El lado malo

(texto sobre los Escritos políticos de Blanchot publicado por José Ángel González el 7 de enero)

Leo la antología Escritos políticos de Maurice Blanchot, el incómodo teórico del rechazo que todavía molesta por su difícil (y saludable) falta de maridaje ideológico.

Blanchot, que vivía instalado en la fructífera duda de saber que “la respuesta es la desgracia de la pregunta”, era inflexible en los sueños y tierno en lo cotidiano. Nada más puede decirse de sus adscripciones porque sólo para esos oficios (guerrero y amante) se consideraba preparado.

Amigo de los textos efímeros, nerviosos y fragmentados, del panfleto anónimo y rápido, de la sinergia implosiva del lenguaje y su unión con otras formas expresivas, enfrentado siempre a los conceptos cerrados, Blanchot me lleva a la nostalgia de lo que fue o pudo ser y, me temo, nunca será (y sé que es un viaje equivocado, una ruta que él no me recomendaría).

En uno de los escritos, publicado en la revista-fanzine Comité en octubre de 1968, propone un Estado de guerra del ánimo para seguir viviendo.

"Debemos sentirnos (comportarnos como) los negros de una sociedad blanca; negros en lucha contra nuestra blancura."

La lucha de clases que propone no es la de escapar del gueto para conquistar otro gueto superior, sino la de clausurar el gueto para “hacer imposible otro contacto entre las clases que el choque, violento, destructor”.

La primera tarea, dice, consiste en “mostrar los barrotes e incluso pintarlos de rojo” para que siempre seamos conscientes de su existencia.

Esta “segregación”, claro, es dolorosa y requiere un sacrificio radical, quizá el único posible: “concederles todo a quienes ya lo tienen todo”.

Tirar el mobiliario burgués por la ventana y renunciar a su uso: la verdad, la cultura, las artes, el lenguaje, la humanidad… Devolverles su basura:

"Que vivan con ese bien como viven con Dios o con lo que se llama humanismo: es suyo, no vale más que para ellos, no les permite comunicarse sino entre ellos. Y entonces, ¿los demás? Para los demás, es decir, si esto es posible, para nosotros, la penuria, la falta de la palabra, el poder de nada, eso que Marx llama con razón ‘el lado malo’, o sea lo inhumano."


La fuerza anónima del rechazo, prólogo de Marina Garcés
Tres apuntes sobre los escritos políticos
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