(Artículo publicado en Diagonal por Ramón Calandria)
“No se trata del dinero, se trata de enviar un mensaje”. El Joker
despacha, gasolina mediante, una montaña de millones de dólares delante
de un mafioso en El caballero oscuro, la segunda parte del Batman de
Christopher Nolan. ¿Cuál es el mensaje? En este caso sólo el Joker lo
sabe, pero el medio –esa hoguera de papel moneda–, es lo suficientemente
rotundo como para adivinar que se trata de algo que no solemos
escuchar. La profanación del dios dinero, un incendio de la dinámica de
producción y acumulación de riqueza.
La idea de Nolan estaba tomada de alguien, claro está. En 1967, Abbie Hoffman escribió en su manifiesto Yippie, una pasada de Revolución (Acuarela)
sobre su célebre actuación en la Bolsa de Nueva York. Varios yippies
que habían intentado entrar a la Bolsa, tiraron algunos billetes a la
prensa, se besaron, mordieron los billetes. En un momento dado, Hoffman
quemó un billete de cinco dólares. La acción, una más dentro de la
revolución porque sí de los yippies, fue un preámbulo del hito de aquel
grupo: el masivo escrache a la convención del partido demócrata en Chicago del año 68.
Llevar a cabo la fantasía iconoclasta de quemar billetes forma parte de una larga tradición estética ... (Sigue leyendo)
Hablemos de quemar billetes
Publicado por
Acuarela
on sábado, 18 de enero de 2014
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