Tras la pista de Harry Crews, un autor sureño de mucho cuidado (1)


LA VERDAD AL DESNUDO

tras la pista de Harry Crews, un autor sureño de mucho cuidado.


Por Jesse Fox Mayshark

(traducción: Javier Lucini)



Harry Crews.

Así. No “Hola” ni “Harry Crews al habla”, sólo una voz que suena apretada y muy lejana al decir “Harry Crews”.

No resulta difícil dar con su número de teléfono. Basta con llamar a información en Gainesville, Florida. Lograr que hable contigo es más complicado. Soy un periodista de Knoxville, le dije. Me gustaría hacerle unas cuantas preguntas acerca de su nuevo libro, Getting Naked With Harry Crews. Lo ha editado un tipo de aquí y...

¿El libro de entrevistas? –dijo. Sonaba como si no se lo creyese del todo.

Eh, sí.

Te diré una cosa, amigo. Ahora mismo me pillas un poco descolocado.

Oh.

Bueno, podemos hacerlo. Seguro que podemos hacerlo. La cuestión es cuándo... –su voz se fue apagando.

Me voy de la ciudad el martes que viene –me la jugué–, yo podría en cualquier momento antes del martes. O...

¿Por qué no me llamas cuando vuelvas?

Hmmm, de acuerdo. ¿En algún momento del mes que viene?

Seguro.

De acuerdo, dije. Gracias. Fin de la conversación. El asunto es que al mes siguiente ya habría vencido mi fecha de entrega. Yo sabía que era así. Probablemente se lo podría haber dicho. Quizá lo hubiese ablandado. Quizá pudiésemos haber hecho la entrevista en aquel mismo instante. Pero vean, éste es Harry Crews.

En realidad yo no sabía nada de él antes de haber leído Getting Naked (publicado por University Press of Florida), pero ahora sí. Sé que ha vivido una vida trágica hasta un punto casi inimaginable, parte de ella de un modo voluntario. Sé que se ha peleado en los bares, que ha estrellado sus motos, enterrado a un hijo, se ha roto los huesos y se ha puesto hasta el culo de drogas y alcohol tan a menudo y de un modo tan implacable que la gente que le conoce viene prediciendo su muerte desde hace veinte años. Suele salir por ahí con culturistas, freaks de circo y Sean Penn. También me consta que escribe (y que la misma palabra “escritura” es demasiado insulsa para describir lo que sale de él). Sus libros tratan de gente mutilada y deforme, por fuera o por dentro, gente que hace cosas extrañas e inenarrables a las que logran sobrevivir, o no (como Herman Mack en Car, que está decidido a comerse un Ford Maverick enterito, desde el parachoques delantero hasta el trasero). Por lo que hasta a dos estados de distancia, al otro extremo de cientos de kilómetros de línea telefónica, Harry Crews da un poco de miedo.

Pero resulta que no necesito exactamente una entrevista personal con Harry Crews. Tengo todo un libro lleno de entrevistas. Y, por suerte, Erik Bledsoe –el compilador del libro– es bastante más accesible. Profesor auxiliar del departamento de inglés de la Universidad de Tennessee, melenudo y de trato fácil, Bledsoe ha reunido en un solo volumen, Getting Naked With Harry Crews, veinticinco años de entrevistas publicadas con el escritor. También se encargó de escribir la introducción y realizó la última entrevista de la colección. Las piezas, que aparecen en lugares que van desde diarios académicos franceses a Motorbooty, el fanzine cultural con base en Detroit, funcionan colectivamente a modo de historia oral de un artista estando como están dominadas por la voz singular, compleja y muy sureña de Crews.

Número del fanzine punk en el que aparece Harry Crews.

Motorbooty nº5 (1990).


Tiene esa imagen de tipo realmente tosco y duro –dice Bledsoe–. Pero tiene un fondo muy espiritual, ¿cuál es nuestro lugar en el mundo? A mí me gusta compararlo con Flannery O’Connor. Pero la diferencia estriba en que Flannery O’Connor era una buena chica católica llena de fe; Harry Crews empezó a escribir de verdad después de aquella portada de la revista Time que cubría la historia de “Dios ha Muerto”. Así es que ¿qué puede hacer uno cuando se ha criado en una sociedad básicamente religiosa y aún así no tiene fe aunque lo deseara?

Número del 8 de abril de 1966.

Fue la primera vez que el texto sustituía a la imagen en la revista.

Según Los Angeles Times se encuentra entre las diez portadas de revistas que más han sacudido al mundo.

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