Lista de propósitos de Woody Guthrie para el año entrante. WOODY GUTHRIE FOR PRESIDENT!






Cómo matar al intermediario, por Hernán Casciari


canción triste de navidad


En provecho de todos

Este articulito (¡360 palabras!) apareció el 28 de diciembre en el diario El País, acompañando a un reportaje sobre la “revolución cultural del procomún”. Las ideas libres se van abriendo paso…
por Amador Fernández-Savater
El aire, la biodiversidad, el genoma, el lenguaje, las calles, Internet… Los bienes comunes no nos rodean. Nos atraviesan y constituyen, nos hacen y deshacen. De todos y de nadie, sostienen el mundo, son el mundo. En el cuidado y enriquecimiento del procomún nos jugamos la vida misma. Es un asunto demasiado importante como para dejarlo en manos del Estado o del mercado. Nuestro desafío es hacernos cargo en común de un mundo común.
La lógica privatizadora (patentes, copyright restrictivo, industria cultural, etc.) sólo beneficia a una estrecha minoría. Desde el crowdfunding hasta la ciencia abierta, desde el copyleft hasta las plataformas en defensa del agua, desde la Puerta del Sol hasta Zuccotti Park, una constelación amplísima de comunidades en movimiento ensayan hoy otros modos de producir, decidir y convivir. Abiertos y colaborativos, incluyentes, acogedores y sostenibles, ni estatales ni privados (aunque no necesariamente anti-estatales ni anti-mercantiles). Por y para el 99%, como dice el movimiento americano Occupy.
Pero ajenos a la belleza de la cooperación, desde arriba nos repiten que lo común es un caos y hay que regularlo, como si la alternativa estuviese entre la Ley Sinde (por ejemplo) y la guerra de todos contra todos. Hacen trampa: la constelación del procomún inventa sus propias formas de autorregulación (como Creative Commons). No autoritarias, sino horizontales, comunitarias, distribuidas. Lo que ocurre es que no tienen apenas amparo institucional, suelen ser invisibilizadas, trabadas por los marcos jurídicos, criminalizadas incluso.
Lo público-estatal sólo puede recuperar su función al servicio de las personas si deja de subordinarse al mercado y apoya los procesos de autoorganización social de lo común. Desde luego no apuntan por ahí los artículos sobre la Ley Sinde y el 15-M con los que se ha ganado los galones el nuevo ministro de Cultura. Otra vez los tópicos sobre la convivencia y la creación cultural en peligro. La torpe equiparación de la propiedad intelectual con la propiedad física y, por tanto, de la copia con el robo. Los clichés denigratorios (“nuevos bárbaros”, “papilla anarco-comunista iletrada”).
El PSOE propuso más de lo mismo y acabó como acabó. En provecho de todos, ¿por qué no atreverse a escuchar, pensar y explorar otras vías?

Hernán Casciari responde a Lucía Etxebarría


Hernán Casciari, 21 de diciembre 2011

El contador de suscripciones anuales a la nueva revista Orsai acaba de llegar a mil. En nueve días, y sin noticias sobre los contenidos o la cantidad de páginas, mil lectores ya compraron las seis revistas del año próximo. Y eso que todos saben que habrá una versión en .pdf, gratuita, el mismo día que cada revista llegue a sus casas. Repito: acabamos de vender seis mil revistas. Seiscientas sesenta y cinco por día. Veintiocho por hora.

Al mismo tiempo, una escritora española acaba de informar que dejará de publicar. «Dado que que se han descargado más copias ilegales de mi novela que copias han sido compradas, anuncio que no voy a volver a publicar libros», dijo ayer Lucía Etxebarría. La prensa tradicional se hizo eco de sus palabras y la industria editorial la arropó: «Pobrecita, miren lo que internet le está haciendo a los autores».

A nosotros nos ocurre lo mismo. Durante 2011 editamos cuatro revistas Orsai. Vendimos una media de siete mil ejemplares de cada una, y con ese dinero le pagamos (extremadamente bien) a todos los autores. Los .pdf gratuitos de esas cuatro ediciones alcanzaron las seiscientas mil descargas o visualizaciones en internet.

Vendimos siete mil, se descargaron seiscientas mil.

Si los casos de Lucía Etxebarría y de Orsai son idénticos, y ocurren en el mismo mercado cultural, ¿por qué a nosotros nos causan alegría esos números y a ella le provocan desazón?

La respuesta, quizá, es que se trata del mismo mercado pero no del mismo mundo.

Existe, cada vez más, un mundo flamante en el que el número de descargas virtuales y el número de ventas físicas se suma; sus autores dicen: «qué bueno, cuánta gente me lee». Pero todavía pervive un mundo viejo en el que ambas cifras se restan; sus autores dicen: «qué espanto, cuánta gente no me compra».

El viejo mundo se basa en control, contrato, exclusividad, confidencialidad, traba, representación y dividendo. Todo lo que ocurra por fuera de sus estándares, es cultura ilegal.

El mundo nuevo se basa en confianza, generosidad, libertad de acción, creatividad, pasión y entrega. Todo lo que ocurra por fuera y por dentro de sus parámetros es bueno, en tanto la gente disfrute con la cultura, pagando o sin pagar.

Dicho de otro modo: no es responsabilidad de los lectores que no pagan que Lucía sea pobre, sino del modo en que sus editores reparten las ganancias de los lectores que sí pagan. Mundo viejo, mundo nuevo. Hace un par de semanas viví un caso muy clarito de lo que ocurre cuando estos dos mundos se cruzan. Se lo voy a contar a Lucía, y a ustedes, porque es divertido:

Me llama por teléfono una editora de Alfaguara (Grupo Santillana, Madrid); me dice que están preparando una Antologia de la Crónica Latinoamericana Actual. Y que quieren un cuento mío que aparece en mi último libro, «un cuento que se llama tal y tal, que nos gusta mucho».

Le digo que por supuesto, que agarre el cuento que quiera. Me dice que me enviará un mail para solicitar la autorización formal. Le digo que bueno.

A la semana me llega el mail, con un archivo adjunto:

Estimado Hernán, te explico lo que te adelanté por teléfono: Alfaguara editará próximamente una antología de bla bla bla cuya selección y prólogo está a cargo de Fulanito de Tal. Él ha querido incluir tu cuento Equis. Si estás de acuerdo con el contrato que te adjunto, envíame dos copias en papel con todas las páginas firmadas a la siguiente dirección. (Y pone la dirección de Prisa Ediciones, Alfaguara.)

Abro el archivo adjunto, leo el contrato. Me fascina la lectura de contratos del mundo viejo. No se molestan en lo más mínimo en disfrazar sus corbatas.

Al cuento que me piden lo llaman LA APORTACIÓN. En la cláusula cuatro dice que «el EDITOR podrá efectuar cuantas ediciones estime convenientes hasta un máximo de cien mil (100.000)». En la cláusula cinco, ponen: «Como remuneración por la cesión de derechos de la APORTACIÓN, el EDITOR abonará al AUTOR cien euros (100 €) brutos, sobre la que se girarán los impuestos y se practicarán las retenciones que correspondan».

Pensé en los otros autores que componen la antología, los que seguramente sí firman contratos así. Cien euros menos impuestos y retenciones son sesenta y tres euros, y a eso hay que quitarle el quince por ciento que se lleva el agente o representante (todos tienen uno), o sea que al autor le quedan cincuenta y tres euros limpios. No importa que la editorial venda dos mil libros, o cien mil libros. El autor siempre se llevará cincuenta y tres euros. ¿Firmará Lucía Etxebarría contratos así?

Esa misma tarde le respondí el mail a la editora de Alfaguara:

Hola Laura, el cuento que querés aparece en mi último libro, que se distribuye bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento 3.0 Unported, que es la más generosa. Es decir, podés compartir, copiar, distribuir, ejecutar, hacer obras derivadas e incluso usos comerciales de cualquiera de los cuentos, siempre que digas quién es el autor. Te regalo el texto para que hagas con él lo que quieras, y que sirva este mail como comprobante. Pero no puedo firmar esa porquería legal espantosa. Un beso.

La respuesta llegó unos días después; ya no era ella la que me hablaba, sino otra persona:

Hernán: entendemos esto, pero el departamento legal necesita que firmes el contrato para que no tengamos problemas en el futuro. Saludos!

Y ya no respondí más nada. ¿Para qué seguir la cadena de mails?

La anécdota es esa, no es gran cosa. Pero quiero decir, al narrarla, que no hay que luchar contra el mundo viejo, ni siquiera hay que debatir con él. Hay que dejarlo morir en paz, sin molestarlo. No tenemos que ver al mundo viejo como aquel padre castrador que fue en sus buenos tiempos, sino como un abuelito con alzheimer.

—¿Me das eso? —dice el abuelito.

—Sí, abuelo, tomá.

—No, así no. Firmame este papel donde decís que me das eso y yo a cambio te escupo.

—No hace falta, abuelo, te lo doy. Es gratis.

—¡Necesito que me firmes este papel, no lo puedo aceptar gratis!

—¿Pero por qué, abuelo?

—Porque si no te cago de alguna manera, no soy feliz.

—Bueno, abuelo, otro día hablamos… Te quiero mucho.

Y de verdad lo queremos mucho al abuelo. Hace veinte, treinta años, ese hombre que ahora está gagá, nos enseñó a leer, puso libros hermosos en nuestras manos.

No hay que debatir con él, porque gastaríamos energía en el lugar incorrecto. Hay que usar esa energía para hacer libros y revistas de otra manera; hay que volver a apasionarse con leer y escribir; hay que defender a muerte la cultura para que no esté en manos de abuelos gagá. Pero no hay que perder el tiempo luchando contra el abuelo. Tenemos que hablar únicamente con nuestros lectores.

Lucía: tenés un montón de lectores. Sos una escritora con suerte. El demonio no son tus lectores; ni los que compran tus novelas ni los que se descargan tus historias en la red.

No hay demonios, en realidad. Lo que hay son dos mundos. Dos maneras diferentes de hacer las cosas.

Está en vos, en nosotros, en cada autor, seguir firmando contratos absurdos con viejos dementes, o empezar a escribir una historia nueva y que la pueda leer todo el mundo.


De mamadas y Harry Crews

Cuerpo, libro del mes para Kiko Amat

Empecemos diciendo que este no es el mejor libro de Harry Crews, y digamos también que esa afirmación es irrelevante. Se lo pongo en forma de alegoría: Mi amigo Pol, nativo de Limerick, estuvo haciéndome la misma pregunta-chiste durante años: “Define la peor mamada que te han hecho”. Cuando yo respondía esculpiendo una mueca de perplejidad –mientras recopilaba mentalmente felaciones torpes del pasado; que me habían hecho, quiero decir, no a la inversa-, él levantaba ambos pulgares, sacaba la lengua por un extremo de la boca y, arqueando de forma imposible las cejas, exclamaba, salivando como una llama enloquecida por la pasión y respondiéndose a sí mismo: FUCKKKKKING GREAT, MAN. ¿Qué insinuaba su (nada sutil) chascarrillo? Sencillamente esto: algunas cosas son tan maravillosas que incluso en su versión más pobre conservan algo de gloria nuclear. Algunas cosas son tan grandes que no hay forma de encontrarles un lado malo. La peor zalagarda de Billy Childish es aún una gran canción para quitarse los pantalones y salir a la calle ondeándolos, como quien esgrime gallardo un baluarte de guerra. No existe un Raymond Chandler repugnante. Las caras B de The Jam son la remonda. El northern soul más chapuzas y escaso es aún vibrante y apasionado. No hay Shangri-las inescuchables. Harry Crews no puede escribir mal. Todo verdades que le anclan a uno cuando arrecia el temporal. No hay una mala mamada. Bueno, sí. Pero no me saboteen el teorema, ni me obliguen a pensar en ella.

Harry Crews lleva encima un caparazón de mito e historia apócrifa tan espeso y consistente que se antoja imposible hablar del tipo real. Muchos de ustedes ya habrán oído hablar en tabernas y lupanares de sus rasgos definitorios, tan poco escritorzuelo, tan de personaje de sus propias novelas: 27 años de karate. Ex-marine. Nariz rota por varios puntos claves. Querencia por el esbatussarse y dar taburetazos en bares (o talleres de narrativa, si le vienen provocando). Indudablemente divorciado, y encima dos veces, y para colmo de la misma mujer. Hijo de Bacon County, Georgia, un lugar tan atrasado, ceporro, hillbilly y brutal que a su lado Tres Hermanas parece Manhattan (el propio Crews afirma que de niño no comprendía por qué los modelos en los catálogos Sears Roebuck conservaban todos los dedos y ojos y extremidades; en su pueblo todo el mundo era tullido, cojo, bizco o manco). Aficionado a la cetrería (el arte de cazar con aves rapaces). Un hombre de poco reírse y nada de provocar la risa ajena (a no ser que se trate de la risa nerviosa del que se sorprende aproximándose a velocidad de vértigo hacia la paliza de su vida), y que siempre ha advertido que no se considera “una persona divertida” (algo que, francamente, ya sospechábamos). La espantosa historia de su hijo fallecido, que él mismo contó


El fin de la distinción entre economía y política (constelación Tiqqun-Comité Invisible)

(fragmento de Llamamiento)

A toda preocupación moral, a todo anhelo de pureza, oponemos la elaboración colectiva de una estrategia. Nada es malo salvo lo que perjudica el desarrollo de nuestra potencia.
Pertenece a esta resolución dejar de distinguir entre economía y política. La perspectiva de formar bandas no nos espanta; la de ser tomados por una mafia más bien nos divierte.

El llamamiento que precede a la insurrección que viene y otros textos radicales de la constelación TIQQUN-COMITÉ INVISIBLE

Desmontando a Harry (Crews), por David Bizarro (Tentaciones)

Desmontando a Harry Crews(Ilustraciones originales de Wenceslao Lamas)

Por David Bizarro, Tentaciones (El País), 5 de diciembre de 2011

Hasta la reciente publicación de Cuerpo (Acuarela Libros / Antonio Machado, 2011), Harry Crews era un completo desconocido en nuestro país. “En cierto modo, todavía sigue siéndolo”, nos confiesa uno de sus reponsables, Jesús Llorente, “pero llevamos meses trabajando para que eso cambie”. En el blog de Acuarela pueden leerse varios artículos y entrevistas que sirven de inmejorable carta de presentación para aquellos lectores que estén interesados en descubrirlo.

La tormentosa vida de Harry Crews ha sido utilizada en repetidas ocasiones como reclamo publicitario. “Era algo que nos preocupaba un poco antes de publicar el libro”, prosigue Llorente. “Teníamos miedo de que el público se hiciera un idea equivocada y que el personaje devorase al artista.” Y con razón, porque en muchos aspectos la vida del propio Crews podría confundirse con la de alguno de sus personajes. Su presencia intimidante y carácter pendenciero se traducen en una interminable lista de lesiones y cicatrices, la última de las cuales le llevó a la UCI hace un par de años. “La ira me ha ayudado en muchos momentos de mi vida y tengo que confesar (…) que me volví un ser furioso. Un auténtico cabronazo”. A día de hoy, lejos de haberse aplacado, se esfuerza por ganarle la carrera al cáncer contra el que lleva luchando durante años. Lo justo, al menos, para poner punto final a su última novela.


"Hay algo bonito en una cicatriz. Una cicatriz significa que la herida ya no te duele, que se ha cerrado y sanado para siempre"

Ante semejante carta de presentación, no es de extrañar que haya quien le considere un loco peligroso. Ellos se lo pierden porque, socavando la tosca apariencia de sus palabras, la obra de Crews demuestra un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Sus páginas transmiten esa clase de verdad incómoda que solamente puede sobrellevarse con generosas dosis de humor negro. Y eso a pesar de que ni él mismo se considere un tipo divertido; de hecho, se ríe más bien poco y lleva tatuado en el brazo un verso de e.e. cummings: How do you like your blue eyed boy, Mr. Death?, justo debajo de una calavera.

En palabras del socio de Llorente, el traductor Javier Lucini, a la hora de hablar del autor de A Feast of Snakes (1976) “los paralelismos con Bukowski, Hunter S. Thompson y Palhaniuk son bastante forzados. En cierta medida funcionan como ganchos comerciales para vender más libros, pero no reflejan el verdadero espíritu de Crews”. No se adivina un plan maestro detrás de cada libro, sino que escribe tal y como vive, evitando repetirse y rompiendo sus propias reglas a cada párrafo. “La suya es una carrera extraordinariamente prolífica y variada. Posee una voz propia y un estilo que le aporta homogeneidad, sin importar lo radicalmente diferentes que son un libro de otro. Eso es lo que hace de él un autor verdaderamente especial.”

O un género en sí mismo, por mucho que se le suela encasillar dentro del denominado “gótico sureño”. Como el propio Crews justifica con su magistral evocación autobiográfica A Childhood: The Biography of a Place (1978), su literatura se aferra al terruño natal, delimitando una geografía personal que remite de manera perversa al naturalismo de Flannery O’Connor y Carson McMullers. Pero también al retrato, entre poético e intimista, de William Faulkner y Truman Capote; y, sobre todo, al delirante humorismo de John Kennedy Toole.


“La mejor literatura es simple, concreta y directa. Para aspirar a algo así tienes que ser preciso como un neurocirujano”

Durante el tiempo que pasó alistado en los marines, el joven Crews aprovechó para sacarle punta a su estilo mientras devoraba las obras completas de Mickey Spillane y Graham Greene. Como resultado, en su prosa conviven la ruda pulsión hard boiled y el perfil psicológico; su literatura es visceral, violenta y grotesca, pero también extrañamente tierna y emotiva. “Uno de los aspectos que más suelen sorprender de Crews es el respeto con el que trata a sus personajes”, apunta Lucini. Famoso por la amplia galería de freaks y basura blanca que pueblan su particular imaginario, Crews hace acreedores a sus protagonistas de una pequeña parcela íntima de dignidad que los eleva por encima del estereotipo y el esperpento.


“Quizá si escribo acerca de personajes masculinos enajenados, sea porque esa enajenación procede directamente de mi propia vida”

Criado en el seno de una familia de aparceros del Sur de EEUU, Crews sirvió en la guerra de Corea, fue campeón de los pesos ligeros de su regimiento y practicó karate durante más de veinte años. Como buen sureño, sus hobbies son la pesca, la caza y la cetrería. Su relación más duradera ha sido con el alcohol y los estupefacientes, y aún así (o precisamente por eso) ha tenido tiempo de escribir más de veinte novelas, un puñado de ensayos y guiones cinematográficos e impartir clases de Literatura Creativa en varias universidades.

La primera pregunta que se plantea el lector de Cuerpo (1990) es porqué ha tardado tanto en publicarse en castellano. Para Llorente, la respuesta está en las dificultades que entraña la traducción de su particular uso del lenguaje, plagado de intraducibles juegos de palabras y jerga sureña. “El reto consistía en respetar el texto original y evitar caer en los tópicos de siempre. Había que buscar un equilibrio y para eso trabajamos a tres bandas, entre Javier, Tomás Cobos y yo. Cada uno de nosotros aportamos un bagaje diferente a la traducción, buscando el término intermedio que nos convenciese a todos.”

Cuerpo - Shereel Dupont y la familia Turnipseed

"− Ricura, no te preocupes. Éstos son mis hombres, a veces son mu bestias con los desconocíos y a veces son como víboras, pero son mis muchachos, tos ellos. Y yo me encargo que me se comporten"*


De ese modo consiguieron adaptar el dialecto redneck de la manera más inteligible posible, evitando las molestas notas a pie de página que entorpecerían la lectura. Por suerte para aquellos que se acerquen por primera vez a la obra de Crews, lo han conseguido tirando de referentes reconocibles del castellano con los que ell lector español está más familiarizado: una mezcla de andalúz y manchego, mezclado con un poco del personaje de Cletus en Los Simpson. “Lo más complicado ha sido conservar el ritmo interno de algunos diálogos”, reconoce Lucini. “Existen estudios sorprendentemente académicos sobre su uso del lenguaje. Algunos de sus personajes, por ejemplo, se expresan de un modo característico, muy influenciado por el rap.”

Tras salir más que airosos del reto, reincidirán próximamente con “The Gospell Singer” (1968), la primera novela de Crews. “Estamos dispuestos a seguir adelante con la publicación de sus obras en castellano hasta donde nos sea posible, aunque somos conscientes de que no se trata de un escritor demasiado popular, ni tan siquiera en EEUU. Le rodea un aura de culto, pero sus libros no son fáciles de encontrar. Si entras en Amazon, la mayoría de sus títulos están disponibles de segunda mano, porque apenas ha sido reeditado”.

Aún así, la subversiva influencia de Crews ha hecho mella en escritores como Larry Brown y Barry Gifford y en 1989 Kim Gordon y Lydia Lunch le rindieron un sentido homenaje discográfico. Sin ir más lejos, Sean Penn y Crews son amigos íntimos desde hace décadas. El actor le dio un papel al escritor en su debut como realizador, Extraño vínculo de sangre (1991), y Crews le devolvió el favor dedicándole su escalofriante Scar Lover (1993). En la actualidad Penn es el propietario de los derechos cinematográficos de la mayoría de sus libros, pero hasta el momento sólo existe una adaptación para la gran pantalla: The Hawk is Diying (Julian Goldberger, 2006) con Paul Giamatti. “No debe de resultar demasiado fácil rodar una película sobre un tipo que se come un automóvil pieza a pieza o una panda de culturistas chiflados”, bromea Lucini.


"Todo el mundo contaba historias. Era una forma de afirmar quiénes eran en el mundo. Era su manera de comprenderse a sí mismos"

“Por suerte, la acogida del libro está siendo buena”, concluye un Llorente satisfecho. “El otro día me encontré a un tipo leyéndolo en el metro. Me fijé en él para ver qué cara ponía, si se reía o algo. Pero nada; iba pasando las páginas completamente absorto. Es curioso, porque a mí todavía me pasa lo mismo. Cuando nos llegó el libro de la imprenta, después de haberlo leído, corregido y revisado tantas veces, me sorprendió el hecho de que no podía parar de leerlo. Y eso no es algo que pase precisamente a menudo.”

* Harry Crews, Cuerpo, ed. Acuarela Libros / Antonio Machado, 2011, pág. 46


Lee Ranaldo, recitando ruidos: dos poemas

(artículo de Ruta 66)
"En ocasiones los prolíficos tentáculos de Sonic Youth, la banda de rock más importante y visionaria de los últimos 30 años, se extienden. Esta vez es el turno del miembro más vanguardista de una banda que tiene la radicalización maximalista como naturaleza. Lee Ranaldo es ya parte de códigos y simbolismos fundamentales para entender el rock experimental, sólo que ahora se propone continuar la aventura adentrándose y objetivizando una reconfiguración escénica y temática de reto a los sentidos.

Lo primero que se puede apreciar en el patio del Palau de la Virreina de Barcelona es una Fender en suspensión desde el techo. Ranaldo la utilizará, siempre en vertical, con punzante control, habilitando conexiones encauzadas dentro de un mantra de feedback que evoluciona en forma de trance con incesante y perturbadora belleza. Somete al público a una trasmutación de libre asociación invitando a convivir entre lo infinito de las expansivas partículas de sonido, puros átomos de ruido (...)" Sigue leyendo el artículo.

Aprovechamos la publicación de este artículo en Ruta 66 sobre la actividad poética de Lee Ranaldo (guitarrista de Sonic Youth) para rescatar un par de poemas de su obra Road Movies, que publicamos en Acuarela Libros. Como siempre, añadimos alguna de las ilustraciones que hizo Acacio Puig para acompañar los poemas de Lee.

DOS POEMAS DE ROAD MOVIES

Toronto

Esta noche me arrancaron la cadena del cuello

cuando me incliné hacia el público mientras tocábamos Kool Thing.

También me quitaron el reloj,

me rompieron los pantalones nuevos,

mientras daban vueltas a un ritmo estroboscópico

para alcanzar un estado olvidado hace tiempo.

Trataban de liberar algo indescriptible,

algo inconmensurable, durante un rato.

Me obligaban a saltar,

poniendo ascuas bajo mis pies,

conteniendo la respiración,

incitándome,

haciéndome pagar por lo que no pueden hacer por sí mismos,

con la esperanza de que yo colmara el vacío

que sienten en sus cabezas

pequeñas y puntiagudas.

Intentaban llegar al éxtasis en la sala,

estatuas aladas que observaban,

que a gritos pedían más, siempre más, hasta que finalmente

finalmente–

la energía se liberó, pasó a mi cuerpo

y me mantuvo en vela toda la noche con visiones delirantes e inagotables.

Ellos pudieron acabar el día

saciados

y desfilaron hacia el frío,

algunos con su amante,

pero la mayoría

no eran más que unos críos

que al fin iban a poder dormir.



LANGOSTAS

En un mundo donde todo se desmorona

forma, sustancia y fuerza se pierden

palabras violentas

acechan la tierra

almas artificiales

fingen vivir al límite

cual plaga feroz

que arrasa los campos.

¿Existe en verdad una razón?

Vaciad vuestros áticos repletos

desechad antiguos amores y

ángeles por venir

cubrid todo con un manto negro

cerrad las ventanas

atad los electrodomésticos

las mascotas

y dejadlo todo

cerrad la puerta

y marchaos.


El Gobierno de Nadie (una pesadilla)


por Amador Fernández-Savater
“Consideramos un gobierno tecnocrático de unidad nacional la mejor opción para llevar a cabo las reformas y mantener la confianza de los inversores, con una composición que abarque izquierda y derecha del espectro político y cuente con líderes de confianza (…) Luchando como están las democracias modernas maduras con la crisis de la deuda soberana, los gobiernos tecnocráticos, 'apolíticos', pueden ser una opción imperiosa, conforme decae la confianza pública en los políticos, se afianza la resistencia a las reformas estructurales y los partidos sienten pavor por las consecuencias en las urnas de aplicar reformas dolorosas” (Tina Fordham, Citigroup)
A diario suceden mil cosas, pero ¿cómo descifrar cuáles son señales de las transformaciones que vienen? ¿Cuáles son huellas o ecos del pasado, y cuáles anuncian tendencias sociales decisivas? ¿Cómo saber cuándo hemos traspasado un umbral histórico? Me lo he preguntado estos días pensando sobre los “gobiernos técnicos” que se han impuesto en Grecia e Italia. Los veo como signos de muy mal agüero, fórmulas en experimentación que podrían luego reproducirse, rápido. Prototipos.
La verdad es que ahora mismo no me cuesta demasiado imaginar un gobierno técnico a escala europea, que se presente y justifique como única alternativa posible a un crash total inminente o incluso como el menos malo de los gestores posibles en caso de un desastre ya en curso (un corralito general, por ejemplo). Un gobierno “de transición”, sin políticos de por medio, compuesto enteramente por expertos y gestores que saben lo que hay que hacer y no tienen miedo a llevarlo a cabo, ya sin ningún vínculo por débil que fuese con la ciudadanía (voto, etc.). ¿Pesadilla?
Grecia e Italia serían los laboratorios del futuro. El experimento no va mal. Para empezar, se puede hacer. Estos dos golpes de Estado bajos en calorías militares no han provocado el escándalo en la opinión pública “demócrata”. Así me lo parece al menos. Nadie ha elegido a Monti ni a Papademos. Nadie votó los programas que van a llevar a la práctica, pero los parlamentos han refrendado ambos gobiernos y en general se percibe un clima de resignación, cuando no de entusiasmo. ¿Por qué no? Si lo que hay es lo único que puede haber, pues que al menos lo gestione alguien capaz, sin extravagancias

DIEZ AMIGOS MUERTOS


En Libros y Aguardiantes han tenido la feliz idea de rescatar un poema de Dennis Cooper que publicamos en Dream Police. Nos ha gustado tanto que hemos decidido replicarla en nuestro blog, incluyendo al final el fragmento del prólogo que para la ocasión escribió Jesús Llorente.

DIEZ AMIGOS MUERTOS

para Ishmael Houston-Jones

Cass Romanski, 23 años, y su prometida prepararon la cena en el hogar de sus padres en Arcadia. Después de que éstos se acostaran, discutieron sobre la fecha de su futura boda. El se puso histérico, se encerró con llave en la habitación contigua, y se pegó un tiro en la cabeza.

Eric Brown, 16 años, conducía su motocicleta muy cerca de su casa en Glendale. De repente se encontró un bache, perdió el control y salió disparado por encima del manillar contra unas rocas.

Mervyn Fox, 56 años, pasó la noche en la casa de la piscina de la residencia de su mujer, de la que estaba separado, en Altadena. Tenía muy mala cara desde hacía semanas. Leyó parte de “The Devil of London” de Aldous Huxley, ingirió un frasco entero de pastillas para dormir y se tumbó en la cama.

Bunker Spreckles, 28, estaba en una fiesta. Se había chutado heroína por primera vez al comenzar la velada. Después de excusarse ante sus amigos caminó hasta su coche y se metió dos picos más.

Robert Beton, 43, estaba teniendo problemas con su amante, John Koening. Se pelearon y Koening se marchó. La amiga más antigua de Beton,Annetta Fox, pasó a verlo y trató de consolarle. Se bebieron una botella entera de champán y luego se fue a su casa. Poco después él se pegó un tiro en el pecho. Annetta afirmó que en ese preciso instante su coche dio un brusco bandazo hacia la izquierda.

John Wells, 25 años, estaba cargando su tabla de surf en una furgoneta a pocos metros de la autopista del Pacífico en Huntington Beach. Era un claro día de primavera. Un coche a toda velocidad se le echó encima, lanzándole a nueve metros de altura.

Michael Thompson, 28 años, conducía su Cadillac negro por el Laurel Canyon Boulevard hacia Mulholland Drive. Se desvió de la carretera en un lugar alejado, dejó el motor encendido y se tumbó en el asiento trasero, chupando una manguera que había conectado al tubo de escape.

Annetta Fox, 55, ingresó en el hospital a causa de una bronquitis. Pronto descubrieron que también tenía cáncer de pulmón. Le extirparon un pulmón. Un mes más tarde, ya en su casa, se levantó de la silla para ir al baño y le fallaron las piernas. La llevaron rápidamente al hospital, donde supieron que el cáncer se había extendido por todo su cuerpo.

John Flanigan, de 26, se vio confinado a una silla de ruedas.Año tras año se fue debilitando y finalmente tuvo que permanecer todo el tiempo en la cama. La noche antes de su veintisiete cumpleaños la excitación por la fiesta del día siguiente le dejó agotado y entró en coma.

David Sellers, 17, conoció a un señor mayor en un bar y le acompañó a su casa. Follaron. El hombre le dio algo de dinero. Luego se acercó a una cabina telefónica y llamó a su compañero de cuarto para que le recogiera en coche. En medio de la conversación un vaso sanguíneo reventó en su cerebro.

-1981
(La ilustración, una vez más, es de Acacio Puig, al igual que las otras que acompañan el libro)

Del prólogo de Dream Police:
Dennis Cooper: Exhibición de atrocidades
..... Es difícil encontrar a un autor que diseccione con tanto rigor las realidades más ocultas de la vida urbana contemporánea. Acostumbrados a la escritura automática, el realismo demasiado sucio y la dejadez estilística de otros autores de la poesía “post-moderna” (de la experiencia o no) que a veces caen en el pastiche y el tópico, resulta asombroso el modo en el que Dennis Cooper se adentra en terrenos resbaladizos con su equilibrado verbo y su metáfora precisa. Sabiendo lo que dice y cómo lo dice, por medio de un lenguaje seco y rebosante de lírica emotividad, da puertas a la reflexión sobre el dolor, el cuerpo, el sexo, la ausencia de Dios, el impulso creativo y la finalidad del arte y de la muerte. Motivos que en muchas ocasiones nos ponen un nudo en la garganta y el estómago por su cruda realidad, pero que el lector asume y hace suyos sin especial esfuerzo ante la calidad de versos tan verdaderos como intensos.
Jesús Llorente Sanjuán

Descarga "Moral laica" de Stevenson

Continuamos con las descargas de libros de Acuarela, recuperando un ensayo de Robert Louis Stevenson que publicamos en 2002: Moral Laica.

En la obra, Stevenson se refiere a la rectitud, al honor: palabras poco frecuentes en los ensayistas actuales y que habría que recuperar; palabras que son campanas de atención para un mundo demasiado olvidadizo. Aborda también el campo de la educación y las relaciones laborales, y ahonda en la investigación de nuestra propia naturaleza con su habitual perspicacia y vigor. Stevenson, cuyo cuerpo siempre estuvo acosado por la enfermedad, a ese estado corporal incurable opuso siempre una alegría y salud incurables también, una salud que supo extraer del fondo de su alma y del alma de las cosas. Esa salud eterna de la que supo gozar le sigue haciendo vivir: en sus palabras cuando le leemos y al infundirnos de su valiente ánimo. En él encontramos un maravilloso compañero de viaje.

Descarga Moral Laica
(PDF) (e-book)


Ilustraciones de Acacio Puig.

Acuarela y Nacho Umbert en Tipos Infames

Este sábado 12 de noviembre a las 13.00 podéis tomar un vermut en Tipos Infames (San Joaquín 3, Madrid; cerca de metro Tribunal), librería amiga que nos ha elegido editorial del mes. No tenemos motivos de queja: pasamos el verano pegándonos La Buena Vida (librería que también nos eligió editorial de temporada) y ahora nos rodeamos de Tipos Infames. Para celebrarlo Nacho Umbert se dejará caer y tocará alguno de sus nuevos temas.


Naturalismo redneck con esteroides

(reseña de Cuerpo por Ana Llurba en Dylarama)

En el panorama editorial español se está hablando mucho de los músicos que escriben. Varias editoriales indies han fichado a unos cuantos en los últimos años (Eeels por Blackie Books, Mica P. Hinson, Antonio Luque y Bill Callahan por Alpha Decay y, recientemente, Rita Indiana por Periférica) quizás aprovechando el tirón de prensa de su fama previa, así como algunas de sus giras por Europa para promocionar sus respectivos libros.

Sin embargo, casi nada se ha escrito acerca de la influencia inversa. Es decir, de la inspiración que ese gran cotarro universal que es la literatura ha ejercido en la obra de algunos músicos. (Aunque, salvo con Un día perfecto para el pez banana, la verdad es que algunas veces prefiero desconocer el bagaje literario de las bandas de rock contemporáneas).

El caso de Harry Crews es destacable, también, por la inversión de esta relación.

Como nos relata Jesús Llorente en el prólogo de esta novela, él descubrió a Harry Crews a través de una mítica y fugaz formación de hardcore y no wave, constituida por Kim Gordon (Sonic Youth), Lydia Lunch (Teenage Jesus and The Jerks) y Sadie Mae hacia fines de los ochenta. El trío eligió el nombre del escritor de culto para su proyecto musical e inmortalizaron su imagen en su único LP, Naked in Garden Hills (1989). Este dato disparó un interés insaciable (sigue leyendo)

“La magia blanca es la reactivación del cuerpo colectivo” (Franco Berardi, Bifo)

La economía es magia negra. ¿Por qué? La economía nunca ha sido una ciencia. Una ciencia tiene un objeto, pero la economía produce su objeto. La ciencia puede definir leyes para prever el desarrollo futuro de los fenómenos. La economía no puede prever nada, sólo puede imponer leyes arbitrarias que son la representación de la fuerza bruta. La economía es una tecnología, no una ciencia. Su producto es la producción de escasez sobre lo que es rico y abundante. En Deuda, un libro recién publicado en Inglaterra, David Graeber habla de la deuda. Dice: la deuda es una promesa. Las promesas se pueden mantener (keep) pero también se pueden olvidar. La clase dirigente hoy quiere mantener la promesa (keep the promise) que hizo a los banqueros, pero para hacer esto tiene que olvidar la promesa que hizo a los trabajadores que esperan su jubilación. La magia negra de la economía se conjura con magia blanca, como es natural. ¿Y qué es la magia blanca? La solidaridad social. Pero la solidaridad no es un valor moral, sino el efecto de una dislocación de los cuerpos en la esfera social y en la vida cotidiana. El efecto de un placer empático. La falta de solidaridad es el efecto de la precarización del trabajo y de la virtualización de la comunicación. La magia blanca es la reactivación del cuerpo colectivo de la inteligencia colectiva. La insurrección que está empezando.

Otras entradas de Bifo en Acuarelalibros


La acción política como teatro de guerrilla (charla/debate)

Proyección de fragmentos de Chicago 10 (Brett Morgen, 2007) y debate.

Introducción y moderación a cargo de Amador Fernández-Savater, editor de Acuarela Libros y responsable del blog Fuera de lugar.
VIERNES, 14 DE OCTUBRE, A LAS 19:00. EN LA CASA DEL BARRIO (Avenida de Carabanchel Alto, metro Carabanchel Alto, buses 35 y 47). ¿Cómo llegar?


¿Quiénes fueron los Yippies?

Los miembros del Youth International Party (Partido Internacional de la Juventud) conocidos como Yippies, fueron una rama de los muchos y variados movimientos sociales vinculados a la Nueva Izquierda (New Left) norteamericana de los años 60. Como casi todos ellos, los Yippies también se enfrentaron a la guerra de Vietnam así como al resto de expresiones derivadas del statu quo estadounidense o Amerika, como les gustaba llamarle a ellos, con k de Ku Klux Klan.
Lo que diferenció a los Yippies del resto de movimientos sociales de la época fue, sin duda, las tácticas que llevaron a cabo para tal fin. Para los Yippies, la política no pasaba por la conciencia, era más bien algo irracional; algo que tenía que ver más con los sentimientos que con el intelecto. La política Yippie pasaba por el cuerpo, debía “atravesarte”; de ahí que la imagen, lo visual, fuese siempre para ellos tan importante; tanto que llegaron a afirmar que lo que de ellos se dijese carecía de interés, lo que al Youth International Party le importaba de verdad era ser visto. “La historia está en las imágenes, no en las palabras”, decían, de ahí su interés en los medios de comunicación.
Los Yippies, en la estela de Marshall Mcluhan, entendían la revolución como una lucha de símbolos, un campo de batalla en el que los signos servían a modo de armas. A la fabricación de esas armas dedicaron gran parte de sus esfuerzos activistas. Muchas de ellas (guerrilla de la comunicación, creación de mitos, performance callejera, humor y absurdo) han sido retomadas por movimientos políticos recientes. ¿Qué continuidades y discontinuidades podemos establecer entre el ayer de los yippies y nuestra actualidad? ¿Cómo pensamos hoy la relación entre política, imagen y medios de comunicación?
Más información sobre la charla aquí

La poesía es ahora (Correo Dadá)


LA POESÍA
La poesía no entiende de necesidades
Lleva cuatro mil años usándose para llenar el espacio de vida del hombre con arquetipos feudales.
Desde Homero, Esquilo, Sófocles y Virgilio hasta Racine, Molière, Shakespeare, Goethe y Hugo, se ha usado para reactivar el gran VACÍO mediante un IMAGINARIO heroico, de lenguaje
metafórico.
La Poesía del PRESENTE ha abandonado los arquetipos asiaticomediterráneos.
Ha abandonado a los HÉROES.
La Poesía del PRESENTE ha encontrado la nueva objetividad de las cosas del espacio de vida.
Ya no busca explicar fenómenos, ya sean sociales o falsamente filosóficos.
La Poesía del PRESENTE no ha nacido del miedo, se ha liberado del problema de la angustia y de la ridícula, trágica permanencia en los ardides de la lucha por comer.
La Poesía del presente comprende sus objetos, las palabras, como agentes de nuestro espacio vivido.
Devuelve a las palabras y mediante las palabras las correspondencias de las cosas de antes, al margen de las necesidades sociales y eugenésicas.
El sonido poético (no musical) crea una dimensión compleja: funcional, temporal y numérica, y hace ver a través de estas interrelaciones la coincidencia enfrentada de las cosas desde sus propios valores.
Estos valores no son nunca una mercancía de los estratos sociales ni de los aspectos históricos. La Poesía del PRESENTE está fuera de lo histórico restringido, de la utilidad medrosa antropofágica y antropomórfica.
La Poesía PRESENTE apunta a la vida relativa de las funciones indómitas y no clasificadas.
Para convertirlas en falsos simulacros.
La Poesía PRESENTE no está ni A FAVOR ni EN CONTRA, no es clásica, ni romántica, ni surreal.
Integra al SER y ES
Poetry Is Now
Presence Inter New
PIN
Poetry Intervenes New

RAOUL HAUSMANN, KURT SCHWITTERS
27 de diciembre de 1946

Texto de Correo Dadá de Raoul Hausmann
Ilustración: Boceto para la revista (nunca publicada) PIN

Dadá: ¡Vuela escarabajo! ¡Manifiesto de todas las posibilidades posibles!

(Texto de Correo Dadá de Raoul Hausmann)

Los manifiestos se escriben para decir algo, algo importante.
¡Pero yo sólo pienso en la vida misma y en que la cultura de la Edad Media era toda de hierro! Para un caballero en su armadura de acero, debía ser difícil, supongo, no parecer bello (¡aunque él también pudiera tener diarreas!) –todo cubierto de hierro y tan rígido como las catedrales góticas–, fortificado en sí mismo, algo a lo que el hombre actual, en su chaqueta americana, no puede aspirar. ¿Por qué ha cambiado todo esto, por qué se ha transformado?, ¿por qué las leyes del progreso deben ilustrar el progreso en todos los ámbitos en vez de dedicarse a demostrar que el hombre sigue siendo igual a sí mismo? Salvo si se presenta un hombre que comprenda suficientemente bien la aritmética (ligada a las prácticas económicas de sus pensamientos), porque por dominar su «dos más uno hacen tres» hasta el punto de olvidar la necesidad de contar hasta cuatro y por explotarlo como freno psíquico, éste se consideraría, y con todo derecho, expresionista.

Mucha gente cree seriamente que todo o, cuando menos, algo, se ha transformado. ¿El qué, Dios mío? ¿Qué habría podido cambiar? La Edad Media embutía a sus bandidos en trajes de acero muy bien construidos, nosotros preferimos lo «hecho a mano» pero, a cambio, las máquinas, ahora independientes, combaten y se comen los dedos o cabezas de los hombres que los introducen en ellas. Los hombres siempre han estado hermanados, ya sea en Dios, el Capital, el Pensamiento o el Espíritu –lo que viene a ser lo mismo–, así como todo lo que existe y ha existido se compensa en una misma forma.

¿Por qué brota y crece la hoja de tilo? Porque está la idea de la hoja de tilo. ¿Qué manifiesta la hoja de tilo? Tiene un tallo, el mismo tallo que poseía en la Edad Media; la recorren grandes y pequeñas nervaduras que dividen su superficie en pequeños complejos aparentemente intrincados –así como la Edad Media parecía intrincada, mantenida por un estilo, recorrida por corrientes semejantes a venas–. Todo era igual que hoy: la hoja de tilo, nuestra época, la Edad Media y muchas otras cosas son una y misma cosa. ¿Qué luchas de clases se desarrollan en la clorofila de la que y de las que no sabemos nada? Y, por último, ¿acaso el Gótico y los cimientos modernos no se parecen entre sí además de parecerse a la hoja de tilo?

Ahora el expresionista es un hombre

LA TRILOGÍA DE CUENTOS DE HARRY CREWS

Los Ingredientes de un Escritor Sureño
Por Ed Lynskey
(traducción: Javier Lucini)

Antes de emerger como autor profesional en 1968 con su ópera prima, The Gospel Singer (de próxima publicación en Acuarela Libros), Harry Crews, como la mayor parte de los escritores novatos, se debatió hasta dar con su voz y su estilo. En el curso de este proceso de descubrimiento bastante largo, publicó una trilogía de cuentos (lo menos conocido de la bibliografía de Crews), en la que experimentó con los elementos literarios que más adelante adquirirían relevancia en sus novelas. Los tres cuentos (The Unattached Smile (1963), A Long Wail (1964) y The Player-Piano (1967)), presentan los sellos de las novelas aplaudidas por la crítica: la angustia rural y obrera, los temas violentos y sangrientos, la comedia negra, los personajes extravagantes y la delirante religión moderna (1). El trabajo que ahora les presento ofrece una visión crítica de conjunto de dichos cuentos y comentarios acerca de su relación con las novelas de uno de los autores más concienzudos, originales y robustos que ejercen en el Sur actual.
The Unattached Smile apareció en Sewanee Review nada menos que cinco años antes de la publicación de su primera novela, The Gospel Singer. Este cuento marítimo de iniciación sobre la juventud y la pérdida de la inocencia presenta a un marinero misterioso e intenso (¿el capitán Crews?), cuyo nombre nunca se menciona (como en el caso del protagonista de The Gospel Singer), que con su compañero de tripulación, Tom Ash, merodea los bares sórdidos de San Juan. En la historia, el sexo

Crisis de confianza














Nos piden confianza en los mercados, en el Ibex y en la triple A.
En la Eurozona, en el BCE y en Trichet.
Nos piden confianza en la banca, en los bonos y en la deuda soberana.
Nos piden confianza Merkel, Rajoy, ZP y Sarkozy.
Nos piden confianza en las instituciones, en los ajustes y en la productividad.
Nos piden confianza en el rescate y en que no nos rescaten.
Confianza en el crédito.
Y crédito de confianza.
¿Qué nos piden cuando nos piden confianza?
¿Y tu, de quién te fías?

Operación escudoantimercados, 15 de octubre

VAS A TENER QUE APRENDER A HABLAR BIEN

Deferencia Lingüística y Dialecto Regional en Cuerpo de Harry Crews
Por Barbara Johnstone
traducción, Javier Lucini


En un estudio de los usos de la lengua no estándar en la literatura inglesa, N. E. Blake (1981) sugiere que el dialecto puede representarse a través de la manipulación de la ortografía, del vocabulario o de la sintaxis. Según Blake, la primera de estas manipulaciones es la más importante (15). El supuesto de que la variación social y regional tiene que ver en primer lugar con las diferencias de pronunciación y, en segundo lugar, con las diferencias en el léxico y la gramática, sustenta la mayor parte de los estudios sobre la representación literaria del señalado discurso regional y social. Los dialectólogos literarios se han centrado casi de un modo exclusivo en los rasgos fonológicos, léxicos, morfológicos y sintácticos de las variedades que se desmarcan del estándar, haciendo especial hincapié en las estrategias ortográficas con las que se indica la pronunciación dialéctica. Raymond Chapman (1989), por ejemplo, se hace eco de muchos estudios del dialecto en la literatura al afirmar que “una vez que se ha establecido en una lengua un sistema de ortografía, no resulta difícil dar cierta impresión de dialecto en la escritura” (165), sugiriendo que el dialecto literario consiste, principalmente, en variaciones ortográficas que representan la fonología señalada. Chapman también cita con aprobación la descripción que hace Stubbs del dialecto como “una amalgama de sintaxis y vocabulario” (Stubbs, 1980, 125) –una manera un tanto diferente de definir el tema pero, al mismo tiempo, bastante común. El clásico libro de Leech y Short centrado en la pronunciación, la sintaxis y el vocabulario, así como la bibliografía de Burkett (1978), American English Dialects in Literature, cataloga trabajos que se ocupan sólo de estos aspectos de la representación no estándar. Para proporcionar un ejemplo reciente de uno de estos estudios, la lista que hace Toolan (1990) de elementos de “discurso de bajo prestigio no estándar” presentes en Go Down, Moses de Faulkner, incluye cinco de tipo gramatical y dos de variación ortográfica.

Pero la ficción literaria también representa a menudo elementos dialécticos que tienen que ver con la estructura del discurso y con el estilo. Para señalar narradores y personajes que hablan en dialecto, los escritores pueden, añadiendo o sustituyendo las variaciones ortográficas del vocabulario o la sintaxis que se separa de la representación estándar, utilizar cosas tales como pautas de cohesión que se desliguen de lo corriente o hagan gala de un marcado acento regional, formas referenciales y geográficas, estrategias de cortesía y marcadores del discurso. Elementos como éstos a menudo son más responsables de los estereotipos del habla social y regional que los escritores recrean que las diferencias en la pronunciación o la gramática, y su representación en la ficción pueden transmitir tanto sobre el personaje, la geografía y la cultura como lo hacen las variaciones ortográficas

Dadá conoce la vida en su esencia

(Texto de Correo Dadá de Raoul Hausmann)

Dadá se distingue del pensador o del filósofo en que jamás se desespera por el significado de los valores cambiantes, aun si cambian de minuto a minuto; de lo contrario, no lograría vivir, se volvería inmóvil –y esta ambivalencia de lo estático y lo dinámico es para él la noción elemental de la vida–. Dadá no evalúa los matices entre el rojo y el verde, no juega con la expresión del Mentor el Bien frente al Mal, la culpabilidad frente a la Inocencia; ¡Dadá conoce la vida en su esencia y le deja su doble valor paralelo en sí mismo! ¡Viva Dadá! Es el único punto de vista que corresponde al hombre europeo porque materializa la identidad del Ser universal con todas sus oposiciones y deja adivinar, bajo un velo de ironía, la magia inexplicable e imposible de controlar. Dadá es mucho más que el Karma o la Libertad de la Voluntad. Dadá no es –disculpen– tan planamente insolente como los sistemas serios, cuyo fin es archivar nuestro mundo de discordancias armoniosas.

Foto: August Sander: Raoul Hausmann, Berlín, 1928.

En la Economía-Vudú, el siguiente eres tú



Contra la magia negra de los mercados, ¡confianza real ya!


Nos amenazan los chamanes financieros y políticos. Su magia es poderosa. Nos atemorizan con augurios sobre derivados, tsunamis financieros, terremotos subprime, intoxicaciones de activos, maldiciones inflacionistas, estrangulamientos crediticios, calificación de riesgos…

Las Agencias de Calificación son el Oráculo de los mercados, los intestinos secretos de la bolsa, su coartada. Trichet y Lagarde, sus augures, Merkel, su pitonisa, Rubaljoy, su eunuco, Cospe-Espe-Mas, su cancerbero, su trígono ejecutor. La UE, el BCE, y el FMI su verdugo tricéfalo de trenzas rubias. El miedo, su trinchera.

Nos exigen CONFIANZA y SACRIFICIOS. Sólo podremos salvarnos si sacrificamos las pensiones, la sanidad, la educación pública y los servicios sociales. Lo llaman confianza, pero sólo es resignación y miedo.

Los Mercados del Olimpo de La Bolsa, Los Mercados del Verano y del Invierno nos hablan con oscuras palabras, nos amenazan, nos atacan, nos asfixian.

La Deuda es magia negra
El Barril de Brent es magia negra
La Prima de Riesgo es magia negra
El Ibex 35 es magia negra
La Curva de Laffer es magia negra
El Pleno Empleo es magia negra…
Y en la Economía-Vudú, el siguiente serás tú.

¿Es mejor un final con horror o un horror sin final? Y tú, ¿en quién puedes confiar?

¡Basta! ¡Hagamos algo!
Utilicemos nuestros poderes, enfrentemos nuestra magia blanca a su magia negra: ¡¡¡Unamos nuestra CONFIANZA en un ESCUDO ANTIMERCADOS!!!
¡Rompamos sus maleficios! ¡¡Invoquemos a nuestras potencias: CONFIEMOS juntos!!

Conjuremos la Economía del Miedo con nuestro poderosísimo ESCUDO ANTIMERCADOS hecho de ¡CONFIANZA 100%!
Recuerda: Nunca subestimes el poder del lado oscuro. Debemos estar preparados. Tenemos que protegernos.

Piesnegros de Guindalera, Jubilatas de Vallekas, Punkis de Carabanchel, Pijazos de Pozuelo, Paraos de Getafe, Cajeras del Corte Inglés, Chinos de Usera, Señoras de Chamartin, Porreros de Coslada, Seminaristas de Borromeo, ¡os necesitamos!

Únete al ESCUDO el 15 de Octubre. Prepárate. Confía.


"Seguimos vivos y con mucha ilusión por lo que hacemos"



Arrancar la Luna a la noche y ponerla a los pies de nuestra amante sin esperar nada a cambio. Agradecer la huella de su tacón y asumir que el día derretirá el gesto y en nuestras manos vacías sólo quedará la satisfacción privada pero nunca nos verán juntos en público. Eso es editar y escribir, y no conviene nunca olvidarlo.
Si añadimos una crisis mundo-mundial y una ley para proteger “los derechos del creador”, el inexplorado rio Congo de la red nos convierte en una especie de Marlow en busca de las entrañas de la literatura y que no tiene del todo claro cómo reaccionará Kurtz ante nuestra iniciativa.
Hablamos con Acuarela Libros de porqué mantener ciertas posturas frente al negocio, ser consecuente con nuestros principios y no ser encerrado por ello en un confortable manicomio atestado de locos.
Comienza nuestro viaje hacia el corazón de las tinieblas.
Sois una editorial pionera en el copyleft y en la publicación de libros bajo licencias de la Creative Commons, defendiendo como premisa el uso no comercial de la copia. Seguro que muchos piensan que es un suicidio empresarial. ¿Es buena la respuesta del lector a este tipo de iniciativas, es decir, se permite una mejor difusión de las obras que luego se traduce en ventas de libros en papel?
No tenemos estadísticas, pero nuestra sensación es claramente positiva. Hay libros que han funcionado muy bien económicamente y están desde el primer día disponibles en la Red. Como todo el mundo sabe, el mercado editorial está saturado y, por tanto, todo lo que promueva la visibilidad es un bien precioso (sobre todo para los “pequeños”, que no tenemos una presencia asegurada en prensa o mesas de novedades). Las licencias Creative Commons contribuyen a esa ampliación de la presencia, autorizando y animando la copia y la libre circulación (el compartir). Así, la Red se convierte en una especie de biblioteca donde los libros se pueden ojear y leer, y eso redunda luego en su venta. La Red y las librerías pueden ser aliadas, no necesariamente enemigas.
Todo esto que decimos tiene mucho que ver desde luego con el mundo específico del libro. La lectura en pantalla de un tocho de 300 páginas está al alcance de pocos ojos mutantes aún y no hay casi nadie tan descuidado como para regalarle a su pareja un taco de folios DIN3 grapados en lugar de un libro como dios manda. Veremos qué pasa ahora con el libro electrónico (¡y también con el progreso de los ojos mutantes!). Pero el reto siempre será el mismo: dar con los modos de conjugar la circulación libre del conocimiento y la retribución justa por el propio trabajo. Encontrar un equilibrio entre ambas cosas y no considerarlas vasos comunicantes. Las licencias CC lo han permitido durante los últimos años, eso es un hecho, pero igual en el futuro hay que inventar otras herramientas.

¿Qué os hizo decidiros por esta política de mercado?
Los primeros argumentos fueron éticos y políticos. El origen de Acuarela libros arraiga en el mundo del fanzine. En la universidad publicábamos una revista llamada Apuntes del subsuelo. Y hacíamos nuestros los principios de la cultura del fanzine: lo importante es hacer, hacer con poco y hacerlo tú mismo; es legítimo y saludable copiar y pasar. Publicábamos fragmentos de los autores que nos gustaban sin pedir permiso a nadie, aplicando un uso muy desenvuelto del derecho a cita.
Más tarde esos principios se fundieron de alguna manera en el ADN de Acuarela libros. Participamos activamente en los inicios del movimiento copyleft, donde se elaboró una reflexión muy fina y compleja sobre la cultura libre. Resumiendo mucho, afirmábamos que la cultura es 1) un bien infinito (porque la lógica en el mundo digital es de abundancia y no de escasez) y 2) un bien común (la creación es un hecho colectivo y anónimo). La consigna que deducíamos de esos dos principios es que “la creación se defiende compartiéndola”. Las licencias CC fueron la herramienta práctica que nos permitió concretar esa filosofía general en una política editorial sostenible económicamente, en el sentido de que recuperábamos las inversiones para publicar más libros.

A primeros de año participasteis en uno de los muchos careos del gobierno con creadores de varios ámbitos artísticos para tantear los efectos de la Ley Sinde. Esta reunión, en la que participaban figuras de muy distinta posición a la vuestra (entiéndase personas que viven holgadamente de lo que crean, ya sea música, cine, literatura, etc.), provocó un desencuentro público que apareció reflejado en La cena del miedo, un artículo aparecido en vuestra página que tuvo una gran repercusión en la red. Hace poco ha estallado el supuesto escándalo de la SGAE. ¿Quién roba a quién su parte del pastel? ¿No creéis que quizá fuera algo tan sencillo como una repartición de los medios a favor de unos y de otros, evitando ciertos comportamientos dignos de la época de los caciques en el tema de subvenciones, promociones con dinero público, etc.?
Lo más irritante de esa cena ministerial fue la desenvoltura con la cual algunos representantes de la cultura mainstream se hacían pasar por los portavoces de la cultura en general y de los trabajadores culturales en particular, como si sus problemas fuesen los mismos. En realidad es culpa de todos los demás, que nos dejamos representar. Yo no tengo recetas ni soluciones para los problemas que pone sobre la mesa un mundo que es y será infinitamente reproducible, copiable. De hecho la única propuesta que lancé entonces fue la de abrir un debate público entre creadores, autores y trabajadores de la cultura. Me parece vital que afloren esas voces tapadas y que una realidad múltiple y compleja como la de los creadores y los trabajadores culturales no pueda ser reducida e identificada completamente con los intereses de la industria cultural.
Se trataría de un debate directo, sin intermediarios, donde cada cual pudiese hablar con su propia voz. Para escucharnos y pensar juntos: ¿cómo trabajamos, de qué vivimos, cómo nos afectan realmente la descargas, qué podemos hacer, qué estamos inventando ya? Por un lado, sería una manera de empezar a hablar en nombre propio y, por tanto, de empezar a auto organizarse. Por otro lado, ese debate directo y desde abajo podría permitirnos ver más claro lo que está pasando, porque es muy difícil orientarse en esta realidad tan opaca donde sólo hay discursos propagandísticos que “ven lo que quieren ver” (estadísticas y datos instrumentalizados por la retórica del miedo, etc.). Ver claro me parece el primer paso necesario para una acción precisa.

Ahora que parece que no hay dinero para nada relacionado con la literatura (cada semana aparece en prensa un nuevo festival que no se celebrará), ¿puede ser el momento de considerar el libro electrónico en serio?
No hemos investigado apenas nada sobre el e-book, ni tenemos una opinión específica al respecto que pueda ser de interés. Nosotros insistimos aún con el libro físico, confiando en que es una buena tecnología y que sobrevivirá. Supongo que en el fondo lo hacemos porque nosotros mismos -nuestra cabeza y nuestra manera de leer- está muy hecha a la medida del libro físico. Jan Martí, amigo editor de Blackie Books que ha investigado un poco más sobre el libro electrónico decía: “me da la impresión de que todos los avances del libro electrónico consisten en que se parece cada vez más a un libro físico…”. Entonces el desafío para nosotros es cuidar bien todos esos aspectos y detalles que diferencian un libro físico de un libro electrónico, el valor singular que tiene el libro-objeto no sólo como fetiche sino también como una forma de organización específica de la información.

Parte de los libros que publicáis son revulsivos sociales en lo que a temática se refiere. ¿Debe aún despertar el lector y aprender a leer (pensar)?¿O quizá parte del éxito masivo de ciertos libros (best sellers) sea justamente ese, que no queremos que nos despierten para no ver lo que realmente sucede a nuestro alrededor?
Se habla de una pérdida de importancia de la palabra escrita en el mundo de la comunicación rápida y de la Red, una “crisis de palabras” en los términos del autor de Acuarela, Daniel Blanchard. Nosotros pensamos más bien que están apareciendo nuevos usos y lugares de la palabra. La fuerza de la palabra -tomada en las plazas, escrita en octavillas o carteles e intercambiada en las asambleas- ha sido por ejemplo un elemento clave en el 15-M, un motivo grande de alegría para nosotros. La palabra es un arma cuando entra en conexión con las necesidades de nuestra vida.
Hay que decidirse entre suponer al lector como alguien inteligente o estúpido. Nosotros nos decidimos por la capacidad del lector, apostando por su inteligencia para ir más allá de los estereotipos y las palabras fáciles. Y nos sentimos exigidos por ese mismo lector a la hora de seleccionar y presentar los libros de Acuarela. Cada libro es una propuesta que quiere plantear algún problema o mirada especial sobre la actualidad de la vida común (aunque el libro sea antiguo). Son también mensajes en la botella para establecer nuevas complicidades y nuevas amistades.

Tenéis un catálogo en el que se puede encontrar desde libros de memoria política e histórica, a poesía o novela de autores no demasiado conocidos en España, ¿cómo elaboráis dicho catálogo?
El nombre de Acuarela define tal vez nuestra trama: una coherencia hecha de retazos heterogéneos, distintos pigmentos agrupados un poco azarosamente, cruces imprevistos entre diferentes mundos y trayectorias (un sello discográfico, una revista común, un grupo de música, militancias compartidas, etcétera.). Nuestra goma arábiga, nuestro aglutinante, sería la amistad: una experiencia, una sensibilidad, una mirada y unos modos de trabajar comunes. Cada cual viene con la mochila de cosas que importan y la conciernen, pero hay líneas de fuerza comunes: por ejemplo, el pensamiento radical y el underground cultural.
Lo que está en crisis con el auge de la cultura digital es el papel de los intermediarios, pero cada vez serán más necesarios los mediadores. Nosotros nos resistimos en lo posible, desde el primer momento, a la figura del editor-intermediario que simplemente compra derechos y traduce libros. Y tratamos de hacer aportaciones propias que enriquezcan lo editado: una propuesta gráfica singular, una entrevista, un prólogo, un documento inédito… que prolongue los sentidos del texto. Es un trabajo que nos encanta hacer, porque los libros que publicamos nos tocan vitalmente. Las redes sociales nos permiten ahora prolongar aún más los sentidos de un libro: aportar materiales, hacer conexiones, abrir conversaciones. Cada libro es el satélite de una auténtica galaxia de elementos posibles. Es la diferencia entre el mediador y el intermediario: uno activa esa galaxia y el otro simplemente se aprovecha de las distancias (por ejemplo, entre escritura y mercado).

¿No os interesan los autores españoles o por el contrario es más difícil su publicación y posterior vida editorial?
No hay decisión establecida al respecto, nada consciente o premeditado, eso significa simplemente que frecuentamos y leemos más a autores extranjeros. Pero alguna cosa de autores españoles sí hemos publicado: la poesía de Martín López Vega o de José Luis Rendueles, el ensayo sobre Thoreau de Antonio Casado y el libro sobre el 11-M del colectivo “Desdedentro”. Y ahora estamos preparando una antología de los poetas underground de la Transición española. Se trata de leer la Transición desde el testimonio político, existencial y creativo de aquellos que no quisieron “transicionar” con el resto hacia el consenso en torno a la democracia-mercado como único horizonte posible de la vida en común. En esta línea seguramente vayamos incluyendo a más autores españoles en el futuro.

¿Qué próximas novedades nos podéis adelantar?
En otoño aparecerá Estrella de la mañana, novela solista de uno de los miembros de la banda de escritores italianos Wu Ming (en concreto, Wu Ming 4). Entre sus personajes principales, Lawrence de Arabia y unos jóvenes Tolkien, C.S. Lewis y Robert Graves recién vueltos del frente de guerra. Tejiendo las relaciones entre ellos, los temas preferidos de Acuarela: escritura, mito, revuelta, acción política.
También tenemos a punto los Primeros materiales para una teoría de la Jovencita del colectivo Tiqqun, que nos parece una de las voces más fuertes y singulares en el pensamiento crítico contemporáneo. Se trata de un libro de amor. O mejor dicho, sobre la imposibilidad del amor en nuestra sociedad del espectáculo y la necesidad de reedificar otra educación sentimental, libre del yugo de la imagen y el consumo.
Antes de verano publicamos Cuerpo de Harry Crews. Es el primer libro que se traduce en castellano de unos de los autores americanos contemporáneos más salvajes, divertidos, grotescos, violentos e incorrectos. Y la acogida está siendo buenísima, como atestiguan las reseñas que vamos recogiendo en nuestro blog. Pronto lanzaremos la que fue su primera novela en 1968, The Gospel Singer. Un viaje al fondo más oscuro del sur estadounidense.

En una entrevista de hace unos años decíais que “todos vuestros libros están secretamente relacionados” y que “había mucho de hobby en vuestra labor como editores debido a que no “vivíais” de ello”. Editar sigue siendo una actividad de riesgo. ¿Seguís manteniendo ese espíritu o por el contrario el mercado obliga y castiga al editor a replantearse las cosas con los años?
Durante diez años sostuvimos la editorial con nuestro “tiempo libre”. A eso nos referíamos seguramente con lo de hobby. Ahora la palabra me chirría un poco. Porque la editorial no es un descanso ni un mero entretenimiento, sino una pasión y un trabajo (aunque no sea remunerado). Fue una decisión que tomamos en los orígenes y la hemos mantenido: que ninguno nos ganásemos la vida con la editorial. Si hubiésemos empezado ahora quizá la cosa hubiera sido distinta, o quizá no. La editorial se ajusta a nosotros (nuestros ritmos de vida) más que nosotros a ella. Y no pretende ser un modelo de nada para nadie. Está hecha para disfrutar -en ese sentido sí tiene parentesco con un hobby. Pero el trabajo voluntario tiene también sus límites. Nuestras vidas se complicaron naturalmente con el tiempo y no sé qué hubiera sido de nosotros sin el acuerdo de co-edición que firmamos hace cuatro años con Antonio Machado, donde nuestras propuestas encuentran ahora acogida, soporte, cariño y atención. En esa alianza estamos la mar de contentos. Seguimos vivos y con mucha ilusión por todo lo que hacemos.