaldo la utilizará, siempre en vertical, con punzante control, habilitando conexiones encauzadas dentro de un mantra de feedback que evoluciona en forma de trance con incesante y perturbadora belleza. Somete al público a una trasmutación de libre asociación invitando a convivir entre lo infinito de las expansivas partículas de sonido, puros átomos de ruido (...)" Sigue leyendo el artículo.

Aprovechamos la publicación de este artículo en Ruta 66 sobre la actividad poética de Lee Ranaldo (guitarrista de Sonic Youth) para rescatar un par de poemas de su obra Road Movies, que publicamos en Acuarela Libros. Como siempre, añadimos alguna de las ilustraciones que hizo Acacio Puig para acompañar los poemas de Lee.

DOS POEMAS DE ROAD MOVIES

Toronto

Esta noche me arrancaron la cadena del cuello

cuando me incliné hacia el público mientras tocábamos Kool Thing.

También me quitaron el reloj,

me rompieron los pantalones nuevos,

mientras daban vueltas a un ritmo estroboscópico

para alcanzar un estado olvidado hace tiempo.

Trataban de liberar algo indescriptible,

algo inconmensurable, durante un rato.

Me obligaban a saltar,

poniendo ascuas bajo mis pies,

conteniendo la respiración,

incitándome,

haciéndome pagar por lo que no pueden hacer por sí mismos,

con la esperanza de que yo colmara el vacío

que sienten en sus cabezas

pequeñas y puntiagudas.

Intentaban llegar al éxtasis en la sala,

estatuas aladas que observaban,

que a gritos pedían más, siempre más, hasta que finalmente

finalmente–

la energía se liberó, pasó a mi cuerpo

y me mantuvo en vela toda la noche con visiones delirantes e inagotables.

Ellos pudieron acabar el día

saciados

y desfilaron hacia el frío,

algunos con su amante,

pero la mayoría

no eran más que unos críos

que al fin iban a poder dormir.



LANGOSTAS

En un mundo donde todo se desmorona

forma, sustancia y fuerza se pierden

palabras violentas

acechan la tierra

almas artificiales

fingen vivir al límite

cual plaga feroz

que arrasa los campos.

¿Existe en verdad una razón?

Vaciad vuestros áticos repletos

desechad antiguos amores y

ángeles por venir

cubrid todo con un manto negro

cerrad las ventanas

atad los electrodomésticos

las mascotas

y dejadlo todo

cerrad la puerta

y marchaos.


El Gobierno de Nadie (una pesadilla)


por Amador Fernández-Savater
“Consideramos un gobierno tecnocrático de unidad nacional la mejor opción para llevar a cabo las reformas y mantener la confianza de los inversores, con una composición que abarque izquierda y derecha del espectro político y cuente con líderes de confianza (…) Luchando como están las democracias modernas maduras con la crisis de la deuda soberana, los gobiernos tecnocráticos, 'apolíticos', pueden ser una opción imperiosa, conforme decae la confianza pública en los políticos, se afianza la resistencia a las reformas estructurales y los partidos sienten pavor por las consecuencias en las urnas de aplicar reformas dolorosas” (Tina Fordham, Citigroup)
A diario suceden mil cosas, pero ¿cómo descifrar cuáles son señales de las transformaciones que vienen? ¿Cuáles son huellas o ecos del pasado, y cuáles anuncian tendencias sociales decisivas? ¿Cómo saber cuándo hemos traspasado un umbral histórico? Me lo he preguntado estos días pensando sobre los “gobiernos técnicos” que se han impuesto en Grecia e Italia. Los veo como signos de muy mal agüero, fórmulas en experimentación que podrían luego reproducirse, rápido. Prototipos.
La verdad es que ahora mismo no me cuesta demasiado imaginar un gobierno técnico a escala europea, que se presente y justifique como única alternativa posible a un crash total inminente o incluso como el menos malo de los gestores posibles en caso de un desastre ya en curso (un corralito general, por ejemplo). Un gobierno “de transición”, sin políticos de por medio, compuesto enteramente por expertos y gestores que saben lo que hay que hacer y no tienen miedo a llevarlo a cabo, ya sin ningún vínculo por débil que fuese con la ciudadanía (voto, etc.). ¿Pesadilla?
Grecia e Italia serían los laboratorios del futuro. El experimento no va mal. Para empezar, se puede hacer. Estos dos golpes de Estado bajos en calorías militares no han provocado el escándalo en la opinión pública “demócrata”. Así me lo parece al menos. Nadie ha elegido a Monti ni a Papademos. Nadie votó los programas que van a llevar a la práctica, pero los parlamentos han refrendado ambos gobiernos y en general se percibe un clima de resignación, cuando no de entusiasmo. ¿Por qué no? Si lo que hay es lo único que puede haber, pues que al menos lo gestione alguien capaz, sin extravagancias

DIEZ AMIGOS MUERTOS


En Libros y Aguardiantes han tenido la feliz idea de rescatar un poema de Dennis Cooper que publicamos en Dream Police. Nos ha gustado tanto que hemos decidido replicarla en nuestro blog, incluyendo al final el fragmento del prólogo que para la ocasión escribió Jesús Llorente.

DIEZ AMIGOS MUERTOS

para Ishmael Houston-Jones

Cass Romanski, 23 años, y su prometida prepararon la cena en el hogar de sus padres en Arcadia. Después de que éstos se acostaran, discutieron sobre la fecha de su futura boda. El se puso histérico, se encerró con llave en la habitación contigua, y se pegó un tiro en la cabeza.

Eric Brown, 16 años, conducía su motocicleta muy cerca de su casa en Glendale. De repente se encontró un bache, perdió el control y salió disparado por encima del manillar contra unas rocas.

Mervyn Fox, 56 años, pasó la noche en la casa de la piscina de la residencia de su mujer, de la que estaba separado, en Altadena. Tenía muy mala cara desde hacía semanas. Leyó parte de “The Devil of London” de Aldous Huxley, ingirió un frasco entero de pastillas para dormir y se tumbó en la cama.

Bunker Spreckles, 28, estaba en una fiesta. Se había chutado heroína por primera vez al comenzar la velada. Después de excusarse ante sus amigos caminó hasta su coche y se metió dos picos más.

Robert Beton, 43, estaba teniendo problemas con su amante, John Koening. Se pelearon y Koening se marchó. La amiga más antigua de Beton,Annetta Fox, pasó a verlo y trató de consolarle. Se bebieron una botella entera de champán y luego se fue a su casa. Poco después él se pegó un tiro en el pecho. Annetta afirmó que en ese preciso instante su coche dio un brusco bandazo hacia la izquierda.

John Wells, 25 años, estaba cargando su tabla de surf en una furgoneta a pocos metros de la autopista del Pacífico en Huntington Beach. Era un claro día de primavera. Un coche a toda velocidad se le echó encima, lanzándole a nueve metros de altura.

Michael Thompson, 28 años, conducía su Cadillac negro por el Laurel Canyon Boulevard hacia Mulholland Drive. Se desvió de la carretera en un lugar alejado, dejó el motor encendido y se tumbó en el asiento trasero, chupando una manguera que había conectado al tubo de escape.

Annetta Fox, 55, ingresó en el hospital a causa de una bronquitis. Pronto descubrieron que también tenía cáncer de pulmón. Le extirparon un pulmón. Un mes más tarde, ya en su casa, se levantó de la silla para ir al baño y le fallaron las piernas. La llevaron rápidamente al hospital, donde supieron que el cáncer se había extendido por todo su cuerpo.

John Flanigan, de 26, se vio confinado a una silla de ruedas.Año tras año se fue debilitando y finalmente tuvo que permanecer todo el tiempo en la cama. La noche antes de su veintisiete cumpleaños la excitación por la fiesta del día siguiente le dejó agotado y entró en coma.

David Sellers, 17, conoció a un señor mayor en un bar y le acompañó a su casa. Follaron. El hombre le dio algo de dinero. Luego se acercó a una cabina telefónica y llamó a su compañero de cuarto para que le recogiera en coche. En medio de la conversación un vaso sanguíneo reventó en su cerebro.

-1981
(La ilustración, una vez más, es de Acacio Puig, al igual que las otras que acompañan el libro)

Del prólogo de Dream Police:
Dennis Cooper: Exhibición de atrocidades
..... Es difícil encontrar a un autor que diseccione con tanto rigor las realidades más ocultas de la vida urbana contemporánea. Acostumbrados a la escritura automática, el realismo demasiado sucio y la dejadez estilística de otros autores de la poesía “post-moderna” (de la experiencia o no) que a veces caen en el pastiche y el tópico, resulta asombroso el modo en el que Dennis Cooper se adentra en terrenos resbaladizos con su equilibrado verbo y su metáfora precisa. Sabiendo lo que dice y cómo lo dice, por medio de un lenguaje seco y rebosante de lírica emotividad, da puertas a la reflexión sobre el dolor, el cuerpo, el sexo, la ausencia de Dios, el impulso creativo y la finalidad del arte y de la muerte. Motivos que en muchas ocasiones nos ponen un nudo en la garganta y el estómago por su cruda realidad, pero que el lector asume y hace suyos sin especial esfuerzo ante la calidad de versos tan verdaderos como intensos.
Jesús Llorente Sanjuán

Descarga "Moral laica" de Stevenson

Continuamos con las descargas de libros de Acuarela, recuperando un ensayo de Robert Louis Stevenson que publicamos en 2002: Moral Laica.

En la obra, Stevenson se refiere a la rectitud, al honor: palabras poco frecuentes en los ensayistas actuales y que habría que recuperar; palabras que son campanas de atención para un mundo demasiado olvidadizo. Aborda también el campo de la educación y las relaciones laborales, y ahonda en la investigación de nuestra propia naturaleza con su habitual perspicacia y vigor. Stevenson, cuyo cuerpo siempre estuvo acosado por la enfermedad, a ese estado corporal incurable opuso siempre una alegría y salud incurables también, una salud que supo extraer del fondo de su alma y del alma de las cosas. Esa salud eterna de la que supo gozar le sigue haciendo vivir: en sus palabras cuando le leemos y al infundirnos de su valiente ánimo. En él encontramos un maravilloso compañero de viaje.

Descarga Moral Laica
(PDF) (e-book)


Ilustraciones de Acacio Puig.

Acuarela y Nacho Umbert en Tipos Infames

Este sábado 12 de noviembre a las 13.00 podéis tomar un vermut en Tipos Infames (San Joaquín 3, Madrid; cerca de metro Tribunal), librería amiga que nos ha elegido editorial del mes. No tenemos motivos de queja: pasamos el verano pegándonos La Buena Vida (librería que también nos eligió editorial de temporada) y ahora nos rodeamos de Tipos Infames. Para celebrarlo Nacho Umbert se dejará caer y tocará alguno de sus nuevos temas.


Naturalismo redneck con esteroides

(reseña de Cuerpo por Ana Llurba en Dylarama)

En el panorama editorial español se está hablando mucho de los músicos que escriben. Varias editoriales indies han fichado a unos cuantos en los últimos años (Eeels por Blackie Books, Mica P. Hinson, Antonio Luque y Bill Callahan por Alpha Decay y, recientemente, Rita Indiana por Periférica) quizás aprovechando el tirón de prensa de su fama previa, así como algunas de sus giras por Europa para promocionar sus respectivos libros.

Sin embargo, casi nada se ha escrito acerca de la influencia inversa. Es decir, de la inspiración que ese gran cotarro universal que es la literatura ha ejercido en la obra de algunos músicos. (Aunque, salvo con Un día perfecto para el pez banana, la verdad es que algunas veces prefiero desconocer el bagaje literario de las bandas de rock contemporáneas).

El caso de Harry Crews es destacable, también, por la inversión de esta relación.

Como nos relata Jesús Llorente en el prólogo de esta novela, él descubrió a Harry Crews a través de una mítica y fugaz formación de hardcore y no wave, constituida por Kim Gordon (Sonic Youth), Lydia Lunch (Teenage Jesus and The Jerks) y Sadie Mae hacia fines de los ochenta. El trío eligió el nombre del escritor de culto para su proyecto musical e inmortalizaron su imagen en su único LP, Naked in Garden Hills (1989). Este dato disparó un interés insaciable (sigue leyendo)