(Texto de Correo Dadá de Raoul Hausmann)
Dadá se distingue del pensador o del filósofo en que jamás se desespera por el significado de los valores cambiantes, aun si cambian de minuto a minuto; de lo contrario, no lograría vivir, se volvería inmóvil –y esta ambivalencia de lo estático y lo dinámico es para él la noción elemental de la vida–. Dadá no evalúa los matices entre el rojo y el verde, no juega con la expresión del Mentor el Bien frente al Mal, la culpabilidad frente a la Inocencia; ¡Dadá conoce la vida en su esencia y le deja su doble valor paralelo en sí mismo! ¡Viva Dadá! Es el único punto de vista que corresponde al hombre europeo porque materializa la identidad del Ser universal con todas sus oposiciones y deja adivinar, bajo un velo de ironía, la magia inexplicable e imposible de controlar. Dadá es mucho más que el Karma o la Libertad de la Voluntad. Dadá no es –disculpen– tan planamente insolente como los sistemas serios, cuyo fin es archivar nuestro mundo de discordancias armoniosas.
Foto: August Sander: Raoul Hausmann, Berlín, 1928.
Dadá conoce la vida en su esencia
Publicado por
Acuarela
on viernes, 30 de septiembre de 2011
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