Amanecemos en Gent Normal con estas 8 recomendaciones de nuestro querido Kiko Amat para Sant Jordi, entre las que se encuentra El Cantante de Gospel de Harry Crews. ¡Gracias una vez más, Kiko!
6) El cantante de góspel, HARRY CREWS (Acuarela)
Siempre les hablo de Harry Crews. Es otro de mis dioses. No me gustan todos sus libros (Karate is a thing of the spirit es demasiado pulp-Carradine-kung fu para mí; Tarantino sacaría de él una buena película, imagino) pero cuando la clavaba, se quedaba clavada. Me encanta todo del mundo Crews: su emoción, el lugar de donde venía, la violencia y la defensa de la rareza, la sangre y la cerrazón, los pueblos y los deformes, los flacos y los orgullosos. Me gusta cómo define lo que hacemos y por qué lo hacemos. Me gusta cuando habla de la vergüenza que sentía por ser white trash. Me gusta que pueda romper narices, y me gusta que sea un bruto ilustrado. Me gusta imaginarle en cuadriláteros con algunos autores españoles que no voy a nombrar. Este es su primer libro, aunque nadie lo diría. Emocional y estilísticamente está emparentado con El diablo a todas horas, de Donald Ray Pollock (no sale en esta lista porque, se lo prometo, soy tan fan que me he hartado de hablar de él), con el que es hermano en la distancia. Hay predicadores, un semi-Elvis de música religiosa, mánagers mezquinos, familias de acémilas atrasadas, raíces, barro, fanatismo, racismo y linchamientos. Es maravilloso.
Me recuerda a: I’m still the best says Johhny Angelo de Nik Cohn mezclado con Jim Thompson y Knockemstiff. Tal cual.
Siempre les hablo de Harry Crews. Es otro de mis dioses. No me gustan todos sus libros (Karate is a thing of the spirit es demasiado pulp-Carradine-kung fu para mí; Tarantino sacaría de él una buena película, imagino) pero cuando la clavaba, se quedaba clavada. Me encanta todo del mundo Crews: su emoción, el lugar de donde venía, la violencia y la defensa de la rareza, la sangre y la cerrazón, los pueblos y los deformes, los flacos y los orgullosos. Me gusta cómo define lo que hacemos y por qué lo hacemos. Me gusta cuando habla de la vergüenza que sentía por ser white trash. Me gusta que pueda romper narices, y me gusta que sea un bruto ilustrado. Me gusta imaginarle en cuadriláteros con algunos autores españoles que no voy a nombrar. Este es su primer libro, aunque nadie lo diría. Emocional y estilísticamente está emparentado con El diablo a todas horas, de Donald Ray Pollock (no sale en esta lista porque, se lo prometo, soy tan fan que me he hartado de hablar de él), con el que es hermano en la distancia. Hay predicadores, un semi-Elvis de música religiosa, mánagers mezquinos, familias de acémilas atrasadas, raíces, barro, fanatismo, racismo y linchamientos. Es maravilloso.
Me recuerda a: I’m still the best says Johhny Angelo de Nik Cohn mezclado con Jim Thompson y Knockemstiff. Tal cual.
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