miércoles, 13 de abril de 2011

Lawrence de Arabia: sobre la lucha contra el copyright


Sobre la lucha contra el copyright - 26 de julio, 2003

por Wu Ming 1

El siguiente texto fue escrito el 1 de julio de 2003 y apareció en Giap #8, cuarta serie, 07/15/2003. En las siguientes semanas la RIAA y una camarilla de republicanos han lanzado una nueva ofensiva contra la compartición de ficheros y la "piratería", quizás el bombardeo más violento hasta la fecha.

No obstante, creemos que la estrategia de "conmoción y pavor" de la industria discográfica está condenada al fracaso, por encima de las bajas que provoque a corto plazo. La guerra de guerrillas es la llave inglesa perpetua en la maquinaria de guerra corporativa, y la inteligencia colectiva está ya trabajando en plataformas de intercambio más seguras. La "piratería" es algo social, y está ya profundamente enraizada en los patrones de comportamiento contemporáneos. Los jefes del entretenimiento corporativo no lo entienden. Por supuesto que no: sus cerebros ya no funcionan; cuanto más se acercan a la papelera de la historia, más se intoxican por el hedor.

Lawrence de Arabia: sobre la lucha contra el copyright

Hace unos meses Stampa Alternativa publicó una nueva separata de su colección "Gli Euro" ["Los Euros", cada separata cuesta exactamente un euro, N. del T.]. Es un texto simple y ágil que Sir Thomas Edward Lawrence (1888-1935, más conocido como Lawrence de Arabia) escribió para la entrada "Guerrilla" de la decimocuarta edición de la Encyclopaedia Britannica (publicada por primera vez en 1929).

La explicación de Lawrence es a la vez precisa y pintoresca, y va al corazón de la teoría sobre la guerra irregular, partiendo del ejemplo de la revuelta árabe contra el imperio otomano (1916-1918), en la que Lawrence mismo tomó parte al instigarla y dirigirla como representante de Su Majestad de Inglaterra. Aventurero, héroe, mitómano, Lawrence relató aquella guerra en Los siete pilares de la sabiduría, una autobiografía monumental en la que, según algunos, se concedió a sí mismo no pocas licencias poéticas.

La separata de la que hablamos consta de 50 páginas escasas y es una síntesis teórica de esta biografía. En ella se explican los principios clave y se los hace perfectamente comprensibles. Sobre todo lo demás, nos interesa resaltar que el texto "La ciencia de la guerra de guerrillas" arroja nueva luz sobre las "guerras del copyright" actuales, que el colectivo Wu Ming ha estado siguiendo durante muchos meses en Giap y en el periódico L'Unità (todos estos artículos pueden ser encontrados aquí).

La que se está combatiendo contra un capitalismo parasitario y unas instituciones jurídicas obsoletas es una verdadera guerra de guerrillas, ya que reúne todos los requisitos identificados por Lawrence. Por este motivo la industria del entertainment no ha sido capaz hasta el momento de tomar las medidas que necesita. No han bastado redadas, leyes cada vez más represivas, iniciativas judiciales, terrorismo psicológico, quejas y demás: lo que el poder llama "piratería" es una práctica endémica e inextinguible. La "piratería" es al mismo tiempo la reapropiación por parte de los consumidores de segmentos del proceso productivo que fueron remotos e inaccesibles (como la grabación de CDs) y una revuelta contra los precios inflados, los beneficios inmoderados, la devaluación de la calidad de la oferta musical del mainstream y los impedimentos legales o tecnológicos de todo tipo contra la copia privada de CDs.

Tanto respecto a la estrategia como a las tácticas de la guerrilla, Lawrence identifica tres factores: el algébrico, el biológico y el psicológico. El primer factor no tiene en cuenta la "variable humana", ya que se refiere a la medida exacta del espacio que ha de ser ocupado y defendido, junto con la razón entre las características geográficas, el número de luchadores y la cantidad y calidad de las armas disponibles.

Se cuenta que fue durante el análisis de este primer factor cuando Lawrence tuvo su intuición más conocida: "Pero, y si los Árabes [en lugar de ser un ejército que ataca con las banderas desplegadas] hubieran sido como un campo magnético, algo invulnerable, impalpable, sin cabeza ni cola, elusivo como un gas? Los ejércitos eran como plantas, inmóviles en su totalidad, con fuertes raíces, nutridos a través de largos tallos hasta la cabeza. Los árabes podrían ser una especie de exhalación que se concentrara donde quisiera." (pág. 21).

El segundo factor trata por un lado de la intuición y de la imaginación ("Nueve décimos de las tácticas son irrefutables, y se enseñan en libros: pero el décimo restante, el décimo irracional, (...) pone a prueba a los generales", pág. 23), y por otro de la supervivencia: evitar el encuentro directo con el enemigo, limitarse a sabotear infraestructuras (puentes, raíles, ...) y las líneas de abastecimiento. Esto se justifica porque toda vida es preciosa: "los soldados del ejército árabe, siendo irregulares, no eran una unidad, sino individuos, y la pérdida de un individuo era como una piedra lanzada al agua, que provoca un pequeño y breve agujero, pero que forma círculos concéntricos que de dolor" (pág. 24).

El tercer factor tiene que ver con la moral de las tropas, los sentimientos y el humor de la población simpatizante y la guerra psicológica contra el enemigo. Lawrence usa una frase imaginativa y sugerente: "el ejército árabe era tan débil físicamente que no podía dejar sin usar el arma metafísica" (pág. 29).

Deteniéndose siempre en los detalles, Lawrence explica que el radio de acción es más importante que la fuerza en lo que respecta a la estrategia: es mejor estar desperdigado y lanzar muchos ataques pequeños que reunirse para llevar a cabo uno grande. Las tácticas de "muerde y huye" son más importantes que tratar de avanzar en el territorio enemigo. Es más, la heterogeneidad de los rangos y las acciones individuales deben ser incentivadas en lugar de evitadas: la diversidad obstaculiza las actividades de inteligencia del enemigo, y la acción individual resulta en la transformación de la tropa en "una feliz alianza de comandantes en jefe".

Considerando todas estas cosas, Lawrence resume que, para triunfar, la guerrilla debe contar con una base segura, tener enfrente a un enemigo externo poderoso pero incapaz de cubrir todo el territorio, tener en torno a sí una población amistosa o no hostil (basta un 2% de población activamente amistosa y un 98% de gente no hostil), y, en definitiva, ser rápida, ubícua e independiente de los canales de abastecimiento.

El enemigo contra el que combaten la industria del entertainment y los entes que administran el copyright satisface todos los requisitos anteriores.

1. Factor algébrico: la "piratería" es un enemigo "elusivo", se concentra dondequiera le convenga en cada momento (los usuarios de Napster se pasaron a otros sistemas peer-to-peer menos vulnerables por estar fuera de la jurisdicción de los EEUUA).

El "pirata" sabe cómo moverse a través de un territorio en perpetuo cambio (la Red), sabe leer el territorio como los guerreros Tuareg y los beduinos reconocen todos los signos ocultos donde los extranjeros sólo ven una extensión de arena vacía y batida por el viento. La incongruencia de la metáfora marítima con la alegoría desértica es sólo aparente: el mismo Lawrence compara las operaciones en el desierto a la guerra naval, "por la movilidad, la ubicuidad, la independencia de bases y comunicaciones" (pág. 33).

En el "desierto de los piratas", el radio de acción es más importante que la fuerza: la capilaridad y la ubicuidad de la práctica desorienta a la industria cultural. Gracias a las particulares características del peer-to-peer (descentralización, personalización de la oferta y del cambio), los "piratas" no son "unidad" sino individuos. El hecho de poder golpear juntos pese a luchar por separado, cada uno en su habitación (un ejército heterogéneo, una "alianza feliz de comandantes en jefe") no facilita el trabajo a quienes deben articular la represión.

2. Factor humano/biológico: precisamente porque los "piratas" se mueven en un paisaje marcado por la innovación que deben confiar en sus propias intuición e imaginación. Además, en esta extraña guerra el encuentro directo se ha hecho imposible. El sabotaje es más que suficiente.

3. Factor psicológico: por tratarse de una práctica claramente de masas, con millones de "compartidores" y billones de ficheros intercambiados, los "piratas" son como peces en el mar, mientras que las diversas policías postales son vistas como burdos pescadores furtivos. Se está produciendo un vasto y profundo cambio cultural: respecto a la fracción mínima enunciada por Lawrence (2%-98%), el hueco entre los rebeldes y la población no hostil es hoy mucho más pequeño. Además, el enemigo es percibido y descrito como una fuerza de ocupación que invade y valla las tierras comunes de la cultura. El enemigo es al cabo una fuerza extranjera, ya que es extranjera a la lógica de la Red. Esto facilita la guerra psicológica contra el enemigo (en las entrevistas, los oficiales de la Guarda di Finanza que dirigían el golpe del pasado mayo aparecían escépticos y casi tristes).

En cuanto a las arterias de abastecimiento independientes, lo que los rebeldes necesitan más imperiosamente es la información. Los "piratas" son autónomos porque reciben la información del mismo medio que emplean para sus incursiones: la Red. Están en curso múltiples intentos de cortar estas líneas de abastecimiento: la innovación tecnológica está siendo vigilada (cifrando u ocultando información necesaria para el "pirata") y los medios tradicionales están siendo usados como un altavoz al servicio de las proclamas anti-"piratería" de las discográficas. En el primer caso, la Red misma se dota en poco tiempo de las "llaves" necesarias para recuperar el acceso a la información (cómo copiar CDs anticopia etc.), en el segundo caso, también en la propia Red se genera la contrainformación que desmiente y ridiculiza los argumentos de las fuerzas ocupantes.

En un momento, Lawrence afirma que "la competición no es física sino moral" (pág. 30). De hecho, un gran número de "piratas" asignan a la batalla un valor ético inequívoco. Piensan que la naturaleza horizontal de la Red y su economía de lo gratis han de ser defendidas, y que la propiedad privada de la cultura popular es una contradicción de términos.

Lawrence temina el texto con una admonición que debería provocar un fuerte zumbido en las orejas corporativas de los Señores, y persuadirlos de que la represión no es la solución. Toda la legislación sobre copyright ha de ser radicalmente reformada. Las licencias abiertas de tipo "copyleft" han de ser adoptadas a todos los niveles. Los precios deben ser recortados. Los ríos de dinero han de ser desviados, para que ya no fluyan hacia los bolsillos de alguna superestrella y sean invertidos en incrementar la calidad y en mejores plataformas para las ventas on-line. Existen muchos experimentos funcionando ya: pensemos en Lawrence Lessig y el grupo Creative Commons, la red IP Justice etc. Los jefes deberían contactar estos grupos antes de que sea demasiado tarde.

He aquí la admonición final de Lawrence (pág. 43): "Una vez aseguradas movilidad, defensa (impidiendo al enemigo encontrar objetivos que atacar), tiempo y pensamiento (la idea de convertir cada sujeto en amistoso), la victoria estará con los insurgentes, porque los factores algebráicos son decisivos, y contra ellos nada puede la perfección de los medios y del espíritu".

[Traducido por José Luis Aznarte M.]


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