(aquí os ofrecemos el prólogo de Amador Fernández-Savater a Yippie! Una pasada de revolución, de Abbie Hoffman)
Fue un flechazo,
amor a primera vista. La potencia desestabilizadora del encuentro. En este
caso, un encuentro hacia atrás. Un salto de más de cuarenta años en el tiempo. Y también un salto en el
espacio, a ese lugar a la vez mítico y desconocido que es EE.UU. Hablamos de
nuestro descubrimiento de los yippies, un grupo revolucionario inscrito en el
movimiento de la contracultura norteamericana de los años 60.
Diseño de la chapa: Carlos Ruano |
Ciertamente,
existen fuerzas muy poderosas conspirando para neutralizar la virtualidad
intempestiva del pasado. Por ejemplo, los estereotipos. ¿Cómo funcionan? Un
estereotipo nos presenta las cosas como algo ya visto y vivido. La vida en
cartón piedra: sin contexto ni historia, sin claroscuros ni contradicciones,
sin riesgos ni desafíos. Nada que descubrir, nada por lo que preguntarse, nada que
pueda emocionarnos. Los clichés impiden que el mundo nos afecte. Nos distancian
de todo lo que podría tocarnos, ese es su poder de desactivación. Conjuran la
intensidad del encuentro: la conmoción, la sorpresa, la expectativa, la
excitación. Nos vuelven cínicos: gente que ya lo ha visto todo, que ya lo sabe
todo y que no se cree nada.
La memoria de la
contracultura americana ha sido sepultada durante los últimos cuarenta años por
los estereotipos producidos al alimón entre el mercado y una parte importante
del pensamiento crítico. El mercado ha convertido una serie de preguntas, búsquedas y desafíos en modas, frases
publicitarias y productos de consumo. Y una buena parte del pensamiento crítico
ha concluido entonces que el mercado era la verdad secreta de aquellas
preguntas, búsquedas y desafíos. Así, dos fuerzas en principio opuestas se
conjugan para levantar una capa de plomo que fija las distancias entre pasado y
presente. Si durante mucho tiempo nosotros mismos buscamos pistas sobre la
articulación posible entre lo existencial, lo político y lo creativo en el mayo
francés, los años 70 en Italia o el punk inglés, y nunca en la contracultura
americana, se debe sin duda a esta barrera de los estereotipos.
¿Cómo atravesarla?
No hay receta. En nuestro caso, fue muy importante el poder de la ficción, que
es capaz de recrear la mirada del espectador sobre lo mirado. La literatura de
los yippies tuvo ese efecto en nosotros. Miramos la contracultura americana a
través suyo y vimos más allá de los iconos estereotipados (flores, melenas,
pacifismo ingenuo): cómo en una sociedad de abundancia y prosperidad aquel
movimiento lanzó un envite de fondo: «No queremos la vida que se nos ofrece,
vamos a inventar caminos aquí y ahora para escapar de este mundo». A partir de
ahí, pudimos empezar una conversación entre nuestro presente y aquel pasado,
entre su idea de lo que era un desafío y nuestra pregunta por lo que pueda ser
hoy.
Este texto es un
fragmento de esa conversación. Está dividido en dos partes. En primer lugar,
expone quiénes fueron los yippies a partir de nueve palabras clave que pueden
dar cuenta de su imaginario (contra)cultural y político. Aquí despegamos de la
realidad y la bombardeamos sin piedad. Esta parte ofrece algunos elementos de
contexto que pueden ser útiles para introducirse en el libro de Abbie Hoffman.
La segunda parte explica cómo fue la caída y el aterrizaje forzoso de sus dos
líderes más conocidos: el propio Hoffman y Jerry Rubin. Y también se pregunta
por las resonancias y las diferencias entre el pasado yippie y nuestro ahora. Esta segunda parte se puede leer al terminar
el libro de Hoffman. ¿Por qué dividir el texto así? Porque es un error fatal
leer la historia de los yippies a partir de su final, retrospectivamente. Es el
error del pensamiento crítico que neutraliza la fuerza creadora de la
contracultura americana al confundirla con el mercado que acabó absorbiéndola
(al menos, sus aspectos más superficiales). Lo que fueron Abbie Hoffman y Jerry
Rubin en los años 70 y 80 no explica lo que fueron en los años 60. Fue un
devenir entre otros muchos posibles, a partir de la discontinuidad radical de
una derrota política. Dejar esa parte para el final, así como las
interpretaciones sobre la actualidad del desafío yippie, quiere dejar abierta
la historia a nuevas lecturas y reapropiaciones. Permitir que este libro se lea
tal y como su autor lo escribió: por y para las luchas de aquel presente,
inmerso en la potencia del ahora, despreocupado del porvenir.
Segunda parte: "Los yippies en 9 palabras clave"
Tercera parte: "La caída yippie"
Cuarta parte: "Los yippies y el presente"
* Ese «nosotros» somos Leónidas Martín y yo mismo. Este viaje a la contracultura americana de los años 60 lo hemos hecho los dos juntos. Y aunque finalmente me haya hecho yo cargo de la escritura, este texto registra, absorbe y elabora las innumerables conversaciones que hemos ido teniendo al hilo de cada uno de nuestros hallazgos.
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