En su inédita introducción a "Miedo y Asco en Las Vegas: un viaje salvaje al corazón del sueño norteamericano", Hunter S. Thompson habla de cómo se originó esta obra en la época en que Óscar Zeta Acosta, "el infame abogado chicano", le llamó para cubrir los acontecimientos que sucedieron al asesinato del periodista Rubén Salazar a cargo del Departamento de policía de Los Ángeles (acontecimiento retratado por el propio Acosta en su novela "La Revuelta del Pueblo Cucaracha"). "Miedo y Asco en Las Vegas" fue editada en España por primera vez en Star Books (Barcelona) y hoy puede encontrarse en Anagrama.
Este texto inédito pertenece al libro "La gran caza del tiburón" de Hunter S. Thompson, publicado también por Anagrama, con traducción de J. M. Álvarez Flórez y Ángela Pérez. A continuación os ofrecemos los primeros párrafos:
"El libro comenzó como un epígrafe de 250 palabras para Sports Illustrated. Yo estaba en Los Ángeles, trabajando en una investigación muy enervante y muy deprimente sobre el asesinato pretendidamente accidental de un periodista llamado Rubén Salazar a cargo del Departamento del alguacil del Condado de Los Ángeles: y al cabo de una semana o así, aquella historia me convirtió en una pelota de nervios y de paranoia insomne (pensaba que el siguiente podía ser yo)... y necesitaba alguna excusa para abandonar el furioso torbellino de aquel reportaje e intentar sacar algo en limpio de él sin tener gente alrededor que me amenazase continuamente con una cuchillada.
Mi principal contacto con el asunto era el infame abogado chicano Óscar Acosta: un viejo amigo, que estaba sometido por entonces a una presión terrible por parte de sus electores supermilitantes, por el mero hecho de hablar con un periodista gringo/gabacho. La presión era tal, que me resultaba francamente imposible hablar a solas con Óscar. Nos rodeaba siempre una multitud de broncos luchadores callejeros a quienes no les importaba que yo supiera que no necesitaban excusas para hacerme picadillo de hamburguesa.
Así no se podía trabajar en un artículo tan explosivo y tan complejo, y una tarde cogí a Óscar en mi coche alquilado y me lo llevé al Hotel Beverly Hills (lejos de sus guardaespaldas, etc.) y le dije que tanta presión estaba poniéndome un poco nervioso; era como estar siempre en escena, o, quizás, en medio de un motín carcelario. Él estaba de acuerdo pero, debido a su posición de "dirigente de los militantes" no podía mostrarse claramente amistoso con un gabacho.
Yo entendía esto... y, justo por entonces, recordé que otro viejo amigo, que trabajaba para Sports Illustrated, me había preguntado si me apetecía ir a Las Vegas el fin de semana, con todo a su cargo, y escribir algo sobre una carrera de motos. Parecía una buena excusa para salir unos días de Los Ángeles, y, si llevaba conmigo a Óscar, tendríamos tiempo también para hablar y desenredar las diabólicas realidades de la historia del asesinato de Salazar.
Así que llamé a Sports Illustrated (desde el patio del Polo Lounge) y dije que estaba dispuesto a hacer "lo de Las Vegas". Dijeron que de acuerdo... y a partir de aquí no tiene sentido enumerar los detalles, porque están todos en el libro [...]".
Y claro, ya sabéis:
"Estábamos en algún lugar de Barstow, muy cerca del desierto, cuando empezaron a hacer efecto las drogas [...]".
"Estábamos en algún lugar de Barstow, muy cerca del desierto, cuando empezaron a hacer efecto las drogas [...]".
Ilustración de Ralph Steadman (Hunter S. Thompson & Óscar Zeta Acosta). |
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