Hoffman y Rubin quemando dinero en Wall St.
Aquí tenéis la quinta y última parte del prólogo-epílogo de Amador Fernández-Savater a Yippie! Una pasada de revolución, de Abbie Hoffman, que hemos dividido en cinco partes.
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LOS YIPPIES Y NOSOTROS, QUE LOS QUEREMOS TANTO (PARTE 5)
Un mensaje de despedida
Abbie, Jerry: os amamos. Pero no queremos acabar como vosotros, aunque
entendemos y sabemos valorar las razones que llevaron a cada uno a tomar
sus decisiones. Así que estamos aprendiendo a mirar nuestro mundo con
nuestros ojos y ya no con los vuestros. Madurar políticamente, le
decimos a eso. Es difícil, ¡sois una influencia demasiado fuerte,
demasiado épica, demasiado presente! Pero tenemos previsto hacernos más
pacientes que vosotros, más topos. Hoy todo se ha acelerado muchísimo,
pero las cosas importantes parecen suceder muy despacio, casi sin que
nos demos cuenta. Igual no hacemos tanto ruido como vosotros pero somos
más efectivos.
Vuestro mundo ya no es el nuestro. ¿Cómo explicároslo? Nuestro malestar ya no consiste en ese desgarro íntimo entre lo que soy y lo que puedo/quiero ser que vosotros llamabais alienación, sino en la dificultad para hacernos una vida y dotarla de una dimensión común. Todo tiende a la precariedad, a hacerse superfluo y volatilizarse, a la individualización y la banalidad. Por eso vuestro desafío no puede ser exactamente el nuestro. ¿Romper qué? Está todo muy roto por acá. En todo caso, romper para defender algo que estemos construyendo o para darle espacio... Sin otro mundo en el que hacer pie, nos preguntamos dónde plantarnos para decir NO.
Hay amigos que dicen que vuestro destino estaba cantado porque una política de la intensidad no se sostiene, nos agota, lo quema y devasta todo. Puede ser. Y sin embargo... no queremos otra. Pero ya no vamos a asociar la intensidad al gozo de lo excepcional, sino al esfuerzo permanente de construcción de sentido y vínculos en esta realidad estallada. Vosotros sabíais bien que una vida intensa pasa por una vida en conflicto. La diferencia tal vez es que nuestro enemigo se ha vuelto más abstracto y al mismo tiempo mucho más concreto: por un lado, esa disolución de todo que os mencionábamos y, por otro, nosotros mismos, nuestro miedo a cambiar, nuestro horror al vacío...
A menudo os echamos de menos. Envidiamos vuestra capacidad para tomaros la vida a la vez absolutamente en serio y completamente en broma. Nos gustaría hacernos más ligeros. Expulsar el miedo a equivocarnos. No ponérnoslo nunca fácil. Estar allí donde no se nos espera y emocionarnos con todo lo que hagamos. La izquierda sigue siendo esa cosa mortalmente aburrida que conocisteis, gobernable de tan previsible. Sin embargo, en los últimos años ha sucedido algo nuevo, rompedor e intenso en las calles, pero ¿sabéis qué? Lo ha protagonizado la gente normal y no politizada. No sé si lo entenderíais, pero al mismo tiempo ¡es muy yippie!
También hemos aprendido algunas cosas. Cuando necesitamos un héroe fabricamos uno virtual. Quizá nuestras fábulas no tienen la fuerza de vuestro ejemplo vivo, pero al menos no sacrificamos a nadie en la trituradora mediática. Ya estabais los dos muertos cuando apareció (allí en Amérika precisamente) un movimiento que dio vida a muchas de vuestras viejas astucias estratégicas. Los media lo llamaron movimiento antiglobalización. En él usamos vuestras herramientas, pero no nos fuimos a vivir en ellas, ¿entendéis la diferencia? Luego se vino todo abajo, se deshicieron muchas amistades y nos deprimimos bastante. Pero tampoco fue vuestra hecatombe. Quizá porque los tiempos han cambiado, quizá porque no pusimos toda la carne en el asador, quizá porque hemos aprendido a protegernos mejor. Ya nos parece oíros: «No pasa nada si uno no se atreve a volverse loco». Vale, pero el caso es que diez años más tarde de aquel movimiento aquí seguimos. Es más de lo que otros pueden decir, ¿eh, Jerry? Ya no anhelamos exactamente una vida política, sino que vida y política puedan contaminarse, interpelarse, enriquecerse mutuamente, pero sin llegar a fundirse.
No nos comparamos con vosotros, ni hacemos vuestro balance. No os juzgamos, ni os reprochamos nada. A ninguno de los dos. Solo nos apena una cosa: que sacrificaseis vuestra amistad en ese circo absurdo yippie vs yuppie. Una amistad que había sobrevivido hasta entonces a las rupturas políticas. ¿Merecía la pena? ¿No se llevó de nuevo el plano de la escena todo lo demás por delante? ¿Realmente es ahí donde se juega todo?
Aún tenemos mucho de qué hablar. Sigamos en
contacto.
Algunas referencias bibliográficas:
Jonah Raskin, For the hell of it:
the life and times of Abbie Hoffman, University of California
Press, 1996.
Jerry Rubin, Do it! (escenarios de
la revolución), Blackie Books, 2009 (reedición, 2013).
Jerry Rubin, We are everywhere,
Harper Colophon Books, 1971.
Jerry Rubin, Growing (up) at 37,
MW Books, 1976.
Larry Sloman, Steal this Dream.
Abbie Hoffman and the countercultural revolution in America,
Doubleday, 1998.
Abbie Hoffman, Woodstock Nation: a
talk-rock album, Random House, 1969.
Norman Mailer, Los ejércitos de la
noche, Anagrama, 2005.
Alice Gaillard, Diggers. Revolución
y contracultura en San Francisco (1966-1968), Pepitas de
Calabaza, 2010.
Allen Ginsberg, Spontaneus mind
(selected interviews: 1958-1996), Harper Collins Publishers,
2001.
Antonin Artaud, El teatro de la
crueldad, Edhasa, 1986.
Juan Gutiérrez, «La larga marcha de
la rebeldía a partir de mayo del 68»
(http://www.ustream.tv/recorded/355631).
Pierre Levy, Inteligencia colectiva:
por una antropología del ciberespacio, 2004, disponible en la
Red.
Judith Butler, Vida precaria. El
poder del duelo y la violencia, Paidós, 2006.
Sobre el concepto de «ficción»,
«Política literal y política literaria (sobre ficciones políticas
y 15-M)», Amador Fernández-Savater (se puede encontrar en la red,
en la página de eldiario.es)
4 comentarios:
Gracias por estos textos tan poderosos!
That's a really impressive new idea!
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Thank you so much for providing good quality information.
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