miércoles, 8 de diciembre de 2010

Julian Assange y George Orwell


“El lenguaje político fue creado para que las mentiras parezcan verdades y el asesinato sea aceptable…”

Publicado por Anamaría Ashwell en La Jornada de Oriente (artículo original)


En junio de 2010 la revista New Yorker publicó un extenso reportaje sobre Julian Assange y WikiLeaks (Raffi Khatchadourian: “Ningún Secreto: la misión de Julian Assange es lograr la transparencia total”). Los que lo leímos ni imaginamos entonces la subversión y conmoción planetaria que este muchacho, nacido en 1971 en la ciudad de Townsville en la costa noreste de Australia, provocaría sólo unos meses después. Assange en su portal WikiLeaks, como lo explica Khatchadourian, almacena millones de documentos enviados anónimamente desde más de 13 países (la cifra es mucho mayor hoy; estos datos son del mes de junio). Y mediante la asistencia de voluntarios ( una docena de ellos están ahora a sueldo en la medida que crecen las aportaciones económicas al portal) decodifican los documentos y los pasan por intensas revisiones y filtros editoriales: Assange tiene la ultima palabra sobre su difusión en la red (los documentos se reciben digitalmente codificados y son descifrados por Assange y sus colaboradores; después se limpian de huellas digitales que podrían identificar las fuentes y se someten a una política editorial que Assange nombra “política de minimización de daños” que , entre otras previsiones, los compromete a dar previo aviso a personas nombradas o señaladas en los documentos de próxima publicación). Khatchadourian tuvo la oportunidad de ser un observador participante durante el tiempo en que voluntarios de WikiLeaks, en Islandia, en mayo de 2010, prepararon la filtración en la red de un vídeo que el ejército norteamericano mantenía en celoso secreto; se trató de la filmación de un ataque militar, tomado desde un helicóptero Apache en 2007, cuando la tripulación del Octavo Regimiento de Caballería del ejército norteamericano, en Bagdad, mató en segundos, a una veintena de civiles, incluyendo a dos reporteros de Reuters y dejó heridos a dos niños cuyos padres murieron cuando detuvieron su camioneta, camino a la escuela de los niños, para brindar asistencia a los reporteros heridos. Reuters durante tres años infructuosamente intentó obtener esos videos (mediante el Freedom of Information Act) hasta que en el mes de abril, con otras 10 millones de personas, ellos vieron el video colgado en la red y en YouTube, con este epígrafe citando a G.Orwell, bajo la dirección de WikiLeaks.org. Assange escogió entonces a Islandia para preparar la divulgación de este video porque allí, un año atrás, él había colaborado con parlamentarios en la redacción y aprobación de una ley de libertad de expresión de alcances sin precedentes en el mundo. Entre ellos Assange reclutó o más bien encontró voluntarios y colaboradores así como la asistencia financiera de Ron Gonggrijp, un hacker y hombre de negocios, que no sólo les permitió rentar un local sino que asistió personalmente en el proceso de organizar la logística del proyecto. Se impusieron entonces un trabajo a contra reloj: descifrar y analizar el video en bruto, editarlo en una versión más corta y anunciarlo en una campaña mediática en una conferencia de prensa en Washington D.C. en el Club Nacional de Prensa el 7 de abril. Se aseguraron además que el vídeo una vez en la red no pudiera ser censurado: 27 servidores alrededor del mundo bajo cientos de dominios tendrían su contenido. Voluntarios subieron a la red cientos de sitios falsos para despistar; alistaron una red de abogados para defender a WikiLeaks en litigios; contactaron a Google para asegurarse que YouTube no pudiera retirar el vídeo y enviaron a dos personas a Bagdad en busca de las familias de los asesinados y de los dos niños que quedaron heridos: encontraron así más muertos de los reportados incluyendo a la esposa e hija de un retirado profesor de inglés y siete residentes de un edificio alcanzado por la artillería área. El sitio en la red para WikiLeaks se asentó desde entonces en Suecia con el proveedor PRQ que fue creado para resistir ataques cibernéticos y legales preservando a cualquier costo el anonimato de sus clientes. La ruta cibernética se dirigió desde allí hacia un servidor en Bélgica y de allí a un país no especificado en el reportaje pero con “leyes benéficas” (en la situación actual y ante la extrema situación persecutoria WikiLeaks ha tenido que hacer cambios en la localidad de sus servidores). Todos sus archivos se almacenan en computadoras finales donde “ingenieros excepcionalmente secretos” (que sólo se comunican en códigos y que ni siquiera han divulgado ni al mismo Assange el acceso a partes del sistema) dan protección al archivo. Estos “altos sacerdotes de WikiLeaks” cuidan y mantienen los archivos bajo una versión modificada del sistema Tor por lo cual en cualquier momento WikiLeaks puede alimentar cientos de miles de documentos en la red ocultando su archivo real. Después de la divulgación del video de 2007 (a la versión editada por WikiLeaks se le puso el título Asesinato colateral y fue exhibido junto al vídeo en bruto) los medios de comunicación internacionales finalmente tomaron nota y buscaron a Assange. AlJazeera, Times, MSNBC entre otras publicaciones entrevistaron a Assange y a Gonggrijp, pero algunas publicaciones también amortiguaron el impacto editorial del video por la reacción frontal que sintieron del gobierno norteamericano. A partir de esa experiencia se alimentó la desconfianza y la predisposición negativa de Assange y sus colaboradores con el periodismo convencional. Gonggrijp le dice tajante a Khatchadourian: “nosotros no somos periodistas”. Después, Assange y WikiLeaks, ya en posesión de una inmensa y en extremo sensible cantidad de documentos clasificados secretos por gobiernos alrededor del mundo, preparándose para divulgar documentos sobre la guerra en Irak y Afganistán (como sucedió), pasaron a trabajar de una manera casi paranoica y extremando la clandestinidad. Ya en 2008 un reporte clasificado secreto del Centro de Contra Inteligencia del Ejército Norteamericano que le fue filtrado a Assange había tachado a WikiLeaks –y a Assange en particular– como “una amenaza para el ejército de EEUU”. Assange respondió divulgando el documento en la red con el título: “La Contrainteligencia de EEUU planea destruir a WikiLeaks”. El proyecto subversivo (no encuentro otra palabra) de Assange y sus colaboradores; sin embargo, nunca tuvo sólo a EEUU como su blanco: WikiLeaks desde 2006 viene divulgando documentos sobre prisioneros en Guantánamo; ellos fueron los responsables de divulgar los e–mails de la Universidad de East Anglia que se conoció como “Climategate”; también los correos personales de Sarah Palin y documentos de banqueros británicos del Northern Rock Bank así como los reportes que el presidente Daniel arap Moi de Kenia había sustraído billones dólares de las arcas públicas.

Los datos biográficos de Assange, su particular relación con su madre (en la clandestinidad y entrevistada bajo nombre ficticio en el reportaje) dan cuenta de que Julian Assange es un personaje en todo sentido excepcional: nunca recibió una educación formal y antes de cumplir 14 años había vivido en 37 distintos lugares. A los ocho años sus padres se divorciaron y entre los 11 y 16 años vivió escabulléndose con su familia de un abusivo padrastro que pretendía la custodia de un pequeño medio hermano. Su educación provino de devorar miles de libros en las bibliotecas públicas (en el año 2006 estuvo estudiando Física en la Universidad de Melbourne) y de saber vivir siempre en movimiento y en la clandestinidad. A los 16 años recibió de su madre su primera computadora y con otros dos hackers creo Internacional Subversive (Subversivos Internacionales) bajo el juramento que no alterarían archivos, no se dañarían sistemas ni discos y solo se dedicarían a divulgar y compartir información de empresas hackeadas como Nortel. Assange tuvo un temprano matrimonio fallido y después una prolongada lucha por la custodia de su único hijo; lucha que sostuvo con el apoyo de su madre. En 1999 finalmente llegó a un acuerdo con su ex esposa y su madre cuenta a Khatchadourian que fue una batalla tan penosa e intensa que Julian, cuyo pelo era café oscuro, se tornó completamente blanco.

Este lector de Kafka, Koestler, Solzhenistzyn que nos presenta Khatchadourian en su reportaje en el New Yorker no lucha desde trincheras de izquierdas y derechas: Assange sostiene más bien que valores humanos esenciales han sido pervertidos por las jerarquías, por lo que él llama las “redes de patronales”. Él esta comprometido con divulgar información, el mejor instrumento de guerra entre dos adversarios desiguales que él dice son el individuo y las instituciones. Y de esta manera nivelar el campo de batalla en una guerra –que con nuestra ayuda– él y sus colaboradores piensan, se puede ganar en favor de la libertad, la transparencia, el amor y la compasión entre individuos.

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