"Lo que está recuperando la cultura digital es un proceso creativo más abierto, que tiene mucho en común con esa cultura oral. Estamos asistiendo a un proceso en el que el contenido de los media se reescribe, se relee, se remezcla y circula continuamente. Por eso me interesa cada vez más cómo esa circulación del contenido representa un proceso colectivo por el cual el público ayuda a distinguir lo valioso y lo insignificante dentro del flujo infinito mediático que nos rodea a diario".
"Todo esto cortocircuita, ciertamente, esa concepción romántica del autor como genio solitario del que proviene toda creación. Puede que nos devuelva a esa vieja noción del autor como bardo, esto es, alguien que moviliza los recursos creativos de su comunidad. Cuando Homero recitaba la Odisea, no inventaba la guerra de Troya, ni los dioses griegos, ni siquiera muchos de los giros de sus versos. Él combinaba elementos que tomaba prestados de otros bardos frente a una audiencia específica en un momento determinado. Una noción de autor que me parece muy apropiada para la era digital, ya se trate de un narrador profesional que construye un mundo en el que captura la imaginación de su público o de un amateur que toma elementos de ese mundo y juega con ellos. En ambos casos, la historia no es algo que deba ser fijado, sino que pertenece a la cultura y cualquiera es libre de hacer con ese material lo que desee."
"¿Y cómo podría redefinir todo eso las leyes de copyright?
No podría hablar de la ley española, que no conozco lo suficiente. Pero la ley americana, que ha influido en la de otros muchos países, consagra algunos supuestos sobre la autoría. Básicamente, asume el supuesto de una autoría corporativa. Por mucho que se hable de los derechos morales de los autores, estos no tienen derechos morales, según el copyright americano. Sus historias son propiedad de las compañías que las producen y distribuyen, y son empujadas fuera del proceso generativo de la cultura al que me refería antes. La ley asume, por tanto, algo así como una alquimia en la que algo emerge de la nada, en un acto de prístina creación, y que todo uso de ese trabajo supone una degradación y un daño. Por lo demás, esa ley da por hecho también un mundo en el que la mayoría de nosotros somos meros consumidores y no productores de historias. Incluso cuando se refiere al "uso justo" por terceros, se refiere sobre todo al derecho de otros profesionales como críticos, académicos o periodistas, antes que al derecho del público a comentar esos productos culturales. El mundo que yo describo, por tanto, supone una reconceptualización total de esas leyes. Mientras, la Ley del Copyright actual nos lleva a una situación parecida a la que vivió Estados Unidos bajo la Ley Seca en la década de 1930."
Entrevista completaAquí nuestro amigo Guillermo Zapata entrevistó a Jenkins para La Dinamo
Ilustración: Para los que no lo recordéis, Ulises 31 era una serie de animación de principios de los 80 que trasladaba la historia de Ulises (Odiseo) al siglo XXXI.
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