Emmánuel Lizcano según Acacio Puig |
(comentarios de Emmánuel Lizcano en la entrevista incluida en Fuera de Lugar, de Amador Fernández-Savater)
«Cuando
se habla del tsunami provocado por el desplome de los fondos
monetarios, de la sequía crediticia o de la fuerza del huracán
financiero, se nos están presentando fenómenos propiamente
económicos como si fueran fuerzas desatadas de la naturaleza. El
primer efecto retórico consiste en anular toda responsabilidad por
la crisis. Nadie es responsable de los tsunamis o las sequías, luego
nadie es responsable de la crisis. Una vez construida así la
irresponsabilidad particular, queda el terreno abonado para
declararnos responsables a todos en general: ahora resulta que quien
no consuma lo suficiente, contribuye a ahondar la crisis. Un segundo
efecto es inyectar miedo y resignación ante lo que se construye como
inevitable y universal. Nadie puede escapar a las leyes de la
economía, del mismo modo en que nadie escapa a la ley de la
gravedad.
Luego
está, como bien apuntas, lo que estas metáforas impiden ver. Si los
fenómenos económicos son naturales, dado que naturaleza –como
madre– no hay más que una (la naturaleza), tampoco puede haber más
que una economía: la economía. Cualquier alternativa (ya sea en
términos de otros modelos económicos, ya en términos de
deseconomizar tantas facetas de la vida como nos han economizado:
capital humano, coste de la vida, etc.) no puede ser sino un dislate,
una quimera o ganas de hacer el ridículo. Como decía Vargas Llosa,
quien se oponga a las leyes de la economía, que se tire por la
ventana y verá si funciona o no la gravedad. Lo curioso es que si en
el novelista esa analogía trasluce ideología descarada, en el
bombardeo de metáforas como las anteriores por la prensa salmón es
el propio discurso de los expertos el que se revela intrínsecamente
ideológico. Si se leen los razonamientos económicos como argumentos
novelísticos o como poesía (aunque sea poesía de madera), tanta
«expertez» resulta un puro despropósito.
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