(fragmento de un artículo de Thomas Frank en Harper's Magazine)
Hace tres años desde el comienzo oficial de la recesión y la marea de desempleo todavía sigue altísima. Los inversores han buscado refugio en terrenos más elevados. Al mercado de la vivienda, construido sobre arenas imaginarias, se lo tragó el mar.
A lo largo de este tiempo, he esperado que se produjera algún tipo de respuesta contundente al sufrimiento económico: una protesta popular por todo el país como la "Petition in boots" (una marcha de parados que en 1894 recorrió el camino entre Ohio y Washington DC para protestar contra el paro durante una de las mayores recesiones de la historia estadounidense); un movimiento de granjeros de Iowa que cortara el tráfico en las carreteras como ocurrió en 1932; o una caravana de tractores que sitiaran Washington como en 1979. Lo único que ha habido es una caravana bien distinta de gente acomodada con sillas de jardín y sombreros al estilo de la Guerra de la Independencia de EE.UU., protestando contra lo que consideran totalitarismo estatal.
En el caso de que te sacara de quicio el rescate de Wall Street —¿y a quién no?— y quisieras manifestar tu indignación, una de las pocas alternativas que has tenido era ondear la bandera de la serpiente (un símbolo del patriotismo y antiestatismo en EE.UU.). Podemos pensar lo que queramos del Tea Party, pero al menos se ha dejado ver. Han estado en el parque de tu ciudad cada dos semanas desde que comenzó la presidencia de Obama y no han tenido mucha competencia.
(Ilustración de Acacio Puig, del libro ¿Qué pasa con Kansas? de Thomas Frank)
Más textos sobre Tea Party y material de Thomas Frank:
El Antipapa toma té
Las lecciones desaprendidas de la crisis
Arrasa el Tea Party: ¿Qué pasa con EE.UU.? (fragmento)
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La ultraderecha ha robado el lenguaje a la izquierda (entrevista con Thomas Frank)
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