“Con estos poemas sonoros queremos renunciar al lenguaje devastado y vuelto imposible por el periodismo. Deberíamos retirarnos a la alquimia más profunda de la palabra e, incluso, abandonar la palabra, reservando así a la poesía su dominio más sagrado. Deberíamos dejar de hacer poemas de segunda mano: deberíamos dejar de conformarnos con producir efectos poéticos por unos medios que no son, a fin de cuentas, más que ecos de inspiración o simplemente apaños subrepticiamente ofrecidos por una opulencia de valor mental e imaginativo”.
Raoul Hausmann en su Correo Dadá
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