El consejero de Cultura de la provincia de Venecia, el ayer-neofascista-hoy-berlusconiano Speranzon, acogió la sugerencia de un colega de partido e intimará a las bibliotecas venecianas a: 1) quitar de las estanterías los libros de todos los autores que en el año 2004 firmaron una apelación donde se pedía la excarcelación de Cesare Battisti; 2) renunciar a la organización de iniciativas con tales escritores (son declarados “persona no grata”, dice)
El bibliotecario que no aceptara la orden “asume la responsabilidad”. ¿Se alude tal vez al congelamiento de fondos, a la pérdida de patrocinio de las iniciativas, al acoso laboral, a campañas de prensa hostiles?
La propuesta cuenta con el aplauso del COISP, un sindicato de policía. Así el bibliotecario se lo pensará dos veces, antes de enfrentarse con la administración local y las fuerzas del orden.
Una camarilla de “sinceros demócratas” ya se está moviendo para extender la cosa a toda la región véneta, y es probable que la iniciativa sea imitada más allá de los confines regionales.
(...)
Ahora, el mismo hecho de que uno pueda concebir algo por el estilo indica que el hundimiento itálico está tocando nuevas y nauseabundas bajezas. Ya estamos perforando el fondo de la Fosa de las Marianas, rodeados de peces ciegos y deformes, en busca de la oscuridad más oscura que pueda producirse en el universo. ¿Nos quedamos en el fondo de la fosa junto a estos tristes y miserables buceadores de la censura, o nos comprometemos a salir a la superficie?
Arriba está el sol, para quien quiera volver a verlo.
En la lista de proscripción estamos muchísimos: nosotros, Valerio Evangelisti, Massimo Carlotto, Pino Cacucci, Tiziano Scarpa, Nanni Balestrini, Daniel Pennac, Giuseppe Genna, Giorgio Agamben, Girolamo De Michele, Vauro, Lello Voce, Christian Raimo, Sandrone Dazieri, Loredana Lipperini, Marco Philopat, Gianfranco Manfredi, Laura Grimaldi, Antonio Moresco, Carla Benedetti, Stefano Tassinari y muchos más.
Quadruppani tiene razón: no se puede reaccionar con un encogimiento de hombros, decir “es solo una provocación”, recomendar la indiferencia “para no hacer publicidad a cierta gente”. A veces hay que actuar así, pero no siempre.
Claro, esto también es una provocación, pero sobre todo es otra cosa:
1) es una amenaza a toda una categoría de trabajadores (los bibliotecarios), que tendrían que aceptar un ultimátum autoritario y anticonstitucional o de otra forma lo pagarán caro.
2) es un acto orientado al aislamiento y la censura de escritores y artistas puesto que “son cómplices” del terrorismo. Un acto realizado por un representante provincial, una figura de poder que, agitando fantasmas para distraer la atención de otros problemas, apela a las reacciones viscerales del “pueblo”. Un acto que busca intimidar y “hacer entrar en la línea” a los que producen discurso público.
Como dijo el colega Tiziano Scarpa: «Así se vulnera la ciudadanía de un escritor, que está en la palabra y en sus obras».
(...) tenemos que reaccionar todos, no solo los escritores directamente implicados o los bibliotecarios directamente amenazados.
- Tienen que hacerse oír los ciudadanos, los lectores, los que frecuentan las bibliotecas.
- Tienen que hacerse oír los representantes, fuerzas políticas y asociaciones de Venecia y de los municipios relacionados.
- Tienen que intentar escribir sobre esto cualquiera que trabaje en el sector de la información o que tenga un blog o similares;
- Tiene que decir algo la Associazione Italiana Biblioteche (Asociación Italiana de Bibliotecas).
- Tienen que decir algo los sindicatos de los funcionarios públicos.
- Tiene que moverse la industria editorial, incluso en el terreno legal, con querellas y causas civiles, frente a un acto que les ocasiona daños materiales y morales.
- Se tendrían que enviar mails de protesta a los periódicos (no solo a los de Venecia), fijar octavillas y cartas abiertas en los tablones de anuncios de las bibliotecas y salas de lectura.
- Se tendrían que difundir y enlazar posts como este (al pie [de la version italiana] pondremos las novedades del tema y cualquier otro artículo, texto o vídeo que informe acerca de estos personajes, sobre sus intenciones liberticidas y sobre eventuales iniciativas de sus imitadores y amigos.
Algunos de los escritores que acabaron en lista negra (junto a otros que no acabaron allí pero son solidarios) están discutiendo, se están coordinando, están evaluando las acciones (incluso legales) a emprender. Pero si se mueven solo ellos, la censura va a pasar. La amenaza se dirige a todos: a quien escribe, a quienes leen, a quien le importa la variedad de puntos de vista en cualquier tema. Si subestimamos la iniciativa porque es estúpida, se crea un precedente. Una iniciativa es más peligrosa cuando más estúpida es. Como astutamente hace notar el blogger Mazzetta, se pretende afirmar el principio según el cual es perfectamente normal (...)
[Tenéis el post completo y mucha más información sobre lo que está sucediendo en Italia en este blog de la Wu Ming Foundation]
Qué peligro tienen estas situaciones, no es de extrañar la comparación con épocas pasadas. Menos que actualmente tenemos esta herramienta social que se llama internet y que puede resultar parable a lo imparable.
ResponderEliminarSaludos
Quien debería decir algo es el elector italiano, pero a este ya le va bien, nunca ha tenido claro lo que quería y siempre le ha atraído el modelo de fascismo casero.
ResponderEliminar¡Qué bueno es vivir en la eterna inmadurez!
Esto parece ya "Farenheit 451"...
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