El pasado viernes 29 de julio se presentó en la librería ‘Tipos infames’ de Madrid la primera edición en castellano de una novela de Harry Crews, ‘Cuerpo’ (‘Body’), que ha corrido a cargo de la editorial Acuarela y Machado Libros.
Tras la presentación tendrán lugar las actuaciones de ‘Grupo Salvaje’ y ‘Los Widow Makers’ gratis para todos los asistentes.
Con una tirada de 2000 ejemplares, el responsable de la editorial independiente, Jesús Llorente, ha asegurado además que, de momento, cuentan con los derechos de The Gospel Singer, su primera novela, y esperan poder adquirir los de tres o cuatro novelas más. El interés de Llorente por el escritor llegó durante su estancia en EEUU hace unos años, cuando se interesó por el nombre de la banda musical femenina de Kim Gordon (Sonic Youth) que homenajeaba al autor. Cabe recordar que la editorial Acuarela va asociada al sello discográfico que lleva el mismo nombre. La relación entre música, literatura e incluso cine es inevitable. Javier Lucini consigue, además, trasladar al castellano con fortuna los difíciles usos lingüísticos tan “descriptivos” de los diálogos de los personajes.
Kiko Amat se lamentaba en su blog hace un tiempo de la falta de traducción al castellano de algunos autores que eran santo de su devoción. Harry Crews se encontraba entre ellos. El descubrimiento de esta valiente edición le ha hecho albergar esperanzas de la posible futura traducción de A Childhood, Car y The Gipsy’s curse, sus obras preferidas del autor. La devoción de este autor por la obra de Crews era previsible por la sutil influencia que un lector avezado puede percibir en las novelas de Amat. También, quizás, por la admiración que despierta el propio autor en sí mismo.
Harry, el ex marine norteamericano, aficionado al culturismo, a los deportes violentos, a las peleas y el descenso a los infiernos de la naturaleza humana más devastadora, autocrítica y suicida, no fue un best seller. Sin embargo, sí que cosechó críticas enormemente favorables y, por alguna razón, pese al atractivo que su trayectoria personal encierra, pese a sus apariciones televisivas, pese a las declaraciones de grandes personajes de todos los ámbitos artísticos reconociéndole como referente, se ha mantenido siempre en las filas de aquellos escritores independientes que uno descubre más tarde que temprano, más por casualidad que por causalidad.
Con Graham Greene y Truman Capote como referentes literarios y homólogos imposibles entre los de su generación “porque no se han manchado las manos de sangre”, aseguraba Crews, el de Georgia se mostraba en las entrevistas siempre correcto, pero también siempre escéptico e inevitablemente descreído dado su bagaje biográfico. Además de haber sido marine, pescador y cazador aficionado y haber perdido a un hijo menor de edad ahogado en la piscina de unos amigos, Harry comprende lo más sórdido de la naturaleza humana y lo acepta sin tapujos, no lo obvia ni utiliza con relamidos manierismos para beneficio novelístico. De hecho, podría afirmarse que su descripción de dichos usos y costumbres se lleva a cabo de manera conductista casi, sin valoraciones morales explícitas. Por tanto, es el propio lector el que asocia los rasgos excesivamente mundanos a sus retratos vitales sin intervención aparente. Las drogas y el alcohol, evidentemente, magnifican su discurso y lo distorsionan como el espejo cóncavo. El resultado final tiene moraleja. Pero es única para cada lector y es única para cada una de sus obras.
Con una obra suficientemente prolífica que arrancó con su primera novela en 1968 y la más reciente publicada en 2003 An American Family: The Baby with the Curious Markings, Harry continua viviendo en EEUU con un rostro surcado por el paso de los años y cicatrices de peleas, accidentes y otras vicisitudes propias de deambular por el mundo apreciables en su semblante.
Por eso, la decisión de la traducción de su obra por parte de la editorial Acuarela y la distribución a cargo de Machado libros es una buena noticia. Un verso de E. E. Cummings, “How do you like your blue eyed boy, Mr. Death”, adorna su brazo como una declaración de intenciones. También dijo en una de sus más recientes entrevistas para el New York Times “haz algo memorable, y si no puedes hacer algo digno de recordar, márchate a tu casa”. Harry lo consiguió. Las dos cosas.
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