Las aventuras de los yippies (2): Tirando dinero en la Bolsa

Abbie Hoffman y Jerry Rubin quemando dinero en Wall St



EXPULSANDO A LOS MERCADERES DEL TEMPLO


Al principio pensé que tirar dinero en la Bolsa era solo una muestra de teatro de importancia menor. Tenía cosas más importantes que hacer, como reunir dinero para la fianza de un hermano en la cárcel. Con desgana, solicité una visita a nombre de George Metesky, presidente de la East Side Service Organization (ESSO). Ni siquiera nos molestamos en llamar a la prensa. Éramos unos dieciocho. Nada más entrar los guardias se encararon con nosotros.


—No podemos permitir una manifestación de hippies en la Bolsa.
—¿Quién es hippie? Soy judío y además esto no es una manifestación, ¿no ve que no tenemos pancartas? —le dije.

Los guardias decidieron que no era buena idea impedir la entrada en la Bolsa a un judío, así que nos dejaron pasar. Nos pusimos en la cola con el resto de turistas, charlando tranquilamente. Cuando la cola dio la vuelta a la esquina, vi la mayor concentración de periodistas juntos en un sitio tan pequeño de toda mi vida. Empezamos a hacer el payaso. A comer dinero, a besarnos y abrazarnos, ese tipo de cosas. Los guardias les dijeron a los periodistas que no podían pasar a la galería de las visitas con nosotros. Nos empujaron hacia dentro y enseguida nos pusimos a tirar dinero desde la barandilla. Los teletipos con las cotizaciones se detuvieron y los agentes bursátiles nos aplaudieron. Los guardias empezaron a empujarnos y los agentes les abuchearon. Cuando salimos, seguí con la escena delante de la prensa.

—¿Quién eres?
—Soy el cardenal Spellman*.
—¿De dónde habéis sacado el dinero?
—Soy el cardenal Spellman, no puede preguntarme de dónde saco el dinero.
—¿Cuánto habéis tirado?
—Mil dólares en billetes pequeños.
—¿Cuántos sois?
—Dos, tres, ¡ni siquiera existimos! ¡Ni siquiera existimos!

Bailamos delante de la Bolsa, celebrando el fin del dinero. Quemé un billete de cinco dólares. Un tipo dijo que lo que hacíamos era repugnante y le dije que tenía razón, llamando a mis compañeros «sucios comunistas».

Las imágenes en televisión de aquella noche fueron geniales. Salió en todos lados. Los telediarios siempre tienen un patrón. Primero las noticias «serias», totalmente inventadas, por supuesto, después unos pocos anuncios, a menudo mejor elaborados que las noticias, luego el resumen de la Bolsa. Finalmente, la nota positiva con una historia de interés humano para mantener a todos felices como perdices. Salimos después de los comentarios sobre la Bolsa, lógicamente. CBS, la cadena más creativa, mantuvo las referencias al cardenal Spellman; me sorprendió. Todas las noticias eran distintas. En algunos casos decían que habíamos tirado dinero del Monopoly, otros que fueron entre veinte y treinta dólares, otros que más de cien dólares, algunos decían que antes habíamos roto los billetes. Fue el perfecto acontecimiento mítico, ya que cada periodista, al no haber podido observar directamente la escena, había elaborado su propia fantasía. Algunas de las fantasías eran interesantes, otras aburridas. Un turista que se unió al exorcismo pilló la gracia: «He venido de Misuri y llevo cinco días tirando el dinero en Nueva York. Esto es muchísimo más rápido y más divertido».


20 de mayo de 1967 

*Francis Joseph Spellman (1889-1967): cardenal de la Iglesia Católica estadounidense conocido por sus posiciones ultraderechistas y anticomunistas y su defensa de la guerra de Vietnam.

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