El endurecimiento policial de los Estados en los últimos años solamente prueba que las sociedades occidentales han perdido toda fuerza de agregación; no hacen más que gestionar su ineluctable descomposición. Es decir, esencialmente, impedir toda reagregación, pulverizar todo lo que emerge.
Todo lo que deserte.
Todo lo que rompa con lo establecido.
Pero poco importa. El estado de ruina interior de estas sociedades muestra un número creciente de grietas. El continuo reestablecimiento de las apariencias nada puede hacer al respecto: más allá se forman mundos. En okupaciones, comunas, grupúsculos, barrios que intentan escapar a la desolación capitalista. La mayoría de las veces estas tentativas abortan o mueren de autarquía, incapaces de establecer los contactos, las solidaridades apropiadas. Incapaces también de percibirse como parte activa en la guerra civil mundial.
Pero todas estas reagregaciones no son apenas nada comparadas con el deseo masivo, el deseo siempre pospuesto, de dejarlo todo. De partir.
En diez años, entre dos censos, cien mil personas han desaparecido en Gran Bretaña. Han cogido un camión, un billete, han tomado ácidos o se han ido al monte. Se han desafiliado. Han partido.
Nosotros habríamos deseado, en nuestra desafiliación, tener un lugar al que llegar, un partido que tomar, una dirección que seguir.
Muchos que parten se pierden.
Y no llegan jamás.
Nuestra estrategia es pues la siguiente: establecer aquí y ahora un conjunto de focos de deserción, de polos de secesión, de puntos de reunión. Para los que se fugan. Para los que parten. Un conjunto de lugares donde sustraerse al imperio de una civilización que camina hacia el precipicio.
Se trata de darse los medios, encontrar la escala en la que puedan resolverse una serie de cuestiones que, planteadas individualmente, nos sumen en la depresión. ¿Cómo deshacerse de las dependencias que nos debilitan? ¿Cómo organizarse para dejar de trabajar? ¿Cómo establecerse fuera de la toxicidad de las metrópolis sin, por otro lado, “irse al campo”? ¿Cómo detener las centrales nucleares? ¿Cómo hacer para no verse forzado a recurrir al triturador psiquiátrico cuando un amigo se vuelve loco, ni a los medicamentos burdos de la medicina mecanicista cuando se pone enfermo? ¿Cómo vivir juntos sin aplastarse mutuamente? ¿Cómo acoger la muerte de un camarada? ¿Cómo arruinar al imperio?
El llamamiento que precede a la insurrección que viene y otros textos radicales de la constelación TIQQUN-COMITÉ INVISIBLE
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