Recuperamos para nuestra banda sonora yippie este artículo sobre Phil Ochs, "el Dylan rojo", firmado por Manuel de la Fuente (publicado en el ABC el 19/12/2012 con motivo del aniversario de su nacimiento), en el que se menciona su célebre participación en los disturbios de la Convención Nacional Demócrata de Chicago en 1968. La foto pertenece a su actuación contra la Guerra de Vietnam que tuvo lugar en Nueva York. Incorporamos también el enlace de un video de YouTube con unas fabulosas imágenes de su participación en los eventos de Chicago.
"Phil Ochs tenía la lengua muy larga. Más que Dylan con el que siempre se le comparó. Y más afilada. Y más triperina. Dylan
fue un cantante protesta, pero aquello solo fue una estación más en su
camino. Apuntaba (y tiraba) hacia muchas más dianas que Phil, y no solo
políticas. Sus canciones fueron himnos cuando Bob lo creyó necesario.
Luego sus infinitas lecturas le harían tomar otros caminos.
Inabarcables, generalmente. Hasta hoy mismo, que por ahí sigue con sus
salmos, sus letanías, su literatura hecha rock and roll.
Phil Ochs se lo montó más a lo claro. Política hecha folk, como hicieran los maestros Woody Guthrie y Pete Seeger, que también, sobre todo el primero, lo había sido de Dylan. Ochs no cantaba metáforas, ni entonaba parábolas. Lo decía todo por las claras, y las respuestas no estaban «blowin in the wind» sino en la lucha.
Ochs era un texano de El Paso, donde nacía tal que un
19 de diciembre de 1940. No tuvo una buena infancia, ya que su señor
padre había vuelto más que tarumba de la Segunda Guerra Mundial. De
peque, los ídolos de Phil eran John Wayne y Audie Murphy, un héroe de guerra con todas las condecoraciones habidas y por haber que tras la contienda se fue a vivir a Hollywood.
Canciones como dardos
A finales de los años cincuenta, Ochs ya era moderadamente popular en los garitos de Greenwich Village,
donde se cocía la música más vibrante del momento, y por donde también
pasaría Dylan al poco de llegar Nueva York. Ochs no hacía muchos amigos
cantando: la oligarquía, el poder, el imperialismo, la reacción y la Guerra del Vietnam
desde que comenzó fueron las dianas sobre las que arrojó los dardos de
sus canciones. Eran sencillas, escuetas, panfletos rimados y melódicos,
decían mucho y además eran bonitas.
Ahí quedan títulos como «Ringing of revolution», «Ain't Marching Anymore», «What are you fighting for?» y «Remember me»:
«Oh, i am the unknown soldier who died in world war two. / I didn't
want to fight, it was the only thing to do. / I was the victim of a
world that went insane / Will you show me that i didn't die in vain. / Remember me, when the crosses are a burnin' /. Remember me, when the racists come around. / Remember me, when the tides of peace are turnin / Remember me and please don't let me down».
El momento más reconocido de su carrera llegaría a finales
de los años sesenta cuando fue, por ejemplo, uno de los protagonistas de
los disturbios que tuvieron lugar a finales de agosto de 1968 durante
la Convención Nacional Demócrata celebrada en Chicago.
Pero llegados los 70, la luz de Phil Ochs se fue apagando.
Alcohólico y arrastrando un grave problema de trastorno bipolar, muchos
cuentan que jamás superó el ser considerado menos importante que Dylan. El 9 de abril de 1976 puso fin a sus penas ahorcándose".
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